Análisis de Pro Evolution Soccer 6 (PS2, PSP, PC)
La temporada 2006-2007 de la liga española ya lleva siete jornadas, la Champions League empieza a perfilar sus favoritos, e incluso el primer Real Madrid-Barcelona ya se ha jugado, con victoria blanca y las habituales repercusiones en los diarios durante días. Los aficionados al fútbol virtual ya cuentan desde hace semanas con el nuevo FIFA pero, más tarde de lo habitual, Pro Evolution Soccer 6 llega a PlayStation 2 en una nueva y esperada entrega, y más considerando que el juego original japonés, Winning Eleven 10, lleva desde abril en las tiendas para así aprovechar el tirón del mundial.
Esta nueva entrega es también la más multiplataforma hasta la fecha. Aparte de la versión PS2 que hoy nos ocupa, habrá versiones para PSP y PC, como el año pasado, y por primera vez para Xbox 360, una consola de nueva generación, y la portátil Nintendo DS de la compañía homónima. Esta versión PS2 sigue siendo, sin embargo, la principal, y la que más aficionados esperan y acabarán jugando.
A lo largo de los últimos años hemos asistido a la paulatina consagración de Pro Evolution Soccer como la saga de fútbol más vendida y laureada, hasta el punto de ser todo un fenómeno social entre los jóvenes adultos, una especie de "nuevo futbolín" para amenizar desde tardes aburridas hasta botellones. Entrega tras entrega Konami ha ido marcando el camino, manteniendo un gran nivel de simulación y ampliando poco a poco las posibilidades de juego gracias sobre todo a un espectacular aumento de las animaciones de los jugadores, especialmente a partir de Pro Evolution Soccer 3, que hoy en día permiten que cualquier tipo de toque o de movimiento pueda ser realizado por los jugadores.
Esta evolución jugable ha ido pareja a la mejora de los gráficos, y evidentemente se ha visto afectada a medida que el veterano equipo de Konami Tokyo ha ido alcanzando el techo técnico de la consola. En esta décima entrega, para la que Konami ha contado con menos tiempo de desarrollo que en las anteriores, este límite se hace más patente que nunca. El juego no cuenta con grandes innovaciones con respecto a la anterior entrega, pero sí con cambios que equilibran mejor su jugabilidad.
En el tema de las licencias, Pro Evolution Soccer sigue progresando poco a poco. En esta ocasión el juego está protagonizado tanto por Reebok en el caso de los balones, como por Canon en el caso de las repeticiones. Pero en lo que a jugar se refere, destaca la eliminación de la liga alemana, aparentemente por problemas de licencia, y la inclusión de la francesa, una de las ligas que más pujanza están alcanzando durante los últimos años gracias a equipos como Mónaco o Olympique de Lyon. Aunque no hay liga alemana, si está el Bayern de Munich, uno de esos equipos que no pueden faltar.
En el capítulo de las licencias, la liga inglesa pierde la del Chelsea, manteniendo la del Arsenal e incluyendo la del Manchester United. El resto cuenta con equipos reales. En cuanto a las selecciones, combinados como Argentina o España cuentan ahora con su equipacion oficial. Hay que decir también que los fichajes, al contrario de las anteriores entregas, están completamente al día, hasta el mismo día del cierre del mercado. Sin embargo, la valoración de los jugadores no refleja talentos que "eclosionaron" durante la pasada temporada, y sigue siendo bastante continuista con los jugadores que han pegado un bajón durante los últimos años, y escéptica con los que han experimentado una notable mejora.
En cuanto a las novedades jugables, quizás la más llamativa de todas, o al menos la que los jugadores que más horas pasaron con la quinta parte notarán al principio, es que ahora cuando cargamos a un jugador rival ya no es tan probable que nos piten falta. Éste fue uno de los mayores cambios de la quinta parte y al que más tardaron en adaptarse los jugadores, y ahora Konami ha dado una relativa marcha atrás y ya no será tan fácil que al cargar un poco contra un jugador nos sancionen, y esto se combina con un mejor sistema de detección de colisiones. También se han mejorado las entradas deslizantes, ahora son más efectivas si se hacen en el momento apropiado, aunque siguen causando una falta segura si se hacen mal. Pero lo bueno es que, aparte de que son más efectivas, tenemos ahora más posibilidades de salir con el balón controlado, en vez de que éste salga despedido casi siempre.
La inteligencia artificial también ha mejorado, y ahora los equipos son, por así decirlo, más móviles, intentando con más frecuencia cubrir los espacios dejados por un jugador que no está posición, y acercándose a recibir el balón en vez de la tradicional situación de que un jugador se quede esperando a recibir el balón parado, lo que solía resultar en que un rival cortase el pase. Los equipos se mueven ahora mejor como bloque –dependiendo evidentemente de la compenetración-, y eso se nota a la hora de contraatacar, pues no es tan difícil jugar de ese modo como en la anterior entrega. Sin embargo, a veces hay fallos de defensa un tanto inexplicables, como ocurre en el fútbol real, que dejarán "vendido" a nuestro equipo.
El comportamiento del balón también se ha mejorado o, mejor dicho, se han cambiado ciertas cosas. Los pases son ahora más alargados, menos bombeados, y los tiros más potentes pero también mas imprecisos en general; más que imprecisos, ahora tendremos que estar mejor colocados para lograr un buen disparo. También será importante taponar el balón usando el botón R2, para evitar que los rivales nos roben el balón; se ha eliminado el regate que se hacía con este mismo botón, que era un tanto irreal. Y otro impedimento para marcar gol son los porteros, que ahora son más hábiles que en el anterior juego, además de contar con un repertorio de animaciones mucho mayor. Aunque los porteros son más hábiles en general, los despejes de estos son más numerosos y más peligrosos para un posible tiro de rechace.
Otra novedad sutil, pero interesante, es la posibilidad de sacar rápido las faltas. En los anteriores juegos las faltas cortaban completamente el partido, no solo con una transición en la que todos los equipos se reposicionaban sobre el campo, sino además a veces con escenas cinemáticas que teníamos que saltar para no perder el ritmo del partido. Ahora, Konami ha incluido la opción de saque rápido de falta, en el mismo contexto en el que se ha producido, permitiendo que un contraataque no pueda ser tan fatalmente cortado por el rival o que simplemente no perdamos tiempo. Este saque de falta rápido no tiene mucha precisión, pues solamente podremos dirigirlo hacia una dirección, e incluso a veces podrá ser rápidamente interceptado por el rival.
La ley de la ventaja también cuenta con cambios. El icono, con el que se podía "jugar" en la anterior entrega (esperar a que desapareciese para robar de nuevo el balón al rival), ha desaparecido esta vez, haciendo de la ley de la ventaja ya no un añadido curioso sino un elemento perfectamente integrado en el juego, y sujeto al criterio, siempre desconocido para los jugadores, del árbitro. En esta ocasión no podremos hacer trucos de viejo zorro, sino limitarnos a jugar de forma normal y esperar que el árbitro ya no vaya a pitar la falta anterior; aunque, eso sí, las tarjetas de rigor sí que las sacará. Este detalle, junto con la menor incidencia de las faltas por carga, mejora el apartado de arbitraje con creces.
En el apartado gráfico Pro Evolution Soccer continúa su evolución, pero en esta ocasión es menor que nunca debido al ya comentado techo técnico de la consola de Sony. Hay un mayor número de animaciones y una manera más inteligente de aplicarlas –esto es más bien del apartado jugable-, y de nuevo hay jugadores que tienen su forma característica de moverse, léase Henry o Ronaldinho, algo que demuestra el mimo y la atención al detalle que Konami dedica a su juego de fútbol. Las expresiones faciales son ahora mejores que las del anterior juego, y las ralentizaciones algo menos frecuentes -¿llegará algún día en que no haya ninguna?-, mientras que los estadios, especialmente los nuevos –Santiago Bernabeu-, han mejorado su aspecto, aunque a costa de que la calidad del público baje.
El apartado sonoro sigue la línea de los títulos anteriores, con unos efectos de sonido para el juego en sí correctos, una banda sonora de acompañamiento para los diferentes menús del juego pegadiza, pero repetitiva, y comentarios al castellano que, aún siendo bastante acertados, no logran la variedad ni el "punch" de los que suenan en FIFA. Las comparaciones son odiosas, y la ambientación de los estadios de Pro Evolution Soccer sigue sin poder medirse, ni de lejos, con la del FIFA.
Pro Evolution Soccer 6 es un gran juego de fútbol y, aunque los cambios de esta entrega sean inferiores a los introducidos en las anteriores, solo hay que jugar primero a PES6 y luego a PES5 para darnos cuenta de que estamos ante un juego mejor; más equilibrado en sus facetas, más pulido en muchos pequeños detalles, y con unas pocas y acertadas novedades. El nivel de dificultad en general ha subido un poco y los más veteranos lo notarán al principio, pues ahora la inteligencia artificial (no de comportamiento de los jugadores, sino de iniciativa de la CPU a la hora de jugar) es algo mejor, y no tan previsible. Con un modo online para hasta ocho jugadores y algunas mejoras en la Master Liga, sigue siendo una compra obligada para los amantes del fútbol –quizás los que ya tengan el 5 quieran esperar a la nueva generación-, y esperamos que la nueva generación signifique grandes progresos en todos los aspectos.