Análisis de Looney Tunes: De Nuevo en Acción (PS2, Game Boy Advance, GameCube)
Si empezara a nombrar a todos y cada uno de los personajes creados por la vertiginosa mente de Chuck Jones, casi acabaría el artículo y me ahorraría el trabajo en estos días navideños en los que tan perezosos nos volvemos. No es la primera vez que éstos protagonizan un título, ni mucho menos, y de hecho su historial no es precisamente corto. Hasta el punto de que determinados personajes han llegado a protagonizar su propio juego, algunos incluso varios títulos. Es el momento de recordar viejos títulos como Bugs Bunny Crazy Castle (Game Boy), Road Runner Desert Demolition (SNES, Mega Drive), Speedy Gonzalez (Game Boy), Taz in Escape from Mars (SNES, Mega Drive) o el más reciente, Looney Tunes Collector (Game Boy Color), el cual obtuvo a base de su siempre relativo éxito a raíz de imitación pokémoniana (¡toma ya!) una continuación con el más discreto Marvin Vengance. Pero como buen aficionado que siempre he sido a estos dibujos animados, me alegra especialmente el, por fin, poder hacerle justicia al que fue uno de mis juegos favoritos cuando era un crío. Hablo de un gran plataformas 2D, Looney Tunes, para Game Boy. No podría mentar títulos sobre estos carismáticos personajes sin hacerle especial mención, y todos los que lo hayan probado sabrán muy bien por qué: un plataformas completo, divertido, y sobre todo variadísimo como pocos, muy pocos, pueden presumir de serlo. Una lástima que el gran público no sepa de él.
Pero dejemos el pasado a un lado, porque el título que hoy nos ocupa es lo que prima. Hace unos años, las salas de cine se colapsaban con el estreno de Space Jam, aquella película a caballo entre humanos y dibujos animados, al estilo de Mary Poppins y Roger Rabbit, y con Michael Jordan y Bugs Bunny como grandes protagonistas. El filme del que hablo no suponía precisamente un gran exponente del séptimo arte, pero supo cautivar a propios y extraños a base de sus peculiares características; ver a estrellas de la más alta elite del baloncesto junto con los Looney Tunes era una idea demasiado jugosa como para dejar de verla.
Así, consiguió recaudar grandes sumas en taquilla (especialmente en USA, lógicamente) y consolidar al célebre baloncestista que la protagonizó como el más pésimo de los actores. Cada cual a lo suyo. Ahora, años después -y unos cuantos, además-, se ha estrenado en cines no hace mucho Looney Tunes: De nuevo en Acción, de la cual cautelosamente no voy a decir nada, no vaya a ser que nos acuse de revienta taquillas, y no es plan. Además, a ser sincero, no hemos ido a verla, solo hemos jugado al juego, que es lo que nos toca... por desgracia, en este caso.
Y sobre esta película recientemente estrenada se basa el juego sobre el que hoy tratamos. Ya estamos acostumbrados al tan común caso de "compañía poseedora de licencia de nombre que vende y la explota con producto de baja calidad". ¿Ejemplos? Mejor no, que además tengo que madrugar y estar aquí contando titulillos de bajo calibre no sería más recomendable. Contemplando la introducción, un vídeo de estricta calidad pero que nos muestra a unos Bugs Bunny y Pato Lucas muy bien representados, tal cual una película de éstos estuvieras viendo, se nos cuenta el comienzo de lo que va a ser un guión más simple que una cuenta de sumar de las de Primero de EGB: el argumento va a girar en torno de un preciado diamante, el llamado Diamante del Mono Azul, el cual el villano de turno (el típico factoría Acme) va a perseguir por todos los medios para hacerse con él mientras que los míticos conejo y pato intentan hacer todo lo posible para echarle abajo el plan. De éstos haremos manejo nosotros durante el juego, en lo que, ya os imaginaréis, va a ser un desarrollo de lo más simple y pensado para los más pequeños de la casa. Sin complicaciones. Casi sin nada, aunque no quería decirlo tan abiertamente cuando comencé el análisis.
Para empezar a jugar, puedes elegir entre dos modos distintos de juego: Aventura (el juego en sí) y Persecución, una entretenidísima alternativa cuyo protagonismo tienen mis queridísimos Correcaminos y Wile E. Coyote, y que, que queréis que os diga, casi llega a divertir más que el propio juego. Pero sin el casi. En este particular modo de juego manejarás a éste último desgraciado por naturaleza (así lo quiso su creador) montado en uno de sus célebres artilugios, un cohete a propulsión, siempre marca Acme, claro. A sus lomos tendrás que perseguir y dar caza al ave más veloz del desierto, en un largo trayecto en plena carretera del desierto. Atrapar al escurridizo y siempre carismático Correcaminos (que siempre fue mi personaje favorito, puede que sea por eso el que aún no he logrado alcanzarlo) no será nada fácil, pues la carrera empieza a unos escasos 0.90 km./hora, pero a medida que avancemos esquivando los variados vehículos que circulen por la carretera nuestra velocidad irá aumentando progresivamente, acercándonos a nuestra presa a medida que aumentan los kilómetros; pero claro, a mayor velocidad vayas más rápido pasarán los vehículos por la pantalla y, lógicamente, más te costará el esquivarlos. Todo un pique, asegurado.
Luego, cuando dejes esto de lado (al menos yo empecé por ahí, acertadamente), podrás ¿disfrutar? el ya el modo Aventura, en el que como hemos comentado controlarás a Bugs Bunny y el Pato Lucas, en principio por separado pero luego de forma alterna. Si tu espíritu juvenil aún prevalece en ti igual te echas alguna que otra carcajada escuchándolos cuando quieras cambiar el control de uno al otro y se exculpen de no poder acudir. El caso es que aquí, en lo que es la aventura en sí, todo es muy fácil, al acceso de todo el mundo (lógico). Empezando por el sencillo control de los personajes, y siguiendo por la simplicidad de los objetivos que tendrás que completar durante el trayecto de la aventura. Todo es muy "Looney" y está lleno de guiños a los capítulos de estos inolvidables personajes, por lo que los fanáticos de los míticos dibujos se sentirán muy cómodos (en su silla, no con el juego). La posibilidad de movimientos es bastante amplia: golpe y salto. Aunque eso sí, tenemos otras posibilidades, como la de excavar con Bugs Bunny o las posibilidades que nos proporcionará el poder disfrazarnos: podemos, por ejemplo, hacernos con el disfraz de hawaiana y marear a los enemigos con nuestra tropical danza.
Por lo demás, lo típico en los plataformas de corte mediocre: coger monedas, romper cajas, saltar, romper cajas, saltar y recoger monedas. No hay mucho más que decir, lamentablemente, pero siempre hay que tener en cuenta el público mayoritario de este tipo de juegos, que ciertamente no buscarán muchos más elementos de diversión que éstos, y más si están acompañados por una dificultad excesivamente baja en todo momento, tanto en los inofensivos enemigos como en la facilidad de la búsqueda de lo que tengas que buscar, que primará en todo momento, como era demasiado previsible. La aparición continua de conocidos personajes de la casa como Porky o Speedy González, muy bien representados igualmente, puede suponer pequeñísimo añadido para los que decidan hacerse con el juego. Su presencia haciendo gala de sus típicos gestos y sus voces disimularan un poco la carencia de otros detalles importantes en lo que a la jugabilidad del producto respecta.
El nivel técnico es muy flojo, para no desentonar con el conjunto. De esta forma, a veces dudaremos si de verdad estamos jugando a nuestra PS2 o a nuestra vieja PSX, la cual podría soportar sin demasiados problemas el juego que hoy tratamos. Aún así, el entorno está muy bien conseguido y los diseños son clavados a los dibujos de la tele, por lo que, una vez más, los fans se sentirán como en casa, sentados en su silla. Los elementos de la pantalla son discretos en cantidad y calidad, y los escenarios muestran una carencia de detalle bastante importante, agudizando más si cabe una sensación de vacío constante. Quizá lo mejor en este aspecto sean los personajes, muy logrados en cuanto a diseño y animaciones, que no alcanzan grandes niveles pero sí son bastante correctas. El número de polígonos en pantalla y la calidad de las texturas son igualmente muy deficientes. Por ello, el juego suele transcurrir con suavidad y sin ningún tipo de trompicón, que ya sería lo que faltaba.
La música es de lo más pasable del juego, especialmente por el magnífico doblaje -y al castellano- que se ha llevado a cabo para la ocasión. Las voces de los personajes son exactamente las mismas que oirás en sus versiones cinematográficas; esto, unido al hecho de que los mismos serán de lo más locuaces en todo momento, hará que disfrutemos de un doblaje de sobresaliente de forma casi ininterrumpida. Las melodías, por el contrario, son irritablemente insulsas y simples, lo que hace bajar muchos enteros a un apartado musical con un buen doblaje. Los efectos FX acompañan bien.
Concluyendo, Looney Tunes: De nuevo en Acción es, ni más ni menos, todo lo que podíamos esperar de él; un juego mediocre pensado para tres tipos de público: los más pequeños de la casa (en lo que podríamos haber valorado al título como un buen regalo para estas ya pasadas fiestas, dicho sea de paso), para los que busquen plataformas simples (muy simples, remarco) y, especialmente, los aficionados a los personajes que protagonizan el juego. Eso sí, todo el que vaya a hacerse con el susodicho ha de cumplir un requisito común: ser poco exigente, o dicho en claro, no ser nada exigente. Porque su desarrollo es simple, porque no cuenta con incentivos que logren sacarlo de esa simplicidad más que el acto de presencia de los famosos personajes de la Warner, porque los gráficos son de juego de 32 bits y porque, aunque cuenta con un gran doblaje al castellano, la música es insoportable. Sigamos esperando un juego digno de Bugs Bunny y compañía, y que no decaiga.