Análisis de King Kong (PS2, PSP, NDS, Game Boy Advance, Xbox, GameCube, PC)

Los juegos basados en películas siempre han tenido una merecida mala fama, siendo la mayoría de ellos mediocres, genéricos y poco innovadores, descaradamente aprovechando el filón del marketing para vender un producto realizado a toda velocidad. Hay pocas excepciones que confirmen la regla, por suerte cada vez más, como los de Spider-Man, Harry Potter o El Señor de los Anillos, aunque aparentemente estos últimos no satisficieron demasiado al oscarizado Peter Jackson, director de las películas.

Quizás por esta razón Peter Jackson decidió elegir él mismo, y no los directivos, a la compañía que haría la adaptación de su próxima y ambiciosa película, un remake de King Kong, y el director señaló con el dedo no a Ubisoft, sino a Michel Ancel, diseñador estrella de la compañía, responsable de Rayman y Beyond Good & Evil, del que Jackson es confeso fan –y una de las pocas personas que lo compraron-. El resultado de esta colaboración de dos años es un muy buen juego, por una parte un competente y original juego de acción en primera persona –decir shooter quizás sería decir demasiado- combinado con la acción en tercera persona.

Esta nueva historia de King Kong es ligeramente diferente a la que siempre nos han contado, y se centra mucho más en Skull Island, la isla donde el equipo de rodaje va a grabar su película, y se encuentra con el gigantesco gorila. En esta producción la isla está también llena de dinosaurios, algunos mayores que otros, y otras criaturas extrañas pero por norma general gigantesca. También hay agresivos humanos –o homínidos, al menos-, pero sobre todo, está ese gigantesco y carismático gorila llamado Kong que, y ahora viene lo mejor, podremos controlar.

Y controlar a Kong es divertidísimo, porque estamos acostumbrados a ver cómo los humanos tienen que huir de los dinosaurios, especialmente del temible Tiranosaurio Rex, pero no a ser nosotros los que acabamos con ellos con brutalidad. Y eso es algo que a nivel de especie reconforta. Con Kong nos moveremos por la jungla, usando las habilidades de Ann (la chica, apresada por Kong) para abrir puzzles y, sobre todo, acabando con todo tipo de enemigos de mayor o menor tamaño o número usando golpes que recuerdan a un yo contra el barrio, e incluso "movimientos de finalización" absolutamente impactantes y brutales.

Por desgracia, esta parte, la mejor del juego, ocupa solo un cuarto de éste, y en la gran mayoría de la aventura controlaremos a Jack, el guionista (interpretado por Adrien Brody), que irá acompañado en ocasiones –en la gran mayoría- por personajes como la actriz Ann –hasta que esta es secuestrada-, el explorador Hayes (muy bien doblado, por el mismo actor que doblo a Schwarzenegger en Depredador) y Jack Driscoll, el director de la película, interpretado por Jack Black, que presta su físico y su voz –aunque en el doblaje al castellano se pierde parte de la gracia- al juego.

La parte de Jack es en primera persona, y ésta destaca por la ausencia de indicadores en pantalla y por la absoluta simplicidad en el control. Apenas usaremos tres o cuatro botones, y los dos sticks, para controlar a Jack, ganando inmersividad el juego por la ausencia de indicadores en pantalla. No hay "vida", propiamente dicha, sino que la pantalla se volverá roja y temblorosa cuando nos impacten, hasta que pase un tiempo, durante el cual moriremos al siguiente golpe. Tampoco se nos indica cuánta munición tenemos, sino que lo sabremos al recargar, y al pulsar un botón.

La experiencia en primera persona es tremendamente original y muy alejada de lo convencional, de ahí nuestra reticencia a llamarlo shooter. Es más bien un juego de exploración y supervivencia, tendremos que avanzar por la isla sobreviviendo a marchas forzadas a los ataques de las numerosas y peligrosas criaturas que intentarán darse un tentempié con nuestra humana carne. Para hacerles frente tendremos armas de fuego, que nos darán nuestros compañeros, o bien que encontraremos por la isla –lanzadas en paracaídas-, pero la munición de las armas escasea, por decir un eufemismo. Por lo tanto, tendremos que defendernos en la mayoría de las ocasiones –de hecho es lo recomendable, ya que no gastaremos munición- con lo que encontremos en el escenario, mayoritariamente huesos de bestias muertas y lanzas fabricadas por la tribu que vive en la isla y convenientemente puestas en cada uno de los escenarios.

El manejo de las armas de fuego es muy sencillo y éstas son pocas pero variadas, desde pistolas hasta escopetas, pasando por rifles de francotirador y una ametralladora. Apuntar es bastante fácil, y no hay punto de mira, pero siempre y cuando apuntemos más o menos al enemigo, le impactaremos. Esto hace la jugabilidad más fácil, y compensa lo desesperado de las situaciones. Porque los monstruos a los que nos enfrentaremos –gusanos gigantes, pequeños dinosaurios, murciélagos gigantes, escorpiones gigantes- son numerosos, saben rodearnos y atacarnos por sorpresa, y en el momento en el que nos impacten, con la pantalla roja y oyendo el latido del corazón del protagonista, es justo que no sea difícil apuntar y que tan solo pulsando un botón –siempre y cuando tengamos munición- podamos salvar nuestra vida.

Ante la escasez de munición, las armas blancas toman protagonismo, y durante el juego no habrá momento donde no estemos armados con una lanza o un hueso afilado. Estas armas pueden usarse como cuerpo a cuerpo, desgastándose poco a poco y haciendo, honestamente, poco daño, pero la forma más adecuada de usarlas es arrojándolas –para lo cual tendremos un botón de apuntar, el mismo que hace que saquemos la pistola-, de este modo mataremos a la primera a la mayoría de los enemigos "pequeños". Y además, podremos recogerlas luego y volverlas a usar. En ocasiones las situaciones serán tan desesperadas que daremos gracias a Dios por justo toparnos con un montón de huesos cuando estamos huyendo de un gigantesco reptil, y así poder darle un par de golpes que lo alejen para poder luego lanzarle el hueso y atravesarlo por la mitad. Es un planteamiento muy original, menos orientado a la acción explosiva y más a la rapidez de reacción y desesperación, que hace al juego muy divertido y lo aleja de lo que estamos habituados a ver en el género.

Además de la acción a la desesperada, también nos encontraremos con puzzles sencillos, tales como encontrar una pieza para hacer mover el torno que abre una puerta, apartar a unas arañas de un pasadizo usando un cebo o quemar unas malezas, o una combinación de todas estas cosas, de forma que el juego varía un poco, pero tampoco nos estruja los sesos. En la aventura estaremos con frecuencia acompañados de personajes que nos pondrán las cosas más fáciles, ya sea luchando contra los enemigos o indicando el camino mediante la vieja pero eficaz técnica de andar por delante de nosotros.

A nivel gráfico, King Kong es bastante bueno, si bien se echa en falta algo más de variedad en las texturas. Los monstruos están decentemente realizados, más cercanos al realismo –en el caso de que fuesen reales- que a la exageración y, naturalmente, destaca King Kong por encima de todo –bueno, y también el Tiranosaurio-, ambos contando con un sensacional modelado y animación. Los escenarios están muy bien realizados, con gran ambientación, aunque como ya hemos dichos peca de unas texturas algo repetitivas, y los efectos como el fuego o la niebla volumétrica están bien conseguidos. El juego se mueve con gran fluidez.

Las diferencias entre las diferentes versiones son las de esperar, siendo las de consolas parejas con una ligera ventaja en el caso de la Xbox, y la de PC bastante superior a ellas. La de Xbox 360, como es de esperar, se lleva la palma, con un nivel de detalle muy superior a las de las otras consolas. Sin embargo no es un salto cualitativo, no el que se espera de una nueva generación, y se pone en evidencia que si el desarrollo multiplataforma impide aprovechar las cualidades de una máquina, cuando traspasa generaciones, mucho más. Es decir, gráficamente es alucinante en Xbox 360, pero inferior a los otros juegos de la máquina.

El sonido juega un papel muy importante en King Kong, y la isla Calavera cuenta con una asombrosa ambientación, con desconcertantes sonidos, y el juego con unos FX muy competentes, donde destacan, sobre todo, los latidos del corazón de Jack y su respiración entrecortada cuando está rodeado de peligros o lleva mucho tiempo andando. La música es buena, muy de estilo aventurera, y el doblaje sublime, aunque se pierde gran parte de la gracia de Jack Black, un actor que basa gran parte de su humor en su forma de hablar.

En conclusión estamos ante un muy buen juego basado en una película muy prometedora que se estrenará próximamente. King Kong posee grandes virtudes y es sin lugar a dudas uno de los mejores juegos basados en películas que se han hecho, con jugabilidad innovadora, divertida y variada... ¿cuál es, entonces, el problema? Su corta duración. Pese a incentivos como modos de juego extra, en menos de ocho horas acabaremos con el juego, que además, otro defecto, no incluye demasiada narrativa de la película para no estropear la historia. Una compra recomendada en función de la afición al gran gorila, pero sin duda un alquiler obligado para todo jugón que se precie.