Análisis de Eve of Extinction (PS2)

Estamos en un futuro no demasiado lejano pero ciertamente improbable, y una organización enorme llamada Wisdom planea, previsiblemente, dominar el mundo. Sin embargo, en vez de intentarlo por el camino de la legalidad mediante la fabricación de sistemas operativos, esta gigantesca corporación ha desarrollado un nuevo tipo de arma basadas en un raro metal qué tratado convenientemente y fusionado con el sistema nervioso humano adquiere resultados ciertamente destructivos. El arma más avanzada de este tipo es el Legado, y el último modelo de éste es el llamado E.O.E. (Eve of Extinction). Josh Calloway y Eliel Evergrand, empleados de Wisdom y también pareja, descubren las verdaderas intenciones de la corporación pero son capturados. Wisdom extraé el alma de Eliel para crear el E.O.E., y Josh, por su parte, se convierte en un conejillo de indias para la compañía. Pero fruto de la casualidad, un accidente propicia que Josh sea liberado y que vuelva a encontrarse con su novia, ahora convertida en artefacto militar. Con el objetivo de devolver a Eliel a su cuerpo, Josh inicia una cruzada contra Wisdom armado con el E.O.E., y ayudado por el espíritu de Eliel, que ahora reside en el arma que lleva en sus manos.

Este es el argumento de este juego de acción de Yukes y Eidos, anunciado a mediados de 2001 y que ahora llega a las tiendas. Una mezcla de secuencias cinemáticas y textos en pantalla nos contará la historia, que se irá desvelando ante nuestros ojos y que cuenta con varios rivales y personajes secundarios, y un villano carismático con acento extranjero.

Eve of Extinction es esencialmente un juego de acción, con cierto elemento de exploración, plataformas e incluso de RPG, pero que simplemente hacen más variada la jugabilidad y añaden un motivo para hacer los niveles más enrevesados. Con un sistema de juego "yo contra el barrio", manejaremos una serie de armas diferentes, cada una con sus ventajas y desventajas y todas ellas sobrenaturales y producidas por el poder del Legado.

Curiosamente, todas ellas parecen sacadas del Soul Calibur. Cada arma tiene tres características: La velocidad, el alcance y el daño, y todas ellas tienen los mismos "puntos". Dependiendo de la situación, tendremos que ver qué arma nos dará mejor resultados. Hay algunas armas tremendamente dañinas, como el gran hacha, y otras que apenas hacen daño pero que por su velocidad resultan muy efectivas, como por ejemplo las garras.

Comenzaremos con dos armas (la espada y el bastón), y sólo con una –la espada- cargada y capaz de realizar el ataque especial, que se realiza pulsando el mando analógico derecho, y moviéndolo para realizar una figura; este ataque especial en ocasiones será ofensivo y en otras defensivo, pero muchas veces será necesario para superar un obstáculo. Para cargar un arma necesitaremos encontrar en el nivel las llamadas semillas telúricas; hacen falta dos por cada arma, y para llegar hasta ellas usualmente tendremos que pasar por un tramite de exploración y de plataformas. Cada arma tiene también un movimiento especial, resultando especialmente útiles el del bastón –un salto más alto de lo normal que nos cansaremos de utilizar- y el de la espada serpiente. A veces, para superar los desafíos de plataformas, tendremos que combinar ambos.

Otro elemento importante de las armas es que tendremos "experiencia" en cada una de ellas, como si se tratase de un RPG, y una vez lleguemos al 100% subirán de nivel. El aumento de nivel casi siempre significa un golpe más en el combo de uno de los dos ataques (en el nivel 1 tendremos un solo golpe, en el 2 tendremos dos y así sucesivamente...), y un ligero incremento del daño que hacemos con el arma. Cada arma tiene dos ataques, el vertical y el horizontal –aunque esto puede variar-, y podremos combinarlos (aunque no demasiado), pero lo más efectivo es combinar varias armas en un combo, resultando el último golpe demoledor. Sin embargo, este tipo de combos resultan especialmente liosos al tener que cambiar de arma durante la ejecución.

La estructura de la mayor parte del juego consiste en recorrer el nivel hasta llegar a un obstáculo, buscar la llave o el interruptor de turno para superarlo. Llegará un momento en el que no podremos pasar sin realizar el ataque especial de la última arma que hayamos conseguido, y tendremos que buscar las semillas telúricas, cosa que usualmente implica saltar de plataforma en plataforma con un estilo similar al de Tomb Raider. Una vez tengamos las semillas, superaremos el obstáculo e inmediatamente nos enfrentaremos al jefe final de esa fase, que tendrá, como no podía ser de otra manera, sus mortíferos ataques especiales. Cuando lo venzamos nos haremos con su legado, pasaremos de fase y vuelta a empezar. Este desarrollo, además de ser muy lineal, resulta también monótono. El escaso elemento de exploración se simplifica muchísimo gracias a la ayuda de nuestro legado (y novia), y el componente de plataformas resulta demasiado tedioso en ocasiones, pues muchas veces tendremos que saltar con el bastón, cambiar a "sin arma" en el aire y agarrarnos al bordillo. Por suerte, podremos configurar la disposición de las armas para que el bastón quede al lado de la opción "sin arma".

La duración del juego es corta, y sólo recorreremos 5 o 6 niveles. Una cosa que he podido notar es que los primeros niveles tienen mucho mejor diseño que los posteriores. Mientras que en las fases 1 y 2 habrá varios caminos para llegar al final, en el resto de niveles el desarrollo es completamente lineal. También en las luchas contra los jefes finales ocurre esto: Mientras que las 2 o 3 primeras tienen "miga", el resto consistirán en esquivar los ataques del enemigo y atacar nosotros en el momento preciso. Sin embargo, aunque la primera partida sólo nos llevará cinco horas, E.O.E. tiene una buena rejugabilidad; en la segunda partida tendremos extras, las armas con el nivel que alcanzamos antes y además hay unas cartas de bonificación en cada nivel que nos abrirán minijuegos en el menú principal, como un survival en el que nos irán saliendo enemigos constantemente, o batallas con límite de tiempo.

A nivel gráfico Eve of Extinction no es una maravilla, pero lo que hay que está bien hecho. El motor gráfico funciona bien y no se aprecian bajones de framerate ni ningún otro fallo llamativo, dando fe de que aunque no han logrado hacer virguerías, los chicos de Yukes saben manejar correctamente la PS2. Los personajes destacan por su gran tamaño, y la animación de Josh es muy completa, destacando las del manejo de las armas. En cuanto a los enemigos, aunque no hay demasiada variedad y no son la panacea del diseño inteligente, también poseen una buena animación y aspecto gráfico en general.

Hablando de los escenarios, los primeros, especialmente el de Chinatown, resultan mucho más vistosos y meritorios que los siguientes. Las texturas están a un buen nivel y hay bastante variedad, especialmente al inicio del juego, para luego, en los siguientes niveles, resultar algo peores. Los efectos especiales no abundan, pero los que hay son buenos. Finalizando, un aspecto gráfico muy correcto, pero es una auténtica lástima que la interacción con el escenario sea casi nula. Estaría muy bien que nuestras impresionantes armas Legado dejasen marcas en el escenario y pudiesen destruir cosas, pero no, lo único que pueden machacar es a los enemigos. Introducir daños al escenario en tiempo real junto con estas devastadoras armas hubiese dado un gran resultado.

En el aspecto sonoro no hay demasiado que decir; la música no abunda precisamente, y está siempre acorde con el escenario, aunque generalmente será de tipo electrónico. Los efectos de sonido no llaman la atención pero no llegan a cansar, y las voces están dobladas al castellano, un magnífico detalle por parte de Eidos. El doblaje, aunque os estéis temiendo lo peor, es muy bueno, destacando el del malvado Agla, cuyo acento extranjero hace mucho más creible su plan para dominar el mundo. La mezcla de acción y exploración resulta acertada de vez en cuando, aunque en algunos momentos los saltos con el bastón se hacen demasiado tediosos, considerando que la caida libre afecta a nuestro personaje, o mejor dicho, a su barra de energía. Uno de los grandes problemas radica en el sistema de cámaras, controlado por la CPU a su libre albedrío, aunque pulsando un botón se colocará tras nuestro personaje. Esto presenta problemas, especialmente cuando nos vemos rodeados por enemigos y no podemos saber lo que está pasando detrás a no ser que nos demos la vuelta y coloquemos la cámara tras nuestro personaje.

El sistema de combos funciona bien, haciéndose más y más variado según vayan subiendo de nivel nuestras armas. El poder cambiar de arma durante un combo es una gran idea por parte del equipo de desarrollo, aunque complica un poco las cosas al tener que cambiar de arma mediante un sistema de rotación. Los ataques especiales son muy efectivos y aunque al principio nos costará un poco trazar trayectorias con la "seta" analógica derecha, una vez hayamos cogido práctica será muy sencillo. Cabe destacar que a lo largo de todo el juego habrá escenas tipo "Quick Time Event", en la que nos atacarán enemigos y tendremos que pulsar el botón correcto, al estilo Die Hard Arcade; esto le añade variedad al juego y a las secuencias cinemáticas. En definitiva, E.O.E. resulta muy fácil de controlar siempre y cuando la situación no se vuelva complicada o exigente.

Eve of Extinction intenta llenar un género en seria decadencia desde hace unos años, y que en el caso de PS2 sólo el "conflictivo" The Bouncer figura en la lista. Es un buen juego, con una buena realización técnica y un sistema de juego divertido, aunque en ocasiones puede hacerse monótono y también, como ya hemos explicado antes, algo frustrante. La corta duración es otra de las lacras del juego, que pese a su rejugabilidad debería tener unos cuantos niveles más. En definitiva, Eve of Extinction es un decente beat’em up, y un juego muy recomendable para alquilar. Si te gustan los juegos tipo Fighting Force o The Bouncer, también te gustará E.O.E.. No será el mejor juego del año, pero tampoco figurará en la lista de bodrios de PS2 de Luisal Martín, si algún día llega a hacerse.