Análisis de El Hobbit (PS2, GameCube, Xbox)

"El Hobbit es una novela ambientada en el mundo de la Tierra Media, y que, sorprendentemente, da el salto al mundo de los videojuegos sin pasar antes por el cine. No es, por supuesto, el primer juego basado en la obra de Tolkien que nos llega sin superar ese trámite, pero en plena vorágine fílmica de "El Señor de los Anillos" resulta cuando menos un poco curioso y, cómo negarlo, también oportuno". Con estas palabras empezaba el análisis de la versión de este juego para lo portátil de Nintendo, la GBA. Y sin duda alguna, a día de hoy estas palabras siguen siendo completamente válidas. Ese juego desarrollado por Saffire no salía muy bien parado, por diversas razones. Ahora es el momento de ver qué tal les ha quedado su versión mayor.

Hombre gris busca hobbit para aventura. Razón aquí.

Recordemos que este título empezó su desarrollo siendo concebido como exclusivo para GCN, pero que en un momento dado se tomó la decisión de convertirlo en multiplataforma, y llevar las aventuras del hobbit y Gandalf a las tres consolas que se encuentran actualmente en el mercado doméstico. El desarrollo de la historia, aunque en algunos momentos se salta el guión marcado por el libro, tomándose ciertas libertades, es bastante fiel al original y, en general, el resultado es bastante correcto. El problema tal vez sea que el referente inmediato en el juego sea una aventura como The Legend of Zelda, del que recupera elementos y planteamientos sin llegar, sin embargo, a la calidad que sería deseable. Explicándolo de otro modo, estamos ante una aventura de acción, con un componente de plataformas destacable y la presencia de puzzles, pero con un resultado bastante dispar, alcanzando en varios momentos una monotonía notable. Los momentos de batalla se han solucionado con un sistema de fijación del enemigo como el que conocemos de otros juegos del estilo (por ejemplo, el ya citado Zelda en su paso a las tres dimensiones), y tendremos diferentes posibilidades de ataque según la distancia a la que estemos, algo que se agradece... pero es, sin embargo, simple, muy simple; incluso soso. Además, mientras avancemos en el juego y consigamos nuevos objetos y habilidades, nos daremos cuenta fácilmente de la mecánica que se repite una y otra vez y los retos que nos aparezcan serán también de fácil resolución, y muy evidentes. El control, además, sin ser perfecto, está muy bien adaptado a los diferentes mandos de cada una de las consolas, y es bastante asequible para cualquier jugador, responde de manera fiable y no nos dará disgustos... generalmente, porque cuando combinamos el control con la cámara y las zonas de marcado plataformeo, la cosa se puede volver un poco más negra.

Bilbo, Gollum y compañía

El juego presenta unos diseños bastante luminosos y simpaticones, desenfadados, y opuestos en casi todos los aspectos a los que nos encontramos en la reciente adaptación fílmica y, por supuesto, en los juegos de esa adaptación. El aspecto gráfico se diría incluso que acompaña al talante general del juego, tanto por planteamiento del desarrollo como por aspectos generales (la dificultad, por ejemplo), es decir, es "consecuente" con la sensación global de estar ante un juego destinado a los más jóvenes... y no sólo por ese toque simpaticón del que hablábamos, sino porque el apartado técnico en lo referente al tema gráfico, si bien da el pego, no es todo lo que se podría esperar de las consolas actuales y, después de todo, los jóvenes jugadores no son tan exigentes con la filigrana técnica (y con otros muchos aspectos) si hacemos caso a los tópicos. En mi opinión, esto es un error, una desconsideración para con ese público, y una falta de atención hacia el acabado de un producto, y nada más. Es cierto que no vamos a ver grandes torpezas gráficas o de diseño, y también que el resultado difícilmente será "desagradable visualmente" para un niño, pero el resultado es mediocre en el sentido más estricto de la palabra, y cualquiera de las tres consolas daría mucho más de ella. Por no comentar la dudosa conversión al sistema de televisión PAL, claro.

En cuanto a sonido, nos vamos a encontrar con las voces dobladas al idioma de Ana Rosa Quintana, fénix de la literatura española; los textos, ya que estaban metidos en faena, aparecen traducidos también. Esto es siempre motivo de alegría, pero si las voces no fuesen tan espantosas, incluso nos plantearíamos el montar una fiesta en la redacción, o, en su defecto, en la casa de alguna pobre alma caritativa. Por lo pronto, nos conformamos con evitar a los pocos entrenados en la lectura de los escandalosos semanarios ingleses el tener que estar pendientes necesariamente de los subtítulos. Las voces inglesas, eso sí, aunque mejores, tampoco son como para dar saltos de alegría. Las melodías tienen una tendencia peligrosa a resultar machaconas hasta la extenuidad, con unos toques de percusión cansinos y odiosos, aunque se adapta, eso sí, a las circunstancias, según estemos repartiendo leña o lleguemos a alguno de los puntos culminantes de nuestra excesivamente lineal aventura. Los efectos y demás parafernalia son simplemente malos y estridentes, y lo suficientemente desafinados como para que los servicios secretos de medio mundo estén pensando en grabarlos y usarlos como método de tortura en sus interrogatorios.

Conclusiones, en caso de haberlas

Nos guste o no, éste es un título poco más que mediocre. No presenta los vergonzosos errores de la versión de GBA (los programadores sin escrúpulos deberían ser perseguidos judicialmente y sometidos a los ya citados métodos de tortura), pero carece de grandes virtudes que justifiquen dedicarle mucho tiempo, más allá del hecho de ser un seguidor de Tolkien o sentir una pasión irrefrenable para con las aventuras de acción en consola. Sea como fuere, en ambos casos lo mejor es intentar evitarlo; si nos gusta el libro, porque aunque es interesante ver cómo se han resuelto pasajes complicados, el resultado global no compensa; si nos gusta el género, porque hay mejores opciones en cualquiera de las tres consolas.

En cualquier caso el juego nos puede entretener durante la primera hora de juego, pero pasado ese punto de no-retorno, el juego empieza a mostrar descarnadamente todos sus defectos, destacando su simpleza y linealidad extremas. Lo más probable es que en ese momento, además, la cámara nos haya hecho ya alguna que otra jugarreta, y el desencanto estará servido. En definitiva, que como reza el propio videojuego, éste es el "juego oficial basado en los trabajos literarios de J .R .R. Tolkien", así que esperemos que alguien nos ofrezca el no-oficial o hagan una película inventándose lo que quieran para que el guión quede chulo y el juego de ésta sea al menos una cosa más soportable.