Análisis de Crash: Lucha de Titanes (PS2, PSP, Game Boy Advance, Xbox 360, NDS, Wii)
Crash Bandicoot fue uno de esos personajes que surgieron al principio de la vida de PlayStation, bajo el auspicio de un grupo de desarrollo con garra y lleno de motivación. Y desde luego, los primeros títulos fueron muy interesantes, pero Crash acabó siendo dado de lado por sus progenitores, y su trayectoria a partir de entonces ha ido mostrando notables altibajos. Desde luego, su regreso con Crash of the Titans es una vuelta a la actividad esperada por un importante núcleo de aficionados, y una nueva posibilidad para rescatar a este personaje y devolverle al primer plano de los videojuegos.
Aunque PlayStation 2 es ya una veterana, y resiste como puede el empuje de su sucesora, lo cierto es que sigue recibiendo una buena cantidad de lanzamientos de manera regular, así que parece lógico que este título aparezca para esta doméstica de Sony, además de en la portátil de la compañía y, también, en Wii, la nueva consola de Nintendo., así como Xbox 360.
Para esta ocasión, se ha decidido rescatar la fórmula tradicional de combinar plataformas y acción que tan buenos resultados ha dado en el pasado, una línea clásica dentro de los videojuegos que ha dado jugosos réditos a este personaje.
El título, de hecho, hace un buen trabajo a la hora de encontrar un equilibrio entre ambos aspectos jugables, aunque no porque haya un sistema de mitad y mitad, sino porque consigue alcanzar una buena agilidad en su desarrollo a la hora de dar cierta relevancia a la acción frente a un desarrollo relativamente lineal y simple, pero que sirve para acompañar y presentar ante el jugador sus planteamientos.
El juego, de hecho, puede considerarse bastante sencillo, quizás demasiado, en su estructura, lo que a la larga le puede pasar factura entre el público más veterano y aficionado, que a buen seguro hubiese disfrutado más con retos de mayor envergadura. Por otro lado, a la hora de captar nuevo público, es innegable que su sencillez en la plasmación del concepto hace que sea un juego recomendable para público más jovencito, y eso es también importante, sobre todo de cara a la campaña navideña.
Por ejemplo, las secuencias de plataformas son muy sencillas, y no nos van a poner en apuros reales en ningún momento, aunque sí hay secuencias algo más enrevesadas a la hora de exigir un buen dominio. Con todo, la tónica general es la de la facilidad, en ocasiones algo exagerada. Esto se compensa con las hordas de enemigos, que van a ser, finalmente, la salsa del título, con motivos en los que realmente las secuencias de ataque son extensas. Claro, la cantidad de enemigos no garantiza tampoco que haya una dificultad elevada, pero sí al menos le impregna de cierto ritmo y agilidad, lo que es de agradecer. Además, el sistema de combate nos invita a interactuar con los objetos del escenario, y buscar unos orbes, con los que accederemos a diversas opciones de mejora del personaje, como nuevos movimientos.
La evolución de Crash es muy sencilla, es cierto, pero se agradece que haya ese tipo de opciones en un juego de estas características y que, pese a todo, resulte siempre tan accesible. De hecho, creemos que es por eso por lo que no deben tenerse particularmente en cuenta sus carencias a la hora de plantear retos reales, pues desde la perspectiva del jugador inexperto la curva de dificultad y su nivel general pueden resultar de lo más adecuado. Los más veteranos, como ya hemos indicado, es posible que se aburran un poco del juego y no exploten bien su duración y rejugabilidad.
Crash of the Titans resulta variado en su acción gracias a que cuenta con un buen catálogo de enemigos, diverso y amplio, y además nos pueden atacar con bastantes estrategias diferentes, siempre dentro de la estructura habitual de un juego de plataformas y no uno de acción y combate, claro. En la estructura de ataques en grupo, será importante también tener en cuenta cómo podemos usar a esos rivales a nuestro favor, pues no serán pocas las ocasiones en las que vamos a ver cómo algunos enemigos son inmunes a nuestras acometidas, teniendo que resolver la situación con una pizca de ingenio. Desde luego, no se trata de un sistema de puzles, pues es mucho más sencillo que eso; ni tampoco es una estrategia de combate, hablando de manera estricta, pero sí resulta interesante dentro de la línea jugable.
Como aventura de plataformas, lo cierto es que su extensión parece muy adecuada, con unas cinco o seis horas de duración en su modo de dificultad estándar, y lo más posible es que tengamos bastantes más retos por superar en forma de misiones secundarias que hayan quedado atrás y extras por desbloquear. Y es que, en definitiva, pese a su sencillez general, el juego sí puede resultar rejugable en la medida en que nos atrape sus fórmula jugable: desde luego tiene los incentivos necesarios para ello. Y eso sin contar con el cooperativo, que es un añadido interesante, pero poco más, ya que parece construido de manera centrada por completo en la aventura para un jugador. Eso no es malo, pero no consigue, por otro lado, que el cooperativo tenga muchos más incentivos en forma de nuevas situaciones que resulten frescas de verdad.
Gráficamente estamos ante un buen juego, que en PlayStation 2 luce de manera muy agradable, aunque, como era de esperar, no resiste la comparación con la versión para Xbox 360, aunque está, evidentemente, en línea con lo que se ofrece en PSP y, como es habitual, con la versión para Wii. Presenta diseños de los personajes y escenarios muy variados y divertidos, siempre desenfadados, y con un colorido digno de mención, destinado a ofrecer parajes simpáticos para los más jóvenes de la casa. Claro, las texturas y la geometría poligonal son simples de acuerdo a lo que estamos acostumbrados a ver en consolas más potentes, pero si recordamos que estamos ante una consola con ya siete años a su espalda, lo que tenemos es un juego que, sin ser puntero, resulta notable.
La música y los efectos sonoros son buenos, con melodías agradables que acompañan bien a la acción, siguiendo la tónica desenfadada generalizada que impregna a todo el juego, ayudando a construir una atmósfera muy apta, insistimos, para un público juvenil, y, también, para quienes busquen un título menos dramático que las últimas tendencias del mercado, que a veces parecen estar orientadas hacia la búsqueda de productos muy serios.