Análisis de Boogie (PS2, Wii)
Boogie, del que ya tenemos versiones en Wii y Nintendo DS, surgió como un proyecto innovador de la mano de EA para hacer llegar a los jugadores menos experimentados en este género un título agradable, sencillo y listo para hacernos disfrutar sin límites. Pero lo que empezó siendo un buen preámbulo ha derivado en un título tan sencillo que se queda muy lejos de otros referentes como SingStar o Guitar Hero.
El juego desprende un aspecto infantil y sumamente colorista. Su cometido gráfico está bien solventado haciéndolo así un juego cercano al público joven, convirtiéndolo en un juego familiar y espontáneo que invite a jugar a cualquiera.
Aún así el juego peca de posicionarse entre dos orillas irreconciliables, una de ellas es que a pesar de dirigirse a un público joven ofrece canciones mayoritariamente de los años 70´s, y a su vez su desarrollo es tan sencillo que se hace excesivamente repetitivo y aburrido, haciendo que la curva de diversión caiga sin remedio alguno.
La primera vez que juguemos se nos invitará a crearnos un personaje. Las opciones de edición son bastante básicas pero se nos permitirá cambiar aspectos del personaje como su pelo, su forma de vestir y su nombre. A partir de ahí en dicho perfil se nos guardarán todos los datos, como nuestras puntuaciones en las diferentes canciones o la cantidad de fichas conseguidas.
La barra Boogie nos servirá para realizar combos y posturas, los cuales incrementarán nuestra puntuación de forma más rápida que haciendo solo movimientos sencillos. Para activar los combos debemos pulsar el botón L1 y efectuar los movimientos que se nos ponen en pantalla. Estos movimientos se harán con ambos joysticks analógicos y de forma simultánea, y mientras lo estemos realizando nuestra barra Boogie bajará. Las posturas en cambio se activan con el botón R1, se llevan a cabo igualmente con ambos joysticks analógicos y ésta vez deberemos dirigir una mirilla sobre una diana que aparecerá en varios puntos de la pantalla. Si tenemos buen pulso y buena coordinación veremos incrementar bastante nuestros puntos. Cuando la barra Boogie se agote, deberemos llenarla de nuevo siguiendo el ritmo de la música con los movimientos sencillos.
El juego también cuenta con la posibilidad de usar un micrófono para participar en sesiones de karaoke. Aún así es más un añadido sobre el juego ya que su inclusión en el modo historia es muy limitado y su desarrollo poco elaborado. El sistema de karaoke es muy parecido al de SingStar, estéticamente, y nada más. Su funcionamiento a la hora de medir nuestra voz es insustancial. Realmente no reconoce nuestra voz, si no más bien el ruido que hagamos. El juego cantemos como un verdadero profesional o imitemos el sonido de una vaca, nos puntuará prácticamente igual. Siempre pasaremos de nivel hagamos lo que hagamos, en cualquier nivel, y más es un complemento para que junto a unos amigos nos riamos.
Tendremos varios modos de juego a nuestra disposición. El modo historia nos permitirá introducirnos en el papel de uno de los cinco personajes disponibles (Julios, Bubba, Lea, Jet y Kato) a través de 5 episodios, tres de baile y dos de cante, para ir descubriendo más sobre ellos. Si no cuentas con micrófono los episodios de cante pasarán a ser de baile, lo que puede hacerse mucho más monótono. Las historias de cada uno de los personajes son muy similares, vacías, irrelevantes y ante todo aburridas. A su vez se desarrollan mediante escenas fijas, con textos y en escenarios faltos de vida. En cada una de las historias se ensalza la fama como metal final.
Otro de los modos de juego es el karaoke, donde podremos cantar en aquellas canciones desbloqueadas, y el modo baile, lo mismo pero donde primará nuestras dotes rítmicas en nuestras canciones favoritas.
El único modo multijugador presente en el modo Fiesta, donde solo se podrá competir con bailes y no con nuestra voz. Podremos elegir competir con varios de nuestros amigos para ver quién baila mejor en la pista de baile, seleccionando antes cuántas canciones queremos que se sucedan una tras otra y el nivel de dificultad de las mismas. La verdad que el modo multijugador de Boogie no es nada del otro mundo a pesar que estamos ante un juego que ofrece un género que pedía a gritos un modo más amplio.
También en el menú principal podremos entrar en la sección videos, dónde podremos guardar nuestras mejores actuaciones y después editarlas. El modo edición de video es muy sencillo, se nos permitirá cambiar el ángulo de cámara, dotar varios efectos especiales, añadir texto y jugar con la representación cortando y pegando. Otra de las opciones será el modo tienda para gastar nuestras fichas en desbloquear nuevas canciones, escenarios o comprar nuevos complementos a nuestro personaje favorito. Para finalizar un modo práctica para familiarizarnos con el control de Boogie.
El apartado sonoro viene determinado por la cantidad de temas musicales disponibles. Son numerosos, unos 40 en total, y variados. Con gran ritmo, perfectos para bailar y cantar. Como dijimos anteriormente quizás no están bien adaptados al público al que va dirigido el producto y a su vez las canciones no están en versión original, aunque este aspecto pasa casi desapercibido. Los sonidos desprenden un tono simpático.
La jugabilidad en Boogie es un paso hacia atrás en el género. Se ha intentado experimentar con unas funcionalidades sencillas por el camino más rápido, y todo ha desembocado en un apartado mal hecho y que hace al juego funcionar de manera tan mecánica que en seguida nos aburriremos. A la hora de bailar los movimientos son bruscos y poco convincentes, repetitivos y que guardan poca relación con los temas. El reconocimiento de voz en el karaoke ni siquiera existe, comparado con SingStar solo hereda la estética, en todo lo demás queda muy por debajo. La dificultad es muy baja, hasta en el nivel difícil podremos superar las canciones apenas sin despeinarnos.
Por lo tanto, los anteriores apartados afectan a la diversión que desprende el titulo, muy limitada. Su curva y desgaste es tan pronunciada que unas pocas horas se harán suficientes para dejar de lado el juego. De hecho no es necesario desbloquear todas las canciones ya que pueden escucharse sin problemas antes de comprarlas, ni tampoco adquirir nuevas ropas (sencillas y cutres) y escenarios (escasos y poco llamativos, sin apenas interacción con ellos). Es un juego poco rejugable. Unido al nivel básico en el modo bailar, la escasa implementación del karaoke y a la poca personalidad que desprenden los personajes, no será Boogie un ejemplo de pasar horas y horas pegados al televisor.
Tampoco cuenta con un modo multijugador interesante, que mantenga a varias personas participando horas, de hecho se le achaca que el modo que ofrece está muy limitado. Lo único destacable la buena labor de las canciones, pero en Playstation 2 hay bastantes mejores títulos en este género y de los cuales Boogie ha intentado beber estrellándose en dicho objetivo. Un título ideado para los jugadores menos experimentados pero que aburrirá sin más.