Análisis de Boogie (NDS)
Hace varios meses que Electronic Arts anunció una franquicia totalmente nueva para Wii: Boogie, un juego musical que mezclaría el sistema de juego de los galardonados Singstar de Sony con una nueva mecánica de ritmo y baile totalmente nueva aprovechando las funcionalidades del mando de Wii. El resultado fue, de lejos, mejorable, haciendo que en numerosas ocasiones el juego pecara de ser demasiado sencillo y monótono, además de presentar problemas reconociendo los movimientos del mando. Por desgracia podemos decir que la versión para la portátil de Nintendo ha ido por el mismo camino…
Tendremos tres maneras diferentes de realizar los movimientos en la pista de baile: el imitamonos, el estilo libre y la coreografía. Cada uno de ellos nos presentará el ritmo a seguir de una forma determinada, aunque no muy distinta, todo sea dicho. Los modos coreografía e imitamonos nos enseñaran qué directrices seguir para poder acabar con éxito la canción. En el primero irán apareciendo flechas por un carril teniendo que pasar el stylus en el momento correcto, muy semejante al sistema de juego de los Dance Dance Revolution de Konami, mientras que en el segundo modo aparecerán hasta cuatro directrices que realizaremos en orden.
Por otro lado, en el estilo libre seremos nosotros los que impongamos nuestro propio baile y estilo a la hora de salir a la pista. Tendremos un medidor de estrellas que iremos llenando a medida que vayamos realizando con éxito los movimientos que nos proponen; una vez lleno dicho medidor se activará un zoom al personaje y se activará uno de los diez minijuegos que Boogie pone a nuestra disposición, de manera que podremos ganar más puntos y seguidores.
La mala implementación del control hace que en gran parte de las ocasiones el juego interprete, erróneamente, la dirección que nosotros queremos conseguir, haciéndonos perder la racha de notas y, consecuentemente, puntos. Pero ahí no acaba todo, ya que parece ser que las flechas que aparecen en cada canción no guardan relación con el ritmo de la música, tal y como sucede en la mayoría de videojuegos musicales, haciendo que en varias ocasiones tengamos la sensación de que nuestro personaje va a destiempo pese a que el juego incluye, en los laterales de la pantalla, un metrónomo para no perder el compás. Además, sin ir más lejos, cuando la canción termina aún siguen apareciendo flechas para seguir, dándonos la impresión de que las directrices son generadas aleatoriamente y sin un patrón específico.
El mejor aspecto del título lo encontraremos sin ninguna duda en su apartado sonoro, que cuenta con una gran cantidad de canciones para poner a prueba nuestro ritmo. De esta manera contamos con canciones como Y.M.C.A. de The Village People, Oops I didn’t again de Britney Spears o One More Time de Daft Punk, entre una selección de más de 20 canciones. La única pega que le encontramos a este apartado es que las canciones no son versiones originales.
En el modo carrera deberemos escoger a uno de los cinco protagonistas del juego e ir bailando en diferentes escenarios, siguiendo la historia de cada personaje, ganando seguidores y consiguiendo puntos para ir desbloqueando nuevas canciones y escenarios. Cada historia es independiente, por lo que si queremos tener el juego al cien por cien tendremos que acabarnos el modo carrera con los cinco personajes haciendo, si cabe, el juego más aburrido y pesado, ya que como indicábamos con anterioridad no invita a ser rejugado. Una vez escogido nuestro protagonista podremos cambiarle la ropa de distinto color o dibujarle algún logotipo o firma personal en su ropa, además, a medida que vayamos superando canciones iremos desbloqueando ropa nueva para nuestra estrella.
Por otro lado, el modo bailar ahora no es más que el típico juego rápido para echar una partida fugaz, ideal para quienes no quieren complicarse y lo único que quieren es hacer un baile o practicar una coreografía específica. Además, en esta modalidad podremos probar los diez minijuegos que nos ofrece el título (como por ejemplo rasguear una guitarra, moverse en la dirección de un foco de luz, o dar palmadas al micrófono de la consola); minijuegos que, por otra parte, carecen de diversión para el usuario, haciendo aún más pesado el ritmo del juego.
Por último, remarcar que el juego cuenta con varios modos multijugador en los que podran participar dos personas con una sola tarjeta de juego y hasta cuatro si cada jugador dispone de su propio cartucho. Las opciones son las mismas, lo único que cambia es el número de jugadores que hay por partida. El funcionamiento del modo multijugador es exactamente el mismo que en los demás modos de juego, teniendo como referencia los estilos imitamonos, coreografía y estilo libre, ganando aquél que consiga una mayor puntuación. Aunque si nos cansamos de bailar también tendremos acceso a competir en los minijuegos de boogie, ya sea siguiendo tocando la pandereta en el momento correcto o diciéndole a nuestro personaje cuándo debe cantar la canción que suena. Quizá la inclusión de algún modo nuevo hubiese dado un poco más de vida al juego, ya que tener los mismos patrones de juego que en el modo principal cansa un poco, además se echa en falta un modo en el que poner trabas a nuestros contrincantes, como por ejemplo en el modo batalla de Guitar Hero 3, donde los piques entre colegas son más que evidentes. Por último comentar que el juego carece de opciones online, sin posibilidad de combatir en línea ni enviar récords, algo que sin duda hubiese favorecido a la diversión del título.