Análisis de Torment: Tides of Numenera (PC, Xbox One, PS4)

Desde un principio Torment: Tides of Numenera deja claro que es un título de rol un poco diferente a lo que estamos habituados por los grandes AAA, y efectivamente se inspira en Planescape: Torment. Es complicado saber cómo funcionará en el mercado porque no presenta la típica aventura con mucha acción en tiempo real, ni hay una historia que dé todo mascado con abundantes escenas épicas y espectaculares. En PC todavía puede funcionar relativamente bien, pero en consolas –se lanza en PS4 y Xbox One- tenemos más dudas de su éxito comercial.

Esto no resta interés al juego de inXile Entertainment, inspirado en las reglas de Numenera, una obra de fantasía de Monte Cook que presenta un mundo muy denso y complejo, tanto que llega a abrumar. No estamos ante el enésimo sucedáneo de Tolkien o la batalla típica del Bien contra el Mal. Somos el Último Desecho, un ser de carne y hueso producto de una deidad megalómena conocida como El Dios Cambiante, quien en un intento por escapar a la muerte invocó a una criatura que ahora busca acabar con este inmortal y sus desechos –los cuerpos que va dejando tras de sí con cada cambio de huésped-.

En nuestro viaje por este mundo como uno de estos desechos conoceremos nuevos personajes, peligros y detalles de esta mitología que combina ambientación de fantasía con ciencia ficción, donde la antigua tecnología y reliquias del pasado se entremezclan con la magia. Lo cierto es que resulta bastante original y es un aire fresco entre tanto rol de orcos, enanos y elfos. Eso sí, reiteramos que cuesta entrar en él y asimilar todos sus términos, especialmente si no eres aficionado a Numenera; en las primeras horas hay que asimilar mucha información: población que vive dentro de bestias interdimensionales, personajes con tatuajes vivos o un robot con hijos son sólo algunos detalles de este extraño lugar.

Torment: Tides of Numenera está traducido al español –las opciones indican que latinoamericano, aunque es bastante neutro-, algo que en este caso es absolutamente imprescindible. Se basa más en la narrativa que, por ejemplo, en las batallas, así que gran parte del progreso –por no decir la totalidad- se realiza mediante conversación. No obstante, nuestro personaje dispone de personalización y podemos evolucionar su perfil hacia nuestras preferencias para potenciar su fortaleza u otras habilidades útiles para el combate y la exploración –los puntos valen indistintamente para ambas acciones-. De hecho la creación del personaje no comienza con el típico menú rolero, sino que antes hay una especie de prueba que va encaminando nuestra personalidad según las respuestas elegidas.

Aunque en Torment puedes evitar enfrentamientos –en un número mucho menor que en otros RPG, pero con más importancia-, en ocasiones la situación te llevará irremediablemente al combate. Estas crisis funcionan por turnos y pueden solventarse de la manera más violenta, confiando en nuestro poder de ataque y la suerte, pero también mediante diálogos. Si aprovechas la oratoria de tus mejores personajes, puede que las amenazas o razonamientos eviten que la sangre llegue al río. Torment diluye la frontera entre exploración y combate, de hecho los atributos principales –fuerza, velocidad e inteligencia- son importantes dentro y fuera de las crisis.

No es que la lucha sea mala, que no lo es, sino que esta libertad para persuadir a enemigos al estilo Planescape: Torment, o derrotar primero al líder de un grupo para que el resto de enemigos huya, nos permite desarrollar personajes no tan orientados a la lucha; y es más divertido que combatir. Hay decenas de RPG más trabajados en esta cuestión que Torment: Tides of Numenera, más originales y profundos. Si nos inclinamos por la acción podremos evolucionar a nuestro personaje para resistir mejor el daño, conseguir curación o mejorar las habilidades ofensivas y defensivas.

Además de un buen equipamiento, también serán muy útiles las cyfras, una serie de dispositivos que actúan como magia: ataques de área con fuego o invocar criaturas. Son elementos muy preciados que se consume con el uso y estamos limitados al número que podemos llevar con nosotros. Demasiados causan un estado de penalización, e incluso explotan en tu inventario. En el combate también controlamos a nuestros compañeros, con sus habilidades propias. Sin embargo, no es un juego muy orientado a acumular botín y centenares de objetos, así que tampoco vamos a sufrir con el síndrome de Diógenes comprando decenas de ítems.

Otro de los aspectos inspirados en Planescape es que el Último Desecho no muere –salvando casos muy concretos-, y la derrota no termina con una pantalla que nos invita a cargar la última partida. El estudio ha dicho que considera los fallos como elecciones, y por eso seremos trasladados a una especie de laberintos o ruinas dentro de la mente del personaje donde podremos fortalecer a nuestro héroe y conocer historias de personajes que hemos conocidos. En nuestro regreso a la vida a lo mejor los acontecimientos han cambiado la situación.

Torment: Tides of Numenera es abrumador en apartados que otros RPG olvidan –el guión tiene más de un millón de palabras-. A cambio, no es tan profuso en datos numéricos y parámetros para ajustar a nuestros personajes. Esto no es ni mejor ni peor, sino la elección de la desarrolladora por favorecer la parte conversacional en lugar de otros sistemas que han considerado secundarios. Es decir, no perderás mucho tiempo en los menús ajustando hasta el mínimo detalle, en este sentido resulta asequible incluso para novatos.

Pero como hemos dicho, Torment sí da importancia a todo lo relacionado con el relato. Dependiendo de nuestras acciones y respuestas, en múltiples ocasiones se ganarán puntos hacia una de las fluencias –tendencias definidas con nombres de colores- que representan un tipo de comportamiento o personalidad. Es parecido a un complejo sistema de alineamiento que va más allá del "bueno y malo", que influye en el mundo, los personajes o los bonus de reliquias y armas. Constantemente durante los diálogos que tienen un mínimo de relevancia estaremos marcando nuestros rasgos y cambiando ligeramente la partida.

Dentro de sus muchas virtudes, hay aspectos que quizás no conecten con todos los jugadores. Reconozcamos que tampoco Planescape fue nunca un juego para la gran masa. Así por ejemplo las batallas se pueden hacer un poco lentas, y habrá quienes prefieran un sistema más ágil y con más peso en la aventura; no necesariamente hasta el punto de plagar luchas a cada paso –algo que va en contra de su su espíritu-, pero no tan enfocado a la lectura. Simplemente es una cuestión de gustos, ya os advertimos que para disfrutar plenamente de Torment hay que entrar en su contexto, estar dispuesto a hablar con cada habitante y recoger todos los datos del escenario para desbloquear nuevas líneas de diálogo.

Uno de los fallos, que además se ha venido comentando durante su periodo de Acceso anticipado, es la reducida diferenciación de los párrafos que describen la situación de las frases dichas por personajes. No es una cuestión menor dado que esta es casi la totalidad de su "jugabilidad", así que después de leer durante muchos minutos os aseguramos que se echa en falta alguna ayuda más visual que resalte lo importante. Es un fallo que en teoría tiene fácil solución, aunque puede que requiera revisar todo el texto.

En lo audiovisual está un pequeño paso por detrás de Pillars of Eternity, no obstante también depende un poco de nuestros gustos. Los entornos son algo menos detallados que en aquel juego, en ocasiones hay una paleta de color no demasiado atractiva y escasa expresividad en personajes; las ciudades no transmiten vida o bullicio, la mayoría se habitantes se encuentran en una posición estática. Hay carga al pasar entre zonas, no es que lleven mucho tiempo –unos cinco segundos- pero al recorrer varios mapas su número puede molestar. Una carga en segundo plano agilizaría esta exploración, si bien por las características del juego tampoco es que sea habitual recorrer muchas pantallas a gran velocidad.

Por otro lado, sí que hay variedad de ambientes: el mundo abarca desde decadentes zonas postapocalípticas a pequeñas aldeas en las montañas, instalaciones, ciudades con arquitectura futurista, grotescas localizaciones que recuerdan vagamente a diseños de H. R. Giger –esa mezcla de casquería y metal recargado- y otras más psicodélicas. La música por lo general no destaca demasiado y los efectos sonoros cumplen con el mínimo exigido; hay voces, pero obviamente reservadas para los momentos importantes.

Conclusiones

Torment: Tides of Numenera no es un RPG para todos los paladares ni fácilmente recomendable a un público mayoritario, pero desde luego que no deja indiferente, y eso es una buena noticia; el amante de este tipo de rol lo va a pasar en grande pese a que inXile recortó un poco la ambición respecto a lo prometido en su campaña de financiación.

Prepárate para entrar en un mundo apasionante con muchísimo diálogo y énfasis en su trasfondo; de hecho Torment funciona mejor como aventura gráfica, casi novela visual, que en los aspectos que generalmente asociamos a rol en los videojuegos –la lucha y recolección de ítems-. Evitar confrontaciones con estrategia logra que puedas reducir al mínimo la parte menos brillante de su contenido y explotar los puntos fuertes que diferencian a este título de otros.

Seguramente no marcará a una generación como lo hizo Planescape: Torment ni será recordado casi 20 años después como aquel, pero su lanzamiento viene a cubrir la demanda del jugador rolero de dados, papel y lápiz, que se ha sentido huérfano del género durante muchos, muchos años.

Hemos realizado este análisis en su versión de PC con un código de descarga que nos ha proporcionado Koch Media.