Análisis de Torchlight II (PC)

Tras haber sufrido una gran cantidad de retrasos a lo largo de su desarrollo, Torchlight II por fin ha salido a la venta, y podemos confirmar que la espera ha merecido la pena. Resumiendo rápidamente, podemos decir que esta continuación sigue la máxima de "más grande y mejor". Tomando la base establecida en Torchlight, Runic Games la ha ampliado hasta límites insospechados, duplicando e incluso triplicando todos sus contenidos. Pero vayamos por partes y veamos qué es lo que nos ofrece la nueva obra de este estudio de Seattle.

Masacrando enemigos como en los viejos tiempos

Torchlight II es un juego al estilo Diablo que bebe directamente de lo que pudimos disfrutar en su segunda parte, algo que agradará a quienes no les terminasen de convencer los cambios que trajo consigo la tercera entrega de la popular saga de Blizzard.

Mientras que en Torchlight solo teníamos una ciudad principal y una mazmorra por la que ir bajando pisos, en esta ocasión el mundo se abre y podremos explorar una gran cantidad de enormes mapeados repletos de enemigos, desafíos secundarios, mazmorras y tesoros ocultos por descubrir.

Como en casi cualquier juego de este tipo, lo primero que tendremos que hacer es escoger una de las cuatro clases entre las que nos dan para elegir: Outlander, Embermage, Berserker y Engineer. El Outlander está especializado en el combate con armas a distancia y magias de apoyo, el Embermage es el clásico mago que controla los elementos, el Berserker será la clase favorita de todos los amantes del cuerpo a cuerpo y el Engineer nos permitirá realizar ataques muy potentes y crear diversos robots.

El sistema de progresión de personajes es muy clásico. Cada vez que subamos de nivel ganaremos cinco puntos de estadísticas y uno de habilidad. Los primeros los podremos invertir en mejorar uno de nuestros cuatro atributos principales: Strength (Fuerza), Dexterity (Destreza), Focus (Concentración) y Vitality (Vitalidad). La fuerza mejorará nuestro daño físico y el de nuestros críticos, la destreza nuestras probabilidades de realizar un golpe crítico y de esquivar ataques, la concentración el daño que haremos con magias y nuestras reservas de maná y la vitalidad nuestra vida y armadura.

Además de esto, las diversas piezas de equipo que encontremos nos requerirán unos determinados niveles en ciertos atributos. Así por ejemplo, si un arco nos pide 20 de fuerza y 30 de destreza, y solo hemos subido la destreza, al no llegar a la fuerza suficiente no podremos equiparlo a menos que tengamos el nivel de personaje requerido por el objeto (aunque lo habitual será que el objeto quede obsoleto para cuando alcancemos ese nivel). Por lo general casi todas las clases tienen dos atributos principales que conviene subir cuanto antes, aunque al final todo quedará a decisión del jugador.

Por otro lado, los puntos de habilidad los podremos invertir en el clásico árbol de habilidades. Este se divide en tres ramas distintas, aunque no tendremos que haber conseguido una habilidad previamente en una de ellas para poder conseguir las siguientes. Esto significa que si por ejemplo somos un Embermage, podemos conseguir una de sus habilidades más avanzadas de la rama de hielo sin haber gastado un solo punto antes, aunque para desbloquearla tendremos que subir al nivel requerido por la habilidad.

Se trata de un sistema clásico que funciona y que nos da mucha libertad para crear un personaje a nuestro gusto y adaptar su estilo de juego. Aunque también puede acarrear ciertos inconvenientes, ya que siempre existe la posibilidad de que alguien dé con la configuración perfecta y más efectiva para una clase, y en consecuencia todo el mundo empiece a usarla, encontrándonos con una gran cantidad de personajes clónicos. Esto es algo que ahora no podemos valorar, y solo el tiempo dirá si en Runic Games han conseguido un sistema donde no haya una build que predomine sobre el resto.

También es de destacar que no podremos recuperar los puntos que hayamos gastado, por lo que conviene reflexionar cuidadosamente en qué los invertimos cada vez que subimos de nivel, ya que si queremos arreglarlo en un futuro nuestra única opción será crearnos un personaje nuevo.

Continuando con sus características jugables, decir que regresan las mascotas del primer Torchlight. Estos animales nos acompañarán durante toda la aventura, tendrán su propio inventario, nos ayudarán durante los combates y podremos mandarles a la ciudad a vender cosas y a comprar algunas básicas como pociones. Los pergaminos también han vuelto, por lo que podremos usar los hechizos que haya inscrito en ellos independientemente de nuestra clase.

Respecto a los mapas, decir que son enormes, muy variados visualmente, se generan aleatoriamente y esconden infinidad de poderosos enemigos, mazmorras, cofres, misiones secundarias y eventos, por lo que a quienes les guste explorar se lo pasarán en grande investigando hasta el último rincón. Además, gracias al hecho de que los mapas se generan aleatoriamente, cada partida será muy distinta, aumentando su valor rejugable considerablemente.

Pero como era de esperar, lo que predomina en este juego es la acción. Por lo que el 90% del tiempo nos lo pasaremos aniquilando enemigos sin descanso. La buena noticia es que hay una gran variedad de seres a los que hacer frente, todos ellos con sus propias peculiaridades y rutinas, por lo que tendremos que adaptar nuestras tácticas y estrategias a cada uno de ellos. El ritmo de las batallas no es tan frenético como en Diablo III ni veremos el mismo número de enemigos en pantalla (bastante inferior en este aspecto) que en el título de Blizzard, pero tampoco suele dejar demasiados momentos de respiro y saben cómo divertir.

En cuanto a su dificultad, podremos escoger entre cuatro niveles distintos. El único que nos dará problemas de verdad será el último nivel de dificultad, ya que los otros tres no suponen un reto demasiado complicado. Por desgracia, la calidad de los botines que obtendremos no cambiará de uno a otro. Una vez nos pasemos el juego, tarea que puede llevarnos entre 20 y 30 horas (dependiendo de lo que nos paremos a realizar misiones secundarias y a explorar el mundo), desbloquearemos Nuevo Juego +, un nuevo nivel de dificultad donde empezaremos a sufrir de verdad, pero con recompensas de mucha calidad. Para los amantes de los retos extremos vuelve a estar disponible la opción de crearnos un personaje Hardcore, es decir, un personaje que perderemos para siempre si muere una sola vez.

Eso sí, la auténtica estrella de Torchlight II la encontramos en su nuevo modo multijugador para hasta seis jugadores (cooperativo principalmente, aunque también hay opciones con las que dedicarnos al PVP), inexplicablemente ausente en su primera entrega. Jugar a este título junto a otras personas, multiplica exponencialmente su diversión. Además, los enemigos solo aumentarán su nivel dependiendo del número de jugadores que haya en una misma zona, algo que está mejor pensado de lo que puede parecer, ya que así nos ahorraremos imprevistos desagradables en un combate porque hayan entrado a nuestra partida tres jugadores de golpe.

El sistema de búsqueda funciona bastante bien y no hemos tenido prácticamente ningún problema de lag a la hora de jugar online. También hay que decir que permite jugar en LAN y offline, por lo que no hay ninguna clase de DRM que nos obligue a estar conectados. También es de elogiar que el código del juego se haya abierto para que la comunidad de modders pueda dar rienda suelta a su imaginación, aunque tocará esperar a ver si este añadido no acaba rompiendo el equilibrio de juego con objetos imposibles.

En lo que respecta a los puntos más negros del título, comentar que su historia y narrativa es un desastre. En ningún momento consigue llegar a hacer que nos interesemos por ella y a lo largo de nuestras aventuras no nos encontraremos con ningún personaje mínimamente carismático. Sabemos que no es lo más importante en un juego de este tipo, pero no habría estado de más que la historia nos hubiera animado a querer seguir jugando para saber lo que pasará a continuación. Destacar que el título está en completo inglés, por lo que quienes no dominen mucho esta lengua no se van a enterar de demasiado, aunque como ya decimos, tampoco se perderán nada del otro mundo.

Gráficamente Torchlight II no explota todo el potencial de un PC, pero lo compensa de sobra con un apartado artístico realmente bueno, gracias al cual se ha conseguido una ambientación excelente y unos escenarios realmente variados visualmente. Eso sí, puede que no guste a todo el mundo su aspecto colorido de dibujos animados (aunque manteniendo los tonos oscuros y lúgubres) y el diseño de sus personajes.

El sonido también es bastante bueno, con una banda sonora de gran calidad que irremediablemente nos recordará a Diablo (no en vano, el compositor es el mismo que se encargó de la de los primeros dos juegos de la saga de Blizzard). Los efectos de sonido también cumplen sobradamente. Lo que no nos ha gustado tanto es su doblaje, el cual deja bastante que desear, a pesar de que apenas hay voces.

Conclusiones

Torchlight II ofrece una ingente cantidad de contenidos con los que mantenernos enganchados durante horas y horas por apenas unos 18,99 euros. Dentro del género no innova prácticamente nada, pero ofrece un título muy sólido y bien cuidado. Es divertido, largo, tiene una jugabilidad impecable y vuelve a las raíces del género que muchos añoraban, convirtiéndose en una alternativa muy recomendable y apetecible para todo el que quiera disfrutar de un juego de este tipo. Puede que su historia no esté a la altura, pero sabe cómo mantenernos enganchados sin necesidad de un gran desarrollo argumental.