Análisis de They Always Run, tres brazos golpean más que dos (PC, PS4, Xbox One, Switch)
No cabe duda de que la acción plataformera en dos dimensiones es uno de los formatos más populares en la escena independiente de desarrollo de videojuegos, un género del que recibimos nuevos títulos prácticamente cada semana; a veces llegan en forma de metroidvanias, otras como roguelikes y otras con la estructura de una aventura más cinematográfica, enfocada en la narrativa y con toques de RPG. Ese es el caso de They Always Run, un proyecto del estudio ruso Alawar Production que llega ahora a consolas (PlayStation, Xbox y Nintendo Switch) tras su estreno en PC en octubre del año pasado.
Dada dicha proliferación, es fácil pasar por alto propuestas They Always Run, un juego que sin llegar a ser el más brillante del género consigue entender bien sus características y se sitúa entre lo más recomendables para quienes busquen buenas aventuras de acción centradas en la trama, aunque no termine de ofrecer una experiencia verdaderamente gratificante a los mandos: sus puntos fuertes no están en la precisión de los saltos o en el frenetismo del flujo de la acción, sino en aspectos más relacionados con las situaciones que viviremos junto al protagonista y con cómo se representan exprimiendo al máximo una sorprendente dirección audiovisual.
Western ciberpunk de manual
They Always Run se ambienta en un universo de ciencia ficción con toques ciberpunk mezclados con western espacial. El protagonista, Aidan, es un antihéroe que trabaja como cazarrecompensas, vendiendo sus habilidades de combate al mejor postor. Tiene algo que le hace especial, obviamente, tanto a nivel narrativo como jugable: un tercer brazo que puede utilizar tanto dentro del combate (para realizar ejecuciones, por ejemplo) como fuera de él (en puzles integrados en el escenario). A lo largo de las cuatro o cinco horas que dura la campaña viajaremos a varios planetas en los que conoceremos a los criminales más buscados de la galaxia, quienes nos ayudarán a avanzar en una misión de venganza que se va desvelando a medida que jugamos
Es importante señalar la importancia que tiene la trama del juego, porque de otra forma podríamos confundir su propuesta con otras más comunes en el género: en They Always Run manda la historia, por lo que podemos esperar mucho diálogo (cuenta con traducción en español desde hace bien poco), escenas cinematográficas, situaciones scriptadas y niveles con un diseño único, como persecuciones e interludios conversacionales. No es que tenga una escritura especialmente buena, tampoco es una historia realmente interesante, pero su apuesta por narrar se lleva hasta las últimas consecuencias y consigue vertebrar una experiencia que sin este enfoque se quedaría en el clásico y repetitivo juego de acción 2D en scroll lateral.
Variado y versátil, impreciso y tosco
Si celebramos el enfoque de They Always Run hacia la trama es porque, honestamente, el sistema de combate y la ejecución de los movimientos del protagonista no nos ha terminado de convencer. En lo que respecta a la acción, Aidan dispone de una serie de habilidades que nos ayudan a plantar cara a los diversos enemigos que se nos acercan (siempre en superioridad numérica), sin embargo la falta de fluidez de este sistema hace que sintamos las peleas como algo demasiado tosco y poco gratificante. Esa baraja de posibilidades se puede ir ampliando a medida que avanzamos en el juego gracias a un árbol en el que podemos desbloquear nuevos movimientos y poderes, pero la noción de que estas habilidades no engarzan bien siempre está presente. Además, el manejo del tercer brazo (que se puede utilizar como apéndice independiente con el joystick derecho) es estimulante al principio, aunque poco a poco va perdiendo interés y demostrando que carece del protagonismo que le podíamos atribuir a priori.
En cuanto a los movimientos, como decíamos, también hemos notado ciertas imprecisiones que se perciben sobre todo en el salto y en la respuesta del personaje a los bordes de las plataformas en las que nos tenemos que agarrar. Es algo menos importante, pero que no deja de sumar a esa sensación de imperfección que arroja el juego constantemente. Quizás es porque estamos acostumbrados a títulos que han sabido ejecutar este aspecto con exquisitez (pensamos en Dead Cells, por ejemplo), quizás es que conseguir un movimiento preciso no ha sido la prioridad del estudio: lo que está claro es que si buscamos un plataformas de acción 2D satisfactorio a los mandos no lo vamos a encontrar aquí.
Sorprendente a nivel visual, un espectáculo en las animaciones
Lo que sí vamos a encontrar es un juego variado, una aventura centrada en ofrecernos situaciones únicas que nos hagan olvidar si el combate es fluido o no, y además representadas con un estilo artístico inusitado que sí consigue destacar por encima de los títulos más sonados de este género. They Always Run no tiene miedo de dejar a un lado la acción cada vez que toque enfocarse en el guion y enfocarse en otros aspectos como persecuciones, conversaciones o puzles, además de enfrentamientos contra jefes finales. No se conforma con ser una sucesión de pantallas centradas exclusivamente en pelear, sino que apuesta por otro tipo de escenas que, sin ser especialmente rompedoras, le dan un toque de variedad al conjunto.
Estas escenas ganan enteros con el magnífico trabajo que se ha realizado a nivel artístico. They Always Run dispone de un estilo de dibujo influenciado por las técnicas tradicionales que combina fondos oleosos con detalles más definidos, dándole al conjunto un aspecto cómic que le sienta fenomenal. La guinda la ponen las exuberantes animaciones de los personajes, sobre todo las del protagonista: el mimo que los animadores le han puesto a los movimientos de Aiden es sorprendente, consiguiendo unas poses espectaculares que se adaptan por completo a la situación hasta casi solventar las carencias de fluidez en el combate que comentábamos antes. Este detallismo no sólo está presente en las animaciones del combate y el plataformeo, sino también en otros momentos clave en los que se utilizan movimientos únicos intrínsecamente relacionados con aquello que se está contando.
Hay un afán por sorprender a través de lo que vemos que va más allá de las propias virtudes de las animaciones. Se juega mucho con el tiro de cámara, la velocidad, la profundidad y la iluminación, por ejemplo, siendo especialmente curioso esto último teniendo en cuenta el estilo visual que presenta el juego: a veces los puntos de luz afectan tanto al personaje protagonista que lo único que vemos es una leve silueta de bordes iluminados. Son decisiones que claramente demuestran que la intencionalidad de los autores ha sido la de ofrecer una experiencia cautivadora y variada con el foco puesto en la trama por encima de una frenética aventura de acción. También intuimos eso al escuchar la banda sonora, compuesta por Deallry, en la que se da buena cuenta de los tonos synthwave tan relacionados con este tipo de ambientación.
Conclusiones
They Always Run es uno de esos juegos con alma a los que es sencillo perdonarles sus imperfecciones. Es cierto que no es de los mejores plataformas de acción en dos dimensiones y que está lejos de la excelencia, sobre todo por la tosquedad y la imprecisión de sus controles, pero la aventura que plantea consigue superar esas carencias gracias a un consistente enfoque en la trama que nos quiere contar: aquí es donde saca a relucir sus principales virtudes, con secuencias únicas que van más allá del mero combate, un apartado gráfico espectacular que sorprende por la minuciosidad de las animaciones y una muy buena banda sonora que refuerza el conjunto.
Hemos realizado este análisis en PC con una copia del juego para Steam proporcionada por Alawar Premium.