Análisis The Occupation, un mejorable thriller político (PC, Xbox One, PS4)
Desde sus primeros tráilers, imágenes y descripciones oficiales, White Paper Games, creadores de Ether One, consiguieron captar nuestra atención con su nuevo videojuego. El panorama independiente, tanto en consolas o PC puede llegar a ser muy acomodado, presentándonos una y otra vez videojuegos de aspecto retro o de fórmulas muy arraigadas en los pilares fundacionales del ocio electrónico. Pero a veces, como vimos con Return of the Obra Dinn, se pueden dar joyas muy originales que consiguen aunar con mucho atino nostalgia e innovadora jugabilidad. Es un salto casi al vacío, pues si no calculas bien el tipo de juego que quieres ofrecer y no lo planteas de la manera correcta, puedes acabar chafando o desperdiciando una buena idea. Y algo así ha pasado en este caso.
The Occupation es un videojuego que tiene una narrativa excelente, una estructura envidiable y una ambientación muy trabajada. Podríamos incluso decir que se trata de uno los títulos más originales de los últimos meses, pero que si bien hace gala de un buen punto de partida, no consigue llegar a la meta y acaba quedándose en mitad del camino por culpa de una jugabilidad torpe y una serie de errores demasiado evidentes.
Reino Unido, 1987
The Occupation nos traslada a Reino Unido del año 1987. El país, condenado a una gran inestabilidad política, se muere lentamente. Los ciudadanos pierden sus trabajos, la economía está en recesión y las protestas sacuden las calles de las grandes ciudades. En este clima de incertidumbre, el gobierno decide plantear la Union Act, una controvertida ley que busca deportar de forma masiva a los inmigrantes del país, culpables según los políticos de todos los males que aquejan a la nación.
Y es entonces cuando un atentado lo cambia todo. Una bomba, de gran poder de destrucción, acaba sacudiendo de manera definitiva a la ya polarizada y descontenta opinión pública, que acoge con los brazos abiertos la legislación de deportación. Pero, ¿quién orquestó ese atentado? ¿Quién es el responsable? ¿Quién planeaba matar a tantos civiles? ¿Alguien busca ocultar algo?
Serán muchas las preguntas a las que tendremos que responder. Encarnando al periodista Harvey Miller, deberemos descubrir qué turbios asuntos se esconden detrás de esta ley patriótica que ha cambiado el aspecto y el corazón del país británico, recabando tanta información como sea posible para llegar a la verdad -o las verdades-. En The Occupation no seremos ni un soldado, ni un espía, únicamente un columnista que debe indagar los fatídicos hechos que dejaron la peor de las cicatrices en la nación. Es quizás el mayor acierto del videojuego, su pretexto y contexto político y social, un mix que nos ha encantado, y que sabe mostrarse de forma velada al jugador cuando toca.
Sus responsables han conseguido colocar casi cualquier tic o cliché imaginable procedente del thriller político en su oferta narrativa, con un investigador que fuma, personajes secundarios muy carismáticos o incluso guiños a la música y la literatura de los años ochenta. En otras palabras: esto podría haberse estrenado en la BBC y haber pasado a la historia como una de esas series míticas o telefilms de la cadena británica. Y lo mejor es que todo está ahí, a la mano del jugador, que puede incluso perderse y dejarse a su búsqueda incesante. Dado el gran índice de libertad que tenemos en nuestra mano a la hora de recabar piezas y pistas, debemos aplaudir lo arriesgado de la narración, que podrá cambiar en función de nuestras decisiones y pesquisas. Giros de guion, revelaciones, descubrimientos imprevistos… The Occupation consigue mantenernos muy atentos durante toda su condensada duración.
Cada decisión y minuto cuenta
The Occupation es un juego de aventura y sigilo en primera persona, y como tal, recoge las habituales mecánicas del género, adecuándolas y adaptándolas a su curioso planteamiento. Como os decíamos, ofrece una absoluta libertad al jugador, que tendrá que moverse de un lado a otro por un pantagruélico edificio, la central de Bowman Carson. A través de sus salones, bibliotecas, oficinas y salas de junta, deberemos recoger archivos, objetos o ítems de interés e intentar construir una historia con ellos. Hay que tener muy en cuenta que el videojuego transcurre en tiempo real, concretamente en un marco de cuatro grandes capítulos divididos por horas, así que deberemos estar muy pendientes al reloj digital de muñeca que portamos, sin desviarnos en exceso de nuestro destino y explorando de la manera más eficiente o inteligente posible.
Ese fantasma sobre nuestro hombros, el del tiempo que avanza de forma inexorable y que nos aleja y acerca -al mismo tiempo- de la verdad que ansiamos descubrir es uno de los mayores aciertos del videojuego. Destapar la conspiración o a los autores materiales de los hechos es nuestro mayor objetivo, y para ello debemos escudriñar hasta el último píxel del escenario. Da igual que se traten de ordenadores protegidos con contraseñas, cajas fuertes ocultas y recónditas o disquetes encriptados. Aquello que ansiamos y deseamos puede estar ahí, a la vista de todos o guardado en un cajón. ¿Cómo empezamos? ¿Hacia dónde tenemos que ir? ¿Qué hay que hacer? Pese a que The Occupation tiene una introducción que nos ayuda a comprender las dinámicas del juego, los primeros minutos tras el prólogo pueden ser abrumadores. La libertad de exploración es muy grande, y no sabremos qué hacer en concreto hasta que arranquemos a abrir puertas, subir escaleras o conversar con algunos de los personajes que tenemos rondando por el edificio.
Dado que hablamos de un videojuego en primera persona, podemos explorar con bastante comodidad, fijándonos en detalles o elementos que podrían pasar por alto o dejarnos llevar por nuestra intuición. Es casi como una especie de versión de Hitman o mejor aún, del último Prey, pero pasado por el filtro british y de investigación. Como si de una aventura gráfica se tratase, nuestros avances se irán apuntando en un pequeño diario, que se irá nutriendo y confeccionando con numerosos tachones, pistas o ideas, que pueden venir tanto de casetes de audios dispersos por ahí como por mensajes de voz ocultos en contestadores. No existe una forma correcta de jugar al título, así que será cada usuario el que llegue a sus propias conclusiones en base a las pistas, escuchas furtivas, documentos o respuestas que tenga. Combinar notas o ideas de cara a la presentación final de pruebas de cada capítulo o tramo del juego, e indagar hacia lo que creemos que es el final del caso es una auténtica pasada.
El gran problema del juego: el sigilo
Sin embargo, hay un gran problema que sobrevuela una y otra vez en The Occupation: sus mecánicas y los errores técnicos. Por una parte, deberemos estar recogiendo pruebas y armando nuestro artículo de investigación, y por otra, intentando esquivar guardias, cámaras de vigilancia o ingenios de seguridad. Es aquí cuando el juego hace aguas, mostrándonos su peor cara, y demostrándonos que quizás la idea de White Paper Games era demasiado ambiciosa para un juego así. El sigilo es muy torpe, a veces robótico, sacándonos una y otra vez de la situación cuando debemos recurrir a él. Además, dado que debemos sortear guardias de seguridad o a determinados personajes cada poco tiempo, tendremos que lidiar una y otra vez con él.
A veces los personajes nos oirán o verán desde lejos sin ser eso posible, atravesarán paredes o incluso recorrerán estancias enormes a velocidades imposibles. Da igual que hayamos cerrado puertas, apagado luces o habernos desplazado sin hacer el más mínimo ruido. El sigilo está roto, no es funcional, y destila una gran sensación de inacabado. Una de las veces tuvimos incluso que apagar la consola -hemos analizado el juego en PlayStation 4- porque uno de estos guardias se quedó atascado entre unas sillas, impidiéndonos la entrada en una de las oficinas del título. Estos bugs, glitches o problemas con la inteligencia artificial de los guardias y personajes del juego es constante, y a veces desespera, porque una jornada de investigación puede irse al traste por un fallo técnico. The Occupation acaba naufragando en un aspecto fundamental de su propuesta jugable. Imaginad lo frustrante que es tener que repetir secciones o momentos enteros por culpa de un fallo que puede darse una y otra vez por las más variadas circunstancias o variantes.
En la misma línea tenemos el control, intuitivo cuando busca que nos relacionemos con el entorno -abriendo un cajón, encendiendo un ordenador-, pero muy tosco y torpe cuando nos invita a manejar nuestro inventario o movernos por los escenarios en momentos de tensión. Así pues, cuando tienes un control irregular, y una inteligencia artificial impredecible en lo referente al sigilo, y tu juego usa ambos elementos para ofrecer su propuesta jugable, lo cierto es que tienes un problema.
Artísticamente interesante pero mal ejecutado
The Occupation es un juego muy bonito a nivel artístico, con un diseño de niveles natural, muy orgánico y creíble, y en el que al igual que en la comisaría de Resident Evil 2 o la estación espacial de Prey, nos sentiremos muy integrados en sus estancias, que acabaremos por aprendérnoslas de memoria. Todo está en su sitio, no hay nada que se salga de lo habitual o nos suspenda la sensación de inmersión. Dada además la calidad narrativa del videojuego, lo cierto es que podemos llegar a acabar muy atrapados por su ambientación ochentera, con grandes ordenadores, impresoras matriciales, radios de casete, teléfonos y cabinas fijas o contestadores automáticos. Sin embargo, técnicamente es un juego que acarrea fallos muy graves que estropean su conjunto. Hablamos de errores de carga, de ralentizaciones en momentos puntuales o de bugs que impiden que algunos personajes se desplacen correctamente o que incluso se queden atascados con determinadas partes del escenario.
Si los errores fuesen pocos o estuviesen muy dispersos, no habría ningún problema grave, y serían más o menos tolerables. Pero en The Occupation acaban por resultar frustrantes, sobre todo teniendo en cuenta que hablamos de un videojuego en el que un error de cálculo puede significar el darnos de bruces con un guardia de seguridad que nos atrape y ponga fin a nuestra investigación o en el que cada segundo cuenta a fin de desenmascarar la verdad. Y cuando esos fallos se repiten, y acaban por afectar de forma evidente el desarrollo de una partida, la sensación de impotencia es enorme. Además, estos bugs también afectan al audio, con voces desincronizadas o sonidos que aparecen y desaparecen causando cierta confusión. The Occupation está traducido a nivel de textos al español, y aunque la localización es más que correcta, hemos asistido a líneas de diálogo -a veces muy importantes- que no están correctamente sincronizadas.
Conclusiones finales
The Occupation es un videojuego que tiene una gran estructura narrativa y ofrece una propuesta jugable muy interesante en su inicio, presentándonos una libertad inusitada en nuestro periplo a la hora de recabar pistas e investigar qué sucedió tras el atentado. Su contexto político y social es poco menos que excelente, con un guion en el que se pueden trazar algunos paralelismos con la situación real que se vive en Reino Unido y su vergonzoso pulso de salida de la Unión Europea, o con la polémica Acta Patriótica que impulsó el gobierno estadounidense de George W. Bush tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Rico y bien dosificado, este thriller político para consolas y PC goza de un escenario y una ambientación envidiable, pero no consigue deshacerse ni un minuto ni solucionar una serie de mecánicas y elementos técnicos que estropean mucho el videojuego, como el nefasto sistema de sigilo. Una lástima.
Hemos realizado el análisis en su versión de PS4 con un código proporcionado por Badland Games.