Análisis Shovel Knight Dig, un divertidísimo aunque breve roguelite (PC, iPhone, Switch)
Parece que fue ayer, pero lo cierto es que ya han pasado 8 años desde que Yacht Club Games nos sorprendiera a todos con Shovel Knight, uno de los mejores juegos que nos dejó la década pasada. Desde entonces, esta fantástica y preciosa aventura de acción y plataformas de corte retro no ha dejado de expandirse con nuevos contenidos, ha llegado a todas las plataformas existentes e incluso ha recibido un adictivo spin-off de puzles. Y sí, el carismático Caballero de la Pala también ha protagonizado infinidad de cameos en un buen puñado de títulos indies. Por suerte para todos, parece que todavía nos queda Shovel Knight para rato y ahora el estudio vuelve a la carga con Shovel Knight Dig, un nuevo y divertidísimo roguelite desarrollado en colaboración con Nitrome que, a pesar de quedarse algo corto, nos ha encantado.
Aventuras subterráneas a palazo limpio
Así pues, esta vez volvemos a encontrarnos ante una aventura de acción y plataformas que cambia el diseño de niveles fijo y preestablecido del juego original por una serie de fases que se generan aleatoriamente en cada partida. Evidentemente, morir significará perder todos nuestros objetos y mejoras, así como tener que volver a empezar desde el principio, aunque siempre retendremos parte del dinero que llevásemos encima para invertirlo en desbloquear nuevos ítems, mejoras y atajos que deberían ayudarnos a hacer más fáciles nuestras siguientes intentonas.
Si bien su estructura no difiere demasiado de lo que podemos encontrar en los cientos de roguelikes indies que inundan el mercado actual, donde realmente destaca Dig es en lo puramente jugable. Esto se debe, principalmente, al hecho de que a los mandos es muy similar a Shovel Knight, por lo que podremos atacar con nuestra pala, rebotar con ella sobre los enemigos y determinados elementos del escenario, cavar, saltar, encontrar montones de secretos ocultos en paredes sospechosas que no parecen encajar con el resto del escenario y usar todo tipo de reliquias para desatar hechizos y habilidades especiales. Sumadle que se han recuperado multitud de enemigos, trampas y obstáculos de la obra original y que no pararemos de recoger gemas e indagar en cofres del tesoro, y tendréis un juego muy familiar y con toda la esencia de la serie.
Lo mejor es que esto no le impide hacer cosas nuevas que aporten frescura y, sin duda alguna, esto es algo que queda muy patente en su diseño de niveles. Como ya os hemos comentado, las fases se generan de manera aleatoria, pero siempre hay un elemento común: todas las pantallas tienen un avance vertical hacia abajo. Es decir, aquí siempre estaremos descendiendo hacia las profundidades, algo que afecta a la forma en la que se disponen todos los elementos del escenario, obligándonos a jugar con mucha cabeza, pues una vez bajamos, no podremos volver a subir. Además, si tardamos demasiado aparecerá una excavadora gigante capaz de matarnos de un solo golpe, por lo que tendremos que ser muy ágiles tomando decisiones.
Para hacer las cosas más interesantes incluso, en cada nivel hay tres engranajes que podremos recoger para abrir al final del mismo una máquina que nos dejará escoger entre recuperar toda nuestra vida o recibir un objeto aleatorio, una recompensa que difícilmente podría resultar más suculenta. El problema es que por muy a la vista que estén estos engranajes siempre se encuentran en lugares un tanto peligrosos, de modo que tendremos que decidir si el riesgo de hacernos con ellos nos merece la pena según la situación en la que nos encontremos, una decisión de diseño que funciona de manera fantástica.
Algo que también ayuda a que Shovel Knight Dig funcione tan bien reside en el control que nos suele dar en cada partida al permitirnos decidir casi siempre entre dos caminos distintos cada vez que terminamos una pantalla. Mediante unos sencillos carteles, siempre nos indicarán qué es lo que nos vamos a encontrar en cada ruta, como una mayor presencia de un determinado tipo de trampas o un personaje con el que comerciar, así que podremos escoger los retos a los que nos querremos enfrentar. Además, hay varios momentos en los que podremos elegir si ir a un bioma u otro, cada uno con sus propias peculiaridades que podrían beneficiarnos más o menos según el equipo que hayamos conseguido durante la partida.
Otra mecánica que funciona muy bien la tenemos en las llaves, ya que al conseguirlas nos seguirán hasta que encontremos una puerta o cofre para usarlas. Eso sí, si nos golpean antes de utilizarlas caerán al suelo e incluso es posible que se rompan, obligándonos a jugar con extremo cuidado para no perderlas. La guinda del pastel la terminan de poner unos controles y físicas que funcionan a las mil maravillas y unos jefes que, en general, nos han gustado bastante y nos ofrecen unas batallas muy divertidas y desafiantes con algunos cambios en el escenario.
Ahora bien, no es oro todo lo que reluce y hay algunos aspectos que no nos han terminado de convencer, empezando por la cantidad de accesorios que apenas aportan nada y cuyos efectos casi ni notaremos durante nuestras sesiones de juego. Obviamente hay algunos muy útiles, como el que nos permite resucitar una vez si nos matan, pero la gran mayoría nos han parecido demasiado situacionales o irrelevantes, lo que le resta algo de atractivo al sistema de progresión que nos permite desbloquear nuevos ítems para que aparezcan durante nuestras futuras partidas.
Del mismo modo, se trata de un roguelite muy parco en contenidos que podemos superar en menos de 5 horas a poco que seamos medianamente habilidosos. El problema es que, tras esto, el único incentivo real que nos quedará para seguir jugando será desbloquear su auténtico final, algo para lo que tendremos que completar una partida prácticamente perfecta cumpliendo una serie de enrevesados y crípticos requisitos. Por desgracia, muchos eventos y salas tienden a repetirse con frecuencia antes de lo que sería deseable, por lo que no es capaz de aguantar la frescura de su propuesta durante mucho tiempo.
Belleza pixel art
Finalmente, no podemos hacer otra cosa que no sea aplaudir su apartado audiovisual, empezando por sus gráficos. En vez de mantener la estética de 8 bits del juego original, esta vez se ha apostado por ofrecer algo mucho más elaborado, detallado y similar a lo que cabría esperar de los títulos de la era de las consolas de 16 bits, lo que se traduce en unos personajes bastante más grandes, trabajados y con animaciones más complejas, así como efectos más llamativos y unos fondos geniales. Y todo ello con la fantástica dirección de arte de la saga.
Por su parte, la banda sonora ha vuelto a ser compuesta por Jake Kaufman, quien imprime su particular estilo a unas partituras muy animadas que mantienen intacto el tono y el sonido tan característico de la saga. O lo que es lo mismo, la música difícilmente podría ser más pegadiza y ambientar mejor nuestras aventuras. Los efectos también siguen esta tónica y los textos nos llegan perfectamente traducidos al español.
Conclusiones
Shovel Knight Dig es un roguelite divertidísimo, adictivo, bien diseñado, con una jugabilidad impecable y con un apartado audiovisual fantástico que, por desgracia, se acaba demasiado pronto y apenas nos da incentivos para seguir jugando tras nuestra primera victoria, un error que lo deja un peldaño por debajo de otros exponentes del género. Sin embargo, son tantas sus virtudes que consiguen que lo poco que dura sean horas de calidad y que merecen mucho la pena, así que si os quedasteis con ganas de más Shovel Knight, aunque sea en forma de rogue, no dudéis en darle una oportunidad.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga para PC que nos ha proporcionado Yacht Club Games.