Análisis de Reprobates (PC)

Europa se resiste a enterrar de manera definitiva el género de la aventura gráfica, y todavía nos llegan títulos aislados que pretender recuperar el favor del público. Entre las compañías que no tiran la toalla en el género, los checos de Future Games brillan por sus apuestas heterodoxas como el misterioso The Black Mirror o el paranormal Nibiru. Juegos entre la exploración a lo Myst, y el componente dialéctico propio de LucasArts o Sierra. Su última apuesta es este extraño y fascinante Reprobates, donde llevan el argumento mucho más allá que en anteriores ediciones.

Con una influencia constante y notoria de las elipsis narrativas de la serie televisiva Lost, Reprobates es una aventura que pretende partir de una confusión inicial para ir descubriendo poco a poco –a través de flashback- los secretos de la historia. Conoceremos en la introducción al protagonista, Adarn Raichl, un joven bohemio (de Bohemia, República Checa), que al sufrir un accidente se despierta en una extraña cabina. Raichl es recibido por dos extraños individuos, a cada cual más pintoresco, que le dan la bienvenida a una especie de isla abandonada que cuenta con un campanario. Luego de explorar este entorno desolado, al tañir de la campana nuestro protagonista cae en un letargo. Al despertar, se encontrará otra vez en la misma posición donde inició su primer día en la isla ¿Qué ha pasado?

Todo Reprobates juega con las ideas de los recuerdos, su manipulación y expresión. Lo que salva este argumento, por otra parte tópico en ciertas aventuras del género, es la aparición de secundarios variados y con marcadas personalidades. Para algunos de ellos, la isla es una especie de purgatorio; para otros no es más que un accidente laboral. Ninguno de ellos tiene la respuesta, pero quizá sí parte de ella. Son estos personajes los que aportan bastante variedad a un desarrollo que sin ellos acabaría, otra vez, clonando al ya decano Myst. Si bien las conversaciones no son especialmente avanzadas, la gran variedad y personalidad de estos secundarios convierten en algo atractivo la exploración, y avance a través de esta extraña isla. El juego incorpora también ciertas rarezas, poco habituales en las aventuras gráficas, como la necesidad de comer y beber para mantener la barra de energía alta.

Esto es interesante, ya que aunque no aporta realmente tensión a la jugabilidad recuerda en mucho a las muerte en las aventuras conversacionales y las primeras gráficas. Un ejemplo clásico lo encontramos en el Quijote de Dinamic. A medida que vayamos avanzando, veremos la dicotomía tanto en las escenas propias de la isla como en las pesadillas. Estas últimas, con secuencias de acción, deben mucho al terror psicológico de los Survival Horror, aunque su ejecución es comparable al mismo tipo de secuencias del conocido Max Payne. Hay también algunas secuencias de acción en la exploración en la isla, no muy bien implementadas , pero que demuestras intenciones por parte de Future Games de expandir la jugabilidad.

Future Games mantiene los fondos prerenderizados, uniéndolos a personajes y objetos en tres dimensiones. La calidad artística es bastante alta, y el uso de estructuras más clásicas que oníricas –el eterno plagio visual de Myst- hace que el jugador se sienta menos perdido en la isla. Ahora bien, lo que brilla sobre todo es la recreación de los personajes, con un número muy competente de polígonos y unas magníficas animaciones. Conociendo que esto suele ir unido a producciones de gran presupuesto, es todo un detalle el trabajo de la compañía checa. Precisamente, la brillante representación de los personajes ayuda a que la aventura salga más allá del típico cliché de reconstruir los recuerdos o explorar una civilización perdida. Fuera de este detalle, más mediocres son las secuencias prerenderizadas, que simplemente están a baja resolución y muy lejos de las virguerías ya no de esta época, sino más bien de hace dos o tres años.

El sonido es también competente, con un doblaje en inglés que mantiene los acentos de los distintos personajes –es divertida la voz del escocés- y FX de ambiente para contribuir a que el jugador se integre en el contexto desolado de esta isla. Falta, a pesar todo, una banda sonora de mayor enjundia que apoye y magnifique la tensión dramática de los momentos narrativos. Una verdadera pena, ya que habría acompañado y mejorado enormemente las secuencias dramáticas y oníricas del juego.

La interfaz minimalista, el diseño de producción onírico pueden ser una excusa de cara a desarrollar un entorno visual creíble. Lo que no debe ser, en ningún caso, un impedimento de cara a la jugabiliad. En efecto, el juego no tiene algo propio de las aventuras gráficas ya de inicios de los 90, y es un detector con el cursor de objetos utilizables. Aunque el cursor cambia al pasar por encima de un elemento que se pueda obtener o manipular, las escasas indicaciones y el propio argumento hacen que el deambular acabe en una caza por la pantalla de cualquier elemento manipulable. Lo que llaman en el género pixel hunting. Esto es el error más grave del juego, llegando a extremos cómicos como querer coger un objeto y hacer clic sin quererlo en una senda, apareciendo en otra pantalla. Para evitar esto, el jugador estará obligador a usar el ratón derecho estudiando descripciones, y actuar con el izquierdo para accionar el objeto. Algo no muy cómodo, todo sea dicho.

Si bien esto no arruina la jugabilidad de Reprobates, la ejecución de las secuencias oníricas –las pesadillas- y su nefasta acción sí dejan en entredicho el genial ambiente de reconstrucción de Future Games. Nadie, quizá sólo los puristas absolutos del género, se oponen a las secuencias de acción limitadas en un juego de aventuras…siempre que estén bien resueltas. Reprobates no es el caso, y el control de los diversos minijuegos es bastante defectuoso. Incluso en ocasiones algunos puzles de acción llegan a estar cronometrados, lo que en una aventura es un suicidio de cara a desarrollar una estrategia resolutiva.

Las secuencias de acción integradas, los saltos, sí que están metidos con calzador, e intentan aportar tensión dramática al deambular por la isla. Recuerdan malvadamente a ese chiste de Monkey Island en el cual apuntabas a un precipicio, y de repente morías. Estas acciones físicas desgastan la energía del personaje, algo de nuevo que intenta aportar tensión a un desarrollo demasiado calmado. Aunque realmente la barra de tensión –la necesidad de recoger energía- no es molesta, no llega realmente a hacerse imprescindible y es más una curiosidad inútil.

Quién espere encontrar mucha variedad en Reprobates, puede olvidarse: el título se desarrolla casi exclusivamente en la isla –no muy grande- y en los recuerdos pesadillescos del protagonista. Aunque el entorno tiene cierta magia, el diseño no puede sustituir un solo entorno con puzles constantes y muy lastrados por la defectuosa detección. Y todo ello con la limitación temporal, al tercer tañir de la campana volveremos a empezar. Esto último es, otra vez, un préstamo de las aventuras conversacionales y pretende aportar mayor dificultad a la resolución de los puzles. Estos dependen de los personajes de la isla, el momento temporal en que nos encontremos y la situación en la trama. Así que es difícil partir de la base de ir a pasarse el juego rápidamente, ya que éste tiene un objeto contemplativo. Es más bien una novela interactiva que una aventura gráfica por su demasiado guiada jugabilidad.

Una fascinante trama, guiada por un buen trabajo visual, que se ve lastrado por un diseño monótono y en ocasiones frustrante. Ese es el plato agridulce que ofrece Reprobates, un título a medio camino entre la novela interactiva y la aventura por su escasa, escasísima, interactividad. Aunque las secciones varían en su calidad, el diseño de puzles es notable y el desarrollo no es el habitual. Esto salva un sistema de detección de objetos fallidos y una excesiva monotonía en el discurrir de las acciones. Ahora bien, Reprobates por su extrañísima apuesta y su original desarrollo merece una intentona. Pocos son los juegos de aventura que tratan de hacer algo diferente, y quizá esa sea la principal virtud y error de un juego destinado a minorías.