Análisis Red Bow, aventura gráfica estilo retro (PC, Switch, PS4, PSVITA, Xbox One)

Hay mercado para las superproducciones más espectaculares, juegos online en permanente evolución y aventuras para entretenerte un mínimo de 100 horas. Y luego tenemos los juegos de Ratalaika Games, un estudio especializado en adaptar juegos independientes casi amateur que no aspiran a revolucionar la industria, pero saben divertir de la manera más directa y compensan muchas carencias con un precio de lanzamiento tan asequible que muchos jugadores ni se lo piensan. Red Bow es uno de estos juegos, muy en la línea de trabajos anteriores de la desarrolladora Straga como My Big Sister o Just Ignore Them. Se lanza además en múltiples sistemas, desde PC a Nintendo Switch pasando por PS4, Xbox One y PS Vita –nuestra recomendación, tanto por estilo de juego como apartado visual, es que se juegue una de las plataformas portátiles-.

Pesadilla indie

Como se puede ver en las capturas, hablamos de una aventura al estilo retro, de gráficos pixelados del tamaño de un puño y vista superior. Su historia nos presenta a Roh, una joven que parece vivir unas extrañas pesadillas con personajes peculiares, espíritus o monstruos. Si bien Red Bow intenta en algún momento causar mal rollo o tensión –sobre todo inspirándose en leyendas o películas niponas-, no podemos calificar al título exactamente de un survival horror ni de juego de terror, aunque trate algún tema escabroso. En ese sentido la saga Yomawari es mucho más efectiva, tanto en su objetivo de asustar al usuario como en ambición, pero eso no significa que este juego busque competir con el de NIS. Tiene sus particularidades, puntos fuertes y débiles.

El apartado jugable es el de una aventura gráfica clásica, pero vista cenital en lugar de lateral –típico de LucasArts-, muy guiada por su narrativa. Explora las localizaciones, bastante reducidas en dimensión y por tanto sin complicaciones de orientación o puzles, investiga cada mueble o rincón sospechoso y obtén objetos que te servirán más adelante. Puesto que los mapas son pequeños no esperes acumular una cantidad ingente de herramientas ni hacer extrañas combinaciones con ellos: la solución suele ser bastante obvia, demasiado quizás, así que la dificultad es más bien baja. Casi todo lo que necesitas está a la vista o en la pantalla anterior. Lo bueno es que a diferencia de otros juegos del género aquí no encontraremos soluciones excesivamente absurdas que se resuelvan por puro azar interactuando con cada objeto, es apto para novatos en el género.

Quizás más de un jugador se extrañe al saber que la duración del juego ronda la hora y media, poco más o un poco menos dependiendo de las vueltas que demos buscando los objetos, y lo cierto es que ese es parte de su encanto. Está planteado para jugarse varias veces y ver distintos finales, es un juego al que puedes volver en otra ocasión y no exige semanas o meses de dedicación. Sabemos que esto puede ser tanto un aspecto positivo como negativo dependiendo del tiempo libre de cada jugador, y si esperas un RPG o similar en el que perderte con su ambientación es preferible que busques otras opciones.

Lo más negativo del juego es que en un diseño tan plano que consiste en conseguir llaves, mecheros y demás objetos para aplicarlos donde allí corresponda. Apenas presenta un reto y la rejugada es más por el interés de ver resultados diferentes con los personajes que por los puzles o el gameplay puro. Si consigues un ítem casi seguro que lo vas a necesitar para el siguiente obstáculo, no hay más complicación. Por suerte nos llega con textos en varios idiomas, entre ellos el español, con lo que se puede disfrutar de sus diálogos sin problemas.

Como es tradición en los juegos de Straga, los adictos a los trofeos y logros van a disfrutar de estas recompensas virtuales porque cada dos pasos descubriendo algún easter egg o simplemente progresando en la historia escucharemos el sonido del desbloqueo constantemente. ¿Vale de algo? No, pero con un rápido vistazo al altísimo porcentaje de usuarios que han ido a completar Red Bow u obtener el platino, parece que es un plus de estas producciones que atrae a muchos compradores.

Inspirado en la estética 8 bits

Los creadores de Red Bow lo comparan con el estilo retro de Game Boy, aunque no hay las restricciones de esa paleta y el sonido no es chiptune. Es esa estética retro un poco indefinida de baja resolución que hemos visto en multitud de juegos indie. Sencillamente cumple, la música acompaña y los escenarios no están mal, pero dada la escasa duración de su historia apenas veremos zonas diferentes. Nos habría gustado que el juego fuese algo más amplio, para explorar zonas opcionales y que se puliesen ciertos aspectos de la experiencia –menos muros invisibles que nos impiden avanzar, corrección de algún fallo gráfico en la superposición de sprites, más agilidad para buscar un objeto del inventario y utilizarlo en su contexto, etc-.

Conclusiones

Si te gustaron los pasados títulos de la desarrolladora, disfrutarás de Red Bow pese a que no alcanza la calidad de My Big Sister. Red Bow es lo que es, no os vamos a engañar, y por su precio tampoco se puede esperar un clásico moderno. En este mismo tipo de juegos más variados dentro de unas limitaciones similares –trilogía Baobabs Mausoleum- o notablemente más redondos -Yuppie Psycho y The Count Lucanor, ambos de Baroque Decay-. Nuestra primera recomendación sería probar antes cualquiera de estos juegos, pero en cualquier caso, el título de Straga entretiene sin mucha complicación y tampoco decepcionará a quien sepa lo que ofrece: pasar un buen rato con una ligera aventura gráfica a la que volveremos en más ocasiones para cambiar alguna de las acciones clave.

Hemos realizado este análisis en PS4 Pro con un código que nos ha proporcionado Ratalaika Games.