Análisis de POSTAL Redux (PC, PS4, Switch)
El tema de la violencia en los videojuegos no es reciente, y el caso de Hatred –un juego de disparos para PC- lo pudimos ver hace casi 20 años cuando en 1997 coincidieron en el mercado tres juegos que se atrevieron a cruzar la línea de la matanzas contra inocentes –o al menos, daban la posibilidad a ello-: Postal, Carmagedon y Grand Theft Auto. De éxito variable, uno de ellos –el de Rockstar- ahora se ha convertido en una de las sagas superventas de la industria y gana prestigio a cada secuela, mientras que los otros dos quedaron más o menos en el olvido. Curiosamente, Carmageddon ha regresado con una nueva entrega y Postal lo hace ahora con Postal Redux.
Redux es una revisión del clásico de Running With Scissors con gráficos rehechos y algún otro cambio. Como en el original, hablamos de un juego de disparos de vista isométrica –ocasionalmente superior- protagonizado por un hombre que sin demasiada explicación se ha vuelto enfurecido y va armado.
El nombre Postal proviene de going postal, en referencia a unos incidentes en Estados Unidos de 1986 cuando unos trabajadores del servicio postal dispararon a jefes, compañeros, miembros de la policía y ciudadanos. El juego no tiene relación directa con este oficio, pero toma ese concepto.
En nuestro camino encontraremos escopetas, lanzallamas, minas, granadas, lanzacohetes, fusiles, cócteles molotov, un revólver… Un arsenal preparado para dejar un reguero de muerte y destrucción. Cuando las balas escasean puede confiar en su metralleta de munición infinita que escupe una ráfaga constante a cualquiera que se cruce en nuestro camino. Un mal día lo tiene cualquiera… Y ha llegado la hora de desatar el caos.
El juego causó polémica porque la misión para pasar de mapa o pantalla consiste en eliminar un porcentaje mínimo de personajes llamados hostiles, las fuerzas de seguridad que van en nuestra búsqueda. El tema es que se ambienta en pequeños pueblos y ciudades con la población que huye despavorida, y es fácil descargar un cartucho sobre ellos sin ningún tipo de penalización. Puesto que no vamos a distinguir mucho a unos y a otros en el fuego cruzado, las bajas serán inevitables. Esto, y la recreación de su agonía –gritos, súplicas, insultos, cuerpos que se arrastran…- hacen que Postal sea duro en su temática pese a mostrar unos gráficos más bien simplones. O se toma con humor negro o no se disfruta.
Postal es un juego para desestresarse sin complejos. No hay ningún tipo de profundidad en cuanto a personalización o habilidades, ni cooperativo online al estilo de otros juegos más modernos. Inicias partida y empiezas a disparar a discreción sin más motivo. Ese era el encanto del original y lo es aquí, aunque para las generaciones más modernas quizás sepa a poco.
Redux es una remasterización para Steam, y más adelante PlayStation 4, que mantiene la fórmula más o menos intacta y realiza algunas mejoras. La que primero salta a la vista son sus gráficos, redibujados para la alta definición. El aspecto es muy similar al primero, conserva la paleta de colores y los personajes poligonales no se han retocado demasiado para no desentonar con el estilo visual característico. De hecho, se puede comprobar en las imágenes cómo se ha respetado la fachada de cada edificio, sus ventanas y decoración. Si antes había un árbol o una pequeña verja, ahora está en el mismo sitio.
Hemos visto ligeros efectos nuevos en los focos de luz pero en general nada que nos haga pensar que se trata de un cambio drástico, o que aproveche la ventajas técnicas. Hay cuestiones que se deberían haber retocado algo más, como el fuego, humo y las explosiones, que mantienen un toque demasiado cartoon y no se ha rehecho al nivel de detalle de los fondos –y sorprendentemente, el fuego quedaba mejor en el original-.
También se ha restaurado la música y el sonido. Especialmente destaca esto último, por las voces –en inglés- de nuestro deslenguado protagonista que no duda en insultar a sus víctimas, y la contundencia de las armas. En Postal Redux la verdadera banda sonora la ponen las balas y explosiones, y podemos ver la importancia de un buen sonido, la retroalimentación con cada disparo es más satisfactoria. La música –cuando suena, caso del modo Rampage- es cañera pero bastante corriente.
Postal Redux se puede jugar con una combinación de teclado y ratón –un apuntado bastante preciso y rápido- o con un pad y un control de dos palancas, más cómodo para el desplazamiento rápido. Con cualquiera de las maneras es un juego divertido y directo que no requiere complicadas combinaciones de teclas o botones.
Hay algunas armas un poco desequilibrantes que necesitaban un estudio mayor, la escopeta por ejemplo surte efecto a gran distancia. Además es fácil recibir daño desde enemigos fuera de la pantalla o porque quedan ocultos bajo el escenario –sólo se transparentan cuando pasamos nosotros-. Postal Redux no toca prácticamente nada de la mecánica original y ese diseño tan peculiar provoca que funcione mejor como tributo que por méritos propios.
Además del modo campaña, que repasa 17 niveles de centros urbanos, una mina, el parque de atracciones, una base militar y un escenario nuevo, disponemos de un Rampage Mode, una versión más arcade donde hay que conseguir la mejor puntuación por combos, velocidad y muertes "creativas". Running With Scissors lo compara con la excelente saga Hotline Miami, si bien este no es un juego de sigilo ni de muertes con un tiro limpio. Para hacer un buen papel en Rampage es preferible superar antes el modo historia, una vez conoces mejor la distribución de las fuerzas armadas, los enemigos mejor armados y los paquetes de salud o protección.
Los desarrolladores han hecho una modificación en el final que se podría considerar autocensura. En el primero aparecía una escena con niños y un patio de recreo, una imagen que hoy día y después de conocidos casos de tiroteos en escuelas de Estados Unidos no es muy apropiada incluir. El equipo justifica que esa parte debía simbolizar algo inimaginable y surreal –producto de la mente perturbada del personaje-, pero lamentablemente ya no es una pesadilla irrealizable sino un tipo de atentado tristemente habitual en el país. La explicación parece sensata, aunque no gustará a todos.
Conclusiones
El Redux ideal debería con escenarios en tiempo real o animaciones con más vida e interacción, pero no se nos escapa que Running With Scissors es un estudio indie –pese a su veteranía- al que no se puede exigir mucho más. Queda patente su presupuesto desde el menú inicial, a medio camino de proyecto amateur y de homenaje al macarrismo gore que se gasta.
Postal está lejos de ser una obra maestra y el paso del tiempo no le ha sentado del todo bien, pero una cosa está clara: cumple su función de entretener. Es uno de esos placeres inconfesables del que se pueden encontrar muchas limitaciones y fallos, y sin embargo lo acabas jugando porque engancha, no importa que sea 1997 o 2016.
Hemos realizado este análisis con un código de descarga que nos ha proporcionado Running With Scissors.