Análisis de Impact Winter (PC)
Bandai Namco nos sorprendió con la presentación de su catálogo de juegos para la nueva temporada, la que estamos viviendo ahora, incluyendo juegos que se alejan de las grandes superproducciones. Uno de esos títulos es Impact Winter, de Mojo Bones, estudio británico indie que hasta la fecha había centrado sus esfuerzos en la producción de juegos de pequeño tamaño destinados a móviles y portátiles. No eran proyectos de gran envergadura, pero tenían su encanto. Puede que por ello la editora japonesa decidiera editar su nueva propuesta, un videojuego de supervivencia con un mayor grado de ambición.
Lo que plantea Impact Winter es trasladarnos a un invierno eterno provocado por un cataclismo. Un meteorito ha impactado sobre la Tierra y ha cambiado drásticamente el clima. Los pocos supervivientes que quedan sobre la faz del planeta tratan de superar las inclemencias del tiempo como pueden y nosotros somos parte de ellos. En el papel de protagonista está Jacob Solomon, hombre de mediana edad que por los acontecimientos ha sido proclamado el líder de un grupo de supervivientes encerrados en una iglesia.
La iglesia es nuestra base de operaciones, nuestro punto de conexión y protección con los peligros del exterior. En una jornada de supervivencia, cuando creíamos que ya estaba todo perdido, detectamos una transmisión que nos advierte de que la ayuda está en camino. Tardará treinta días, tiempo durante el que tenemos que sobrevivir nosotros y los cuatro compañeros que nos acompañan: Wendy, Christophe, Maggie y Blane. Cada uno de ellos está especializado en una habilidad que nos ayudará a subsistir (cocinar, construir y reparar tecnología, elaborar medicinas, etc.)
La supervivencia de estos cuatros personajes y de nuestro protagonista depende de muchos factores, quizás demasiados para los jugadores menos integrados en el género. Pero precisamente ahí está la gracia de Impact Winter, que es un juego exigente donde la primera partida que ejecutes posiblemente sea un completo desastre. Cada miembro tiene que cubrir necesidades básicas para funcionar (comer, dormir, beber, no pasar frío y ser feliz) y conseguir depende directamente de lo que hagamos con Jacob, que también tiene sus propios condicionantes vitales personales.
Nuestro cometido es abandonar la Iglesia, donde se quedarán los supervivientes, para explorar "el vacío", nombre que recibe este yermo donde las casas, los parques y las carreteras han quedado sepultados en la nieve. Debemos recorrer todos estos espacios mientras las condiciones físicas nos lo permitan recolectando materiales que nos permitan comer, beber, mejorar nuestro refugio y mantener las necesidades básicas de todo el equipo. ¿Podemos morir? Sí, pero con matices. Nuestros cuatro aliados pueden fallecer si no cubrimos sus necesidades; el protagonista muere, pero continúa desde el punto de control más reciente, la última vez que dormimos.
La base de operaciones y sus habitantes tienen implicaciones que no debemos pasar por alto. Nuestra mente puede estar físicamente explorando una casa a kilómetros de distancia, pero también debe estar en la iglesia controlando el estado de los personajes, dándoles los víveres necesarios para que sobrevivan mientras retornamos, estableciendo sus roles de actuación, estados que desbloqueamos al subir de nivel y que nos permiten evitar enfermedades, dormir más, hacer reparaciones antes, etc. y definiendo cuáles son las tareas que deben realizar.
Muy interesante e importante para la jugabilidad es que cada uno de estos personajes, así como otros que deambulan por el mundo de Impact Winter, presentan necesidades que van más allá de las meramente vitales. Mojo Bones ha integrado un sistema de misiones que iremos recibiendo de los personajes y que tendremos que cumplir para subir su moral, ideal para evitar que se depriman y salgan corriendo del refugio. Completando estos retos conseguiremos experiencia que nos hará subir de nivel. Estos encargos son indispensables para acelerar la venida de la ayuda y completar la misión.
El tiempo en Impact Winter se mide de una manera particular. Cada segundo en la vida real es un minuto en el videojuego de Mojo Bones. Nuestro cometido es sobrevivir durante treinta frías jornadas que no necesariamente implicarán esperar ese tiempo virtual, ya que completando encargos y eventos conseguiremos acelerar el transcurso del tiempo. Esto nos va a obligar a atender las necesidades de nuestros aliados y a explorar el mundo priorizando sobre aquellas tareas que nos puedan permitir dar un acelerón al reloj. Siempre, absolutamente siempre, va a jugar en nuestra contra y nos va a obligar a ser previsores dejando, por ejemplo, el fuego de la iglesia vivo antes de salir.
La preparación previa a la exploración es fundamental para evitar que los miembros del equipo no salgan de la iglesia en una caja de pino. Antes de lanzarnos a explorar el vacío debemos dejar prepararos víveres que cubran sus necesidades. Para ello, en el almacén contaremos con dos secciones de inventario. Una general donde encontraremos todos los objetos recogidos y fabricados y una particular que nos permitirá asignar objetos como alimentos y bebida de manera individual a cada aliado. Ya en el exterior podrás seguir desde los menús el estado de tus amigos sin necesidad de retornar.
Una vez metidos en materia con la exploración del territorio, es importante aferrarse a la ayuda que nos brinda Ako Light, un dron que nos acompaña en el viaje y que cuenta, cómo no, con sus propias necesidades de batería. La energía de este compañero metálico se irá agotando (la recargamos en la iglesia) y con ellas nos muestra el rádar, lanza impulsos para detectar puntos de interés cercanos, excava y hasta nos lleva objetos desde asentamientos que estableceremos hasta la iglesia. A lo largo de la partida también podremos aplicar actualizaciones de firmware para mejorar sus habilidades.
Todos estos detalles y otros muchos que iremos descubriendo a medida que avanza la supervivencia componen la experiencia jugable de Impact Winter transformándola en un reto exigente. Es un título muy solvente en lo jugable dentro del género que además tiene la virtud de crear un mundo visualmente compacto, con una tecnología gráfica (Unity 5) que sin ser un referente sí cuida su acabado artístico y lo confirma como una de sus señas de identidad. Lo mismo sucede con la banda sonora atmosférica compuesta por Mitch Murder y con reminiscencias a las melodías sintetizadas por genios como Jean Michel Jarre en los setenta-ochenta.
Como os contamos en nuestras impresiones hace unas semanas, Impact Winter es un juego que necesitaba recorrido para corregir ciertos problemas técnicos. En aquel momento no le dimos demasiada importancia, pues jugamos con una beta que todavía no representaba el resultado final a pesar de la cercanía de su lanzamiento. Sin embargo, la llegada a PC de este título de supervivencia se ha visto lastrada por el mantenimiento de ciertos errores técnicos que es imposible pasar por alto y que están siendo corregidos a base de parches.
Sin toparnos con errores excesivamente graves después de instalar la actualización disponible desde el día de lanzamiento, Impact Winter todavía necesita pulir su sistema de control, ya que en PC se juega más cómodo con mando que con teclado y ratón, su traducción, que sigue dejando trazos de palabras en inglés por los menús, y sus tiempos de carga, que pueden llegar a ser particularmente pesados en ciertos momentos como cuando abandonamos la iglesia, por poner un ejemplo.
La propia Mojo Bones ha reconocido los problemas públicamente y ha agradecido la paciencia a la comunidad. No nos cabe la menor duda de que el estudio está cien por cien comprometido en dejar niquelado el juego que acaban de parir, pero está claro que a su creación le habrían venido geniales unas semanas más en la incubadora. Es una lástima que un juego tan atractivo en muchos de sus frentes vea enturbiado su estreno por un lanzamiento a todas luces prematuro, aunque en el futuro todo debería quedar corregido.
Conclusión
Impact Winter es un videojuego de supervivencia exigente, con ideas frescas y un sistema de juego que te van a transformar en una criatura multifunción si quieres completar los treinta días necesarios para que llegue el rescate. Es un título complejo y completo, con una producción humilde pero eficiente, y con una personalidad artística innegable. Todo lo que aporta, incluidas las mecánicas elaboradas para adentrarnos en el mundo que ofrece, deja un sabor de boca apetecible por su precio (19,99 euros). La nota discordante la fija su acabado técnico, que no está tan pulido como nos gustaría y por desgracia reflejan los fallos que debían haber sido eliminados antes del lanzamiento.
Hemos realizado este análisis con un código de descarga que nos ha proporcionado Bandai Namco.