Análisis Haneda Girl: Estética retrofuturista, acción frenética y luces de neón (PC)

Prepárate para morir mientras bailas el vals de la destrucción en esta frenética experiencia repleta de saltos, tiros y luces de neón.
Haneda Girl
·
Análisis de versión PC.

"Soy fuego, y se van a quemar". Así de tajante se muestra Chichi Wakaba en una de sus primeras incursiones en pantalla. Esta niña de armas tomar es la protagonista de Haneda Girl, el spin-off del aclamado Narita Boy, que tras presentarse hace unas semanas en forma de demo llega al mercado ahora en su versión final. Desarrollado por el estudio barcelonés Studio Koba, ya desde los primeros minutos de juego deja una carta de presentación que no podría ser más rotunda: todo aquel que se cruce en su camino quedará reducido a cenizas. Esta declaración de intenciones es un buen reflejo del espíritu de esta aventura, mezcla entre acción, creatividad y estrategia, términos que seguramente a muchos sonarán algo extraños teniendo en cuenta su naturaleza.

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Y es que, a diferencia de lo que hicieron con su ópera prima, este estudio compuesto por un reducido grupo de trabajadores deja atrás el denso estilo narrativo y artístico de aquel para centrarse única y exclusivamente en la acción. Haneda Girl es un plataformas con desplazamiento lateral en el que, con un número relativamente limitado de movimientos, podemos expresarnos en pantalla de diversas formas. Sus propios creadores han descrito la obra como una mezcla en la que nos movemos como en Celeste, destruimos como en Broforce, cortamos como en Katana Zero y morimos como en Hotline Miami; a juzgar por el resultado final, estas palabras no son en absoluto una exageración, sino un fiel reflejo de lo que vamos a encontrar cuando nos sumerjamos en el mundo del Imperio de Datos.

MOTHER, nuestro meca de combate táctico

La puerta de entrada al particular universo que está construyendo Studio Kobo es una recreativa que comparte nombre con la obra: Haneda Girl. Chichi Wakaba es la mejor jugadora que jamás haya existido, una habitual de salones recreativos a la que no le falta valentía y desparpajo. Un buen día, Chichi recibe un mensaje del profesor Nakamura, padre de la criatura, invitándola a introducirse en el mundo de la recreativa. Allí tendrá que hacer frente a los hackernautas y, para ello, además de contar con la ayuda de su anciano maestro, podrá hacer uso del potencial que alberga su meca de combate táctico, llamado M.O.T.H.E.R. Además de este enorme robot, la joven heroína puede hacer uso de un arma que recordarán los que hayan disfrutado de Narita Boy: la tecnoespada.

No obstante, las similitudes entre ambos juegos terminan aquí. En esta ocasión, la apuesta jugable se realiza poniendo la acción en un primer plano. Hay un argumento, pero es poco significativo y ocupa un lugar muy secundario en el desarrollo. Tampoco se echa en falta: aquí lo único que importa es ir superando las fases de las que se componen los mundos que visitamos, todos bañados en el inconfundible estilo ochentero retrofuturista del que hace gala el título. La parte estética, como podréis ver en las imágenes adjuntas en este análisis, es a la vez un homenaje a los clásicos de la época y una demostración de que, con muy poco, se puede conseguir mucho.

La acción transcurre con gran fluidez, las ralentizaciones son una rara avis y la sensación que transmite lo que vemos en pantalla provoca chutes de adrenalina. Su mayor particularidad es cierto regusto kawaii que se aprecia, por ejemplo, en los charcos de sangre rosada que dejamos a nuestro paso por el escenario o en el peculiar colorido de algunos enemigos y de ciertas estructuras del mapeado.

Una simbiosis casi perfecta

Sin una relevancia significativa del argumento, todo el protagonismo recae sobre la acción, que es aquí protagonista absoluta. La mecánica de juego se divide en dos aspectos fundamentales: por un lado tenemos a Chichi, a quien podemos controlar de forma independiente. Tratándose de una niña, no es de extrañar que sea muy frágil y muera al recibir un impacto. Sin embargo, haríamos bien en no juzgar al producto por su envoltorio, ya que el tamaño de la joven heroína no le impide blandir la tecnoespada con brutalidad cuando está cerca de un enemigo para que su sangre salpique todo lo que está a su alrededor. Chichi puede saltar, realizar ataques especiales en forma de estocadas a gran velocidad con la espada y, lo más importante, engancharse a las paredes para trepar por ellas en cualquier dirección. Quedaros bien con este concepto, porque es mucho más importante de lo que a priori cabría imaginar.

El segundo aspecto relevante de la mecánica es, como cabía esperar, el meca o M.O.T.H.E.R. Entre la protagonista y el robot se produce una interesante simbiosis: podemos entrar en él casi siempre que nos apetezca, emplear su munición para atacar a distancia o usarlo como escudo en determinadas situaciones. Mientras que Chichi muere al recibir un impacto, MOTHER es algo más resistente y cuenta con un escudo que nos da cierto margen de maniobra en las situaciones más peliagudas, que son muchas y muy frecuentes. También es posible eyectarnos, acción que nos otorga un pequeño impulso que aprovecharemos para paliar la falta de movilidad del robot. Aunque se trate de un coloso de acero, el meca también puede suspenderse en el aire durante unos segundos, algo que podemos aprovechar para tirotear todo lo que se encuentre a nuestro alrededor.

Dos armas, infinidad de posibilidades

Es sorprendente que, utilizando solo estos dos elementos, Haneda Girl ofrezca una jugabilidad tan exigente. La "chicha" de la mecánica se encuentra en las opciones que ofrecen ambos elementos por separado. Chichi se mueve con agilidad por el terreno, pero es muy débil y sus ataques especiales solo se cargan cuando estamos subidos al mecha. Su movilidad se basa en gran parte en poder engancharnos de las paredes, un recurso que aplicaremos desde la primera fase y que en ocasiones ralentiza el ritmo de unas partidas que, por lo demás, se suceden a toda velocidad. Esto se debe en parte a que Chichi se pega casi de forma automática a ellas, lo que nos entorpece cuando queremos bajar a toda velocidad por alguno de los múltiples recovecos que tenemos que atravesar en el mapa, y cuya presencia se justifica muchas veces para impedir que sigamos avanzando con M.O.T.H.E.R.

La idea que propone Studio Kobo, y esto es algo que descubrimos tarde o temprano, es intercalar ambos elementos para superar los escenarios a la mayor brevedad posible. Como podemos llamar a nuestro robot y subirnos a él en cualquier lugar del mapa con tan solo pulsar un botón, y ante la enorme fragilidad de nuestra forma corpórea, es normal que prefiramos usarlo en zonas en las que prevemos que los enemigos nos van a freír a tiros. La carga del ataque especial nos lleva también a entender que esta es la mecánica más acertada para ir superando fases, dado que solo combinando todos los elementos que están a nuestro alcance conseguimos superar los niveles sin tener que repetirlos una y otra vez hasta experimentar la mayor de las frustraciones.

Al igual que sucede en algunos de los ejemplos que Haneda Girl emplea como referentes (principalmente Hotline Miami), para ir superando las fases hay que utilizar el cerebro. Aunque su estética pueda sugerir lo contrario, aquí no sirve de nada avanzar como pollos sin cabeza. Actuar así es sinónimo de morir a las primeras de cambio. Esto se debe mayormente al diseño de los escenarios, un aspecto en el que el título brilla con luz propia gracias a la enorme variedad que ofrecen los mapas. Hay fases para todos los gustos: desde las clásicas en las que basta con avanzar de un lado a otro hasta que llegamos a la "meta" (solo podremos superar la fase si hemos aniquilado previamente a todos los enemigos) hasta otras en las que tendremos que pensar detenidamente por dónde conviene pasar primero o en qué saltos o interruptores debemos centrar la atención.

Morimos una vez. Y otra. Y otra. Y otra…

Es curioso porque, por más que le demos vueltas y analicemos por dónde creemos que es mejor pasar, lo más probable es que muramos una y otra vez, sobre todo en las primeras fases en las que vamos ganando destreza con los mandos. Es algo que forma parte del espíritu del juego y de la mecánica en sí: moriremos, tenedlo por seguro. Lo haremos muchas veces, en todas las circunstancias que imaginemos. Da igual si somos expertos o novicios. Ya sea al empezar una fase de la forma más absurda que podamos imaginar o justo cuando por fin estamos alcanzando el final de ese escenario que nos ha sacado de quicio durante media hora. A veces resulta frustrante. Otras, morder el polvo produce una rabia que luego aprovechamos para crecer como jugadores y mejorar nuestro rendimiento. Lo único que es seguro es la alegría que nos invade cuando conseguimos llegar al final de una fase, ya sea de buenas a primeras o tras innumerables intentos, un dato que viene a indicar que la parte jugable es exigente, pero no excesivamente injusta. Simplemente, requiere ir ganando experiencia y saber exactamente a qué tipo de producto nos enfrentamos.

Y este producto es de los exigentes, de los que sacan lo mejor que tenemos como jugadores. Porque aquí no solo importa superar las fases, sino cómo lo hacemos. Ya comentamos antes que el ritmo de las partidas es muy intenso, pero es que no solo se trata de intensidad, sino de que parte de la puntuación que obtenemos en cada fase viene medida por conceptos como el tiempo que tardamos en superarla, cuántas veces hemos muerto, si hemos empleado el modo fantasma o no (una modalidad que nos permite ser invisibles durante una corta franja de tiempo en el que los enemigos no pueden detectarnos) y el combo máximo de muertes obtenido.

En la práctica, esto se traduce en que existen varias vías de superar cada fase, y algunas vías otorgan más puntuación que otras. En total hay cuatro categorías: metal, bronce, plata y platino. Como podréis imaginar, algunos niveles solo se desbloquean al obtener la plata, por ejemplo, en un número determinado de fases. Además de eso, también existen ciertos objetos que, tras ser recolectados, nos permiten acceder a niveles especiales. Asimismo, podemos desbloquear nuevas armas y modos con lo que se facilita ligeramente obtener más puntuación o simplemente superar sin tantas dificultades determinadas zonas. A la postre, mejorar nuestra puntuación final es lo que nos empuja a jugar una fase una y otra vez, por lo que la mecánica también tiene un componente competitivo interesante.

Un ritmo imparable

Nada de esto tendría sentido sin contar con un ritmo de juego muy bien medido, que solo se rompe a causa de los contratiempos que genera el enganche a las paredes. Para potenciar este aspecto, Studio Koba ha vuelto a confiar la banda sonora a Salvinsky (a quien tuvimos oportunidad de entrevistar cuando se produjo el lanzamiento de Narita Boy), quien vuelve a demostrar que no hay nada que motive más a un buen jugador de este género que una música acorde con lo que estamos viendo en pantalla. Las melodías de corte EDM encajan a la perfección con la estética y con la ágil mecánica. Tiene además sus matices, como el hecho de apagarse cuando por fin eliminamos a todos los enemigos de un escenario, por ejemplo. No solo nos ha encantado, sino que es sin duda uno de los principales protagonistas del título y uno de sus elementos más característicos.

El único pero que se le puede poner al desarrollo del juego es la sensación de que es un producto que no pueda disfrutar todo tipo de jugadores, algo en lo que teóricamente había trabajado Studio Koba. Aunque habría que analizar qué entiende cada uno por disfrutar, ya que lo cierto es que, por las características de su mecánica, Haneda Girl no es una experiencia que se pueda recomendar a todo el mundo. Esto se debe en parte a la ausencia de algún modo menos exigente a la hora de morir o al hecho de que cada vez que lo hagamos empecemos desde el comienzo de la fase en cuestión. No hay opciones que reduzcan el impacto de morir, ni modos de dificultad, ni nada a lo que recurrir cuando la frustración ha llegado a su nivel máximo, algo que muy probablemente sucederá a los que sean menos expertos en estas lides. Como tampoco es posible saltar una fase si nos atascamos en ella; lo que nos queda es repetirla una y otra vez hasta la que superemos.

Conclusión

Haneda Girl es una auténtica explosión de acción a raudales bañada bajo el manto kawaii y de luces de neón de su estética ochentera. Nos encanta su mecánica, cuya simpleza no está reñida con la variedad de opciones con las que contamos para superar unas fases llenas de obstáculos y de retos. También nos ha gustado mucho su puesta en escena, que con un ritmo endiablado y con muy pocos elementos que chirríen, lo que hace que las horas se pasen volando. Es una experiencia muy exigente pensada para un público exigente, al que no le importe morir una y otra vez hasta que la memoria muscular y los reflejos permitan pasar a la siguiente fase. Hay algunos conceptos, como la posibilidad de engancharnos a las paredes, que pese a que encajan con la propuesta de juego y aportan variedad no han terminado de convencernos, algo que se debe parcialmente a que ralentizan el ritmo de juego.

Es, en resumidas cuentas, una de esas obras creadas por y para aficionados, de las que dejan una huella imborrable no tanto por su argumento, que aquí es casi irrelevante, sino por su jugabilidad.

Hemos realizado este análisis en PC (Steam) con un código proporcionado por Studio Koba.

NOTA

8

Puntos positivos

El diseño de niveles y el frenetismo en pantalla: una auténtica locura.
La BSO, de nuevo a cargo de Salvinsky, simplemente magistral.
La relación simbiótica entre Chichi y MOTHER y sus múltiples posibilidades.

Puntos negativos

El sistema de enganche a veces nos entorpece y ralentiza el ritmo de la partida.
Su nivel de dificultad sigue siendo bastante alto. No apto para principiantes.

En resumen

Garantía de acción frenética y de una jugabilidad hipnótica, Haneda Girl es un regalo para los aficionados del género.
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Género/s: Acción / Arcade
Plataformas:
PC Switch PS5

Ficha técnica de la versión PC

ANÁLISIS
8
  • Fecha de lanzamiento: 23/5/2025
  • Desarrollo: Studio Koba
  • Producción: Studio Koba
  • Distribución: Steam
  • Precio: 14.99 €
  • Jugadores: 1
  • Formato: Descarga
  • Textos: Español
  • Voces: -
  • Online: -
  • Requisitos PC
Estadísticas Steam
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