Análisis de Hand of Fate (PC, PS4, Xbox One)
En los últimos años, hemos asistido a una evolución constante de géneros que hasta la fecha, parecían estancos y completamente impermeables dentro de su nicho de mercado, mientras que al mismo tiempo, muchas compañías han aprendido a ofrecer y tender su mano a sistemas de juego menos convencionales, en una búsqueda -que agradecemos- en pos de la originalidad. Los videojuegos de rol y acción, han estado influenciados por títulos como Diablo y Baldur's Gate durante décadas -sin que esto sea especialmente dañino, ni mucho menos-, impidiendo que veamos propuestas con mecánicas más arriesgadas y distintas, pero poco a poco esta tendencia está destinada a cambiar.
A simple vista, Hand of Fate puede parecernos un juego de rol y mazmorras más, y sí, lo es en parte, pero conjuga sus propias mecánicas con un toque de título cartas coleccionables que le sirve de tapiz y base para tejer una experiencia muy cercana a lo que sería, por ejemplo, el rol de papel y lápiz. Y siendo honestos, es una combinación que nos ha parecido francamente entretenida.
Una buena mano
Hand of Fate nos abofeteará con un aroma que de primeras, nos recordará a los juegos y libros de rol en vivo, aquellos en los que nosotros, como jugadores, interpretamos un papel y elegimos nuestra propia aventura en base a nuestras acciones y decisiones.
Es un tipo de juego que vivió su auge con las primeras publicaciones de libros y estándares de aventuras de fantasía a finales de los setenta y principios de los ochenta, con representantes de laureado éxito, como el archiconocido Dragones y Mazmorras -que cuenta con numerosas expansiones y ediciones que lo hacen pervivir década tras década.
La mecánica de juego principal de Hand of Fate es fácil de explicar y comprender. Estamos ante un título que fundamenta su desarrollo en base a la combinación y utilización de diferentes cartas, mostrándonos distintas posibilidades, escenarios y destinos, en el que nos encontraremos jugando con el azar y la estrategia a partes iguales mientras nos batimos contra nuestro oponente. A la vez, Hand of Fate consigue que nos tomemos en serio eso de elegir nuestro propio camino, tomando decisiones que pueden resultar beneficiosas o perjudiciales para nuestro personaje y asumiendo sus variadas y profundas consecuencias.
¿Nos la jugamos y decidimos entrar en el juego de nuestro oponente, escogiendo una carta al azar para obtener una mejor espada o armadura, o por el contrario preferimos ser conservadores y aventurarnos a posible un combate contra un enemigo con el paupérrimos equipo que tenemos? Es por eso que, aunque estamos hablando de un juego de rol que mira por parámetros firmes como la salud, el equipamiento o la cantidad de oro recogido, siempre tenemos la posibilidad de aumentar nuestra buena o mala suerte con una carta, cambiando el sino de la partida en un abrir y cerrar de ojos.
En Hand of Fate pasaremos gran parte del tiempo escogiendo nuestro propio mazo de cartas -que nos ayudará a marcarnos nuestras ayudar y hándicaps en cada partida- y sorteando como buenamente podamos, los adversarios y elementos de combates que se nos presentarán en cada sesión de juego. El sistema de construcción de mazo de cartas muy versátil, que nos marcará y dejará en nuestras manos el reto y el riesgo que estamos dispuestos a correr, ofreciéndonos una gran flexibilidad e invitándonos a desbloquear nuevos cartones virtuales con cada partida.
Combate en tiempo real
Pese a que las cartas dominan y marcan la senda de la mayoría de mecánicas de Hand of Fate, el juego muestra una representación muy visual de los citados combates. La cronología de las partidas de cartas suelen incluir uno o varios encuentros en pútridas mazmorras llenas de trampas y combates, que se le librarán en tiempo real, suponiendo ambos un cambio de perspectiva y plano jugable. Pasaremos de la relativa pasividad de la elección de cartas a un intercambio de golpes activo y en tres dimensiones, en el que nuestro héroe tendrá que librarse en base a mandobles o hachazos -en función de las múltiples armas y defensas que hayamos escogido- entre los enemigos y los escenarios.
En estas, Hand of Fate se vuelve más frenético e imparable en esta vertiente, más clásico y mucho arriesgado o transgresor, y recuerda por momentos, a un juego de rol de acción de vieja hornada pero de aspecto moderno. El problema es que, aunque creemos que la realización de esta cámara de batalla está muy lograda, lo cierto es que nos encontraremos con una excesiva repetición de enemigos. Las tres primeras veces que nos encontremos con bandidos, piratas, golems o bárbaros nos parecerán combates muy entretenidos y distintos -de hecho, su sistema de enlace de golpes es muy notable-, pero una vez comprobemos que los adversarios se repiten, y que la variedad de escenarios no es muy allá -que comprende desde cuevas y mazmorras a refugios piratas, desiertos o campamentos, entre otros- se nos atragantarán un poco.
En cualquier caso, y pese estos problemas, los combos, golpes y mandobles fluyen con cierta alegría -el sistema de bloqueo y ataque de Hand of Fate recuerda mucho al de títulos como Assassin's Creed o Batman: Arkham City, por citar dos ejemplos-, ayudándonos a que nos tomemos en serio el destino de nuestro personaje y nos preocupemos de salvaguardar su salud en las distintas arenas por las que iremos paseando, además de implicarnos con la consecución de ciertas recompensas muy atractivas. Sí, suponen una tácita motivación y un cierto alivio a la monotonía de las cartas y mazos, pero denotan cierta desidia y falta de tacto en su ejecución, sin mostrar una verdadera profundidad que nos mantenga enganchados a su propuesta.
Técnicamente, Hand of Fate es un juego bastante básico, sin destacar especialmente en ningún campo, pero con detalles lustrosos y bien avenidos en algunas de sus facetas visuales. Si bien las animaciones parecen sacadas de un título de hace décadas, y adolece de algún que otro fallo grave -hemos presenciado numerosas pérdidas de texturas, así como cargas tardías de las mismas-, ofrece un cuidado diseño de escenarios y un buen trabajo en la iluminación, que llega a ser digno de mención. La banda sonora, siendo honestos, brilla por su ausencia y echamos en falta alguna que otra composición más ambiental, opresiva o reconocible -no obstante, hablamos de un juego en el que pasamos gran parte del tiempo frente a un encapuchado que nos retará en base a cartas y más cartas-. Hand of Fate está en inglés, aunque cuenta con una traducción al castellano muy decente.
Conclusiones finales
Hand of Fate se nos presenta como un título capaz de encadenar diferentes mecánicas y propuestas jugables bajo un acertado prisma cercano al juego de rol de acción más clásico y a los videojuegos de cartas coleccionables. Por si fuera poco, decide empaparse de las mismas sensaciones que destilan ciertos juegos de rol de papel y lápiz, pareciéndonos por momentos una de las experiencias más cercanas al juego de mesa de Dragones y Mazmorras que hemos visto en mucho tiempo.
Su ritmo de juego es envidiable, haciendo partícipe y parte activa al usuario en el desarrollo, la historia y el destino de su personaje e invitándolo constantemente a mejorar mazo y características como el equipamiento. Puede que Hand of Fate tenga un sistema de combate caduco y algo simple -pese a que resulta cómodo de jugar-, e incluso llegue a ser repetitivo pasadas algunas partidas, pero nos parece una propuesta lo suficientemente distinta, original y fresca, como para tenerla en cuenta.