Análisis de Frostpunk (PC, PS4, Xbox One)
El género de la estrategia parece estar viviendo en los últimos años una segunda juventud gracias a títulos como Total War: Warhammer, Cities: Skylines o el juego que hoy nos ocupa, FrostPunk, un título de estrategia orientado a la gestión desarrollado por 11 bit studios, los mismos que trajeron a la vida el aclamado This War of Mine y que, os aseguramos, no os defraudarán con su nuevo título que vuelve a contar con una importante carga moral.
Un mundo totalmente congelado… en el que sólo los más fuertes sobreviven
FrostPunk nos lleva a un mundo arrasado, que ha visto como el cambio climático lo ha dejado completamente congelado con temperaturas extremas que pueden llegar a rebasar los 70 grados bajo cero, obligando al hombre a evolucionar, a desarrollar una nueva tecnología basada en el vapor que utiliza gigantes generadores, similares a reactores, para suministrar calor y mantener a los hombres, mujeres y niños, vivos.
Nosotros, como jugadores, tomaremos las riendas del alcalde o gobernante de la última ciudad conocida de la Tierra construida alrededor del que parece ser el último generador de este tipo, cerca del Polo Norte.
Como su dirigente deberemos gestionar los recursos, investigar nuevas tecnologías para mejorar la calidad de vida de los habitantes, proveer de diferentes necesidades a la ciudadanía, legislar y tomar complicadas decisiones morales que harán que el juego tenga un atractivo único que, en este sentido, nos recordará al anteriormente mencionado This War of Mine.
Un generador como el árbol de la vida
Nuestro papel como dirigentes del asentamiento empezará con tan sólo un generador ocupando el centro de un pequeño círculo totalmente helado y un mísero almacén en el que poder guardar unos pocos suministros.
Con estas pocas herramientas deberemos de empezar a recolectar recursos como metal, madera, comida o carbón, el más importante ya que nos permitirá encender ese generador central para suministrar calor a los edificios que vayamos construyendo alrededor del mismo.
De hecho, será especialmente importante distribuir bien tanto las casas para que nuestra población tenga un hogar así como los edificios de servicios como la enfermería, la guardería o el puesto de cocina ya que mantenerlos cerca de un punto de calor para calentarlos será esencial en cada uno de ellos.
Esto llega al extremo de que, si un edificio no tiene una fuente de calor cercana, cuando bajen las temperaturas su producción podría mermarse y, en algunos casos como en el de la enfermería, estaríamos ante un edificio completamente inútil en el que los ciudadanos de nuestra ciudad no podrán trabajar.
Las tecnologías, una parte esencial si queremos sobrevivir día tras día
A medida que pasan los días en el juego, el clima se irá haciendo cada vez más duro, rebasando incluso los 70 grados bajo cero y haciendo que la vida sea prácticamente imposible para todos los habitantes de nuestra ciudad que, con estas temperaturas, caerán enfermos con facilidad y podrán llegar a morir mermando nuestra población y, con ello, también la mano de obra esencial para obtener todos los recursos que necesitamos para sobrevivir.
Para combatir estas temperaturas extremas, deberemos de ir investigando nuevas tecnologías que nos permitan mejorar el generador, "subirlo de nivel" para que pueda aumentar su potencia para darnos más temperatura o expandir su alcance para poder cubrir más superficie y, por lo tanto, mantener cálidos más edificios.
Además de esta investigación, que será fundamental para que sobreviva nuestra ciudad, desde el árbol tecnológico que nos propone el juego también tendremos que investigar nuevos edificios para extraer de forma efectiva los materiales, mejorar la calidad de las viviendas o de los servicios a los ciudadanos (con las enfermerías, por ejemplo) o aumentar nuestras posibilidades de encontrar nueva población o recursos a través de la exploración.
Legislar, oprimir al pueblo, controlarlo a través de la fe y múltiples decisiones de calado moral
Como ya os dijimos al principio de este texto, 11 bit ha llenado el juego de cargas morales con un aroma muy parecido al de This War of Mine, aunque, en esta ocasión, en lugar de ser capaces de hacer lo que sea para sobrevivir tendremos que ser capaces de tomar cualquier decisión, por desagradable que sea, para intentar buscar "un bien mayor", para que el asentamiento, nuestra nueva ciudad, pueda sobrevivir y ser la nueva capital de la humanidad.
Esto nos llevará, en ocasiones, a convertirnos en auténticos dictadores reprimiendo a nuestro pueblo, explotándolo con largas jornadas laborales, dando palizas a los manifestantes y a los que no estén de acuerdo con nuestras políticas para intentar mantener a la población unida, evitar revueltas y que todo el mundo siga trabajando para poder tener comida, carbón y, sobre todo, calor.
Al principio del juego contaremos con dos parámetros que medirán la "satisfacción" de los habitantes de nuestra ciudad que serán Descontento y Esperanza. Si atendemos las necesidades de nuestra población, como construir más casas, hospitales, etc.
la esperanza subirá mientras que, si mueren habitantes, hace demasiado frío o cae mucha gente enferma será el descontento el que incrementará.
Desde el final del primer turno deberemos de empezar a crear nuevas leyes (una por día en el tiempo de juego) que nos permitirán, al principio, buscar nuevas maneras de combatir el hambre, las enfermedades o el aburrimiento pudiendo aumentar las jornadas laborales, legislar las luchas entre la población para ofrecer un entretenimiento, una válvula de escape, o decidir qué hacer con los tullidos.
Más adelante, el Imperio de la Ley evolucionará para dar a la ciudadanía un propósito, permitiéndonos escoger en este momento entre dos arcos muy diferentes, el de la fe, controlando a la población a través de una nueva religión, o el de la devoción a nosotros mismos, convirtiéndonos en un dictador que instaurará vigilancias vecinales, puestos de guardia, cárceles… hasta crear un Nuevo Orden cambiando el parámetro de esperanza al de Obediencia, siendo el "Hitler" de Frostpunk.
Controlar la población, de una forma o de otra, será esencial para garantizar la supervivencia del asentamiento teniendo que tomar a veces decisiones que nos revolverán el estómago (como dar ejemplo al resto de la ciudadanía ejecutando a un rebelde un público) por el anteriormente mencionado "bien mayor" que nos obligará a tener, en ocasiones, muy pocos escrúpulos.
Hay vida ahí fuera
Además de controlar todo lo que sucede dentro de nuestra urbe, de legislar, ampliar nuestra ciudad y obtener nuevos recursos también será tremendamente importante que controlemos lo que sucede fuera de nuestros muros de hielo.
Para ello podremos investigar una serie de exploradores y recolectores que nos permitirán explorar los alrededores de nuestra ciudad para encontrar recursos, otros supervivientes, nuevas tecnologías e incluso asentamientos abandonados que podremos aprovechar para nuestro beneficio, utilizando sus minas a través de unos recolectores que viajarán de forma continua de punto a punto aumentando nuestra capacidad para generar recursos para la ciudad.
Explorar todo el mapa, decidir si llevar o no nueva población a nuestro asentamiento (sí, más mano de obra, pero también más gasto en forma de casas y comida) y reutilizar los asentamientos abandonados en nuestro beneficio será otra pieza clave si queremos garantizar el éxito en nuestras partidas.
Una dificultad desafiante que encantará a los amantes de la estrategia
Las mecánicas del juego son a priori, bastante sencillas, aunque a su vez difíciles de dominar sobre todo en nuestras primeras partidas donde el fracaso será una constante antes de que logremos adaptarnos a la fórmula jugable, de que aprendamos sus mecánicas de forma más profunda para garantizar la supervivencia de nuestra ciudad.
Durante la partida será muy importante saber jugar bien con el generador, investigando a tiempo sus mejoras para tener esa potencia extra que necesitaremos para mantener el calor de nuestra ciudad a medida que avance la partida.
Además, será importante saber cómo jugar con sus diferentes niveles de potencia, activándolos o desactivándolos dependiendo de la temperatura que haya y controlando su alcance para gestionar bien el consumo del carbón que le mantiene funcionando y que, sobre todo en los primeros compases de la partida, será difícil de conseguir.
Pero no sólo tendremos que estar con mil ojos con este generador, sino que también tendremos que controlar, cada poco tiempo, los trabajadores que hay en cada edificio (pueden desaparecer de forma temporal por enfermedad o de forma permanente por muerte) así como estar pendientes de las necesidades de nuestra población, de legislar y de tener todo en orden para poder sobrevivir.
Como os decimos, fallar, cometer errores durante las primeras partidas será una constante y deberemos de aprender de cada uno de nuestros fallos, de cada una de nuestras derrotas, para sobrevivir durante más tiempo en la siguiente partida mientras estamos al tanto de mil y un factores.
Al final, cuando acabemos controlando todo lo que ocurre en el juego, a distribuir bien nuestra ciudad, a legislar de la mejor forma para sobrevivir y a optimizar nuestros recursos, tendremos una sensación de satisfacción muy agradable a lo largo de toda la partida.
Escenarios extra para aumentar la vida del juego
El título, además del escenario principal del juego, nos ofrece también dos escenarios alternativos que, en junto a la campaña principal, nos ofrecerán unas 20 o 30 horas de juego dependiendo de nuestra habilidad.
Estos escenarios tienen algunas mecánicas particulares y se diferencian lo suficiente de la campaña principal como para ser atractivos para todos los jugadores. Eso sí, no podremos acceder a ellos hasta que no sobrevivamos un mínimo de 20 días en el escenario principal. Además, próximamente se estrenará, según anuncia el propio juego, un tercer escenario alternativo.
La atracción de las decisiones difíciles y una buena dificultad
11 bit studios vuelve a traernos un título que, además de ofrecernos una interesante propuesta jugable desafía a nuestra mente y toca nuestro corazón cargándolo de decisiones morales que en ocasiones nos revolverán las tripas y nos dejarán un sabor amargo, muy amargo, en nuestras bocas.
Más allá de las mecánicas jugables, sencillas de controlar, pero difíciles de dominar que hacen que el título tenga unos picos de dificultad que encantará a los amantes de la estrategia, lo que atrapa de FrostPunk es, como ocurriera en This War of Mine, su amarga visión del universo, el ser todo lo contrario a un cuento. Aquí no hay finales felices, héroes ni heroínas ni nadie come perdices.
Aquí sólo estamos nosotros, los jugadores, y nuestra población, a la que a veces tendremos que explotar, castigar, reprimir, engañar e incluso obligar a hacer auténticas atrocidades para que el generador que da vida a la última ciudad de la humanidad siga funcionando, para que todavía, a la raza humana, le quede un breve halo de esperanza.
Hemos realizado este análisis con un código que nos ha proporcionado Evolve PR.