Análisis de Final Conquest (PC)
Como ya comentamos en las primeras impresiones de Final Conquest, esta nueva creación de Haemimont Games, conocidos por haber desarrollado la serie Imperium, nos transportará al mágico mundo de Equiada, lugar abandonado por los dioses que se encuentra, en el momento en el que nosotros iniciamos nuestra primera partida, inmerso en una guerra total entre las tres razas dominantes de la zona: Humanos, Silvanos y Umbríos. Además, en nuestro camino nos encontraremos con distintas razas inferiores que también participarán en esta despiadada guerra, aunque siempre lo harán como razas neutrales. De ahí que las alianzas con estos grupos sean de vital importancia para el desarrollo de la acción.
Sin embargo, como veremos a lo largo de este análisis, Final Conquest peca de ser muy poco original ofreciendo una fórmula de juego ya conocida por todos que puede aburrir a los ya expertos en la estrategia en tiempo real. Aún así, resulta un título de lo más interesante, por lo que por lo menos se deben conocer sus puntos fuertes a la hora de lanzarse a comprarlo.
Por último, nuestros ejércitos no destacarán precisamente por su numerosidad ya que en Final Conquest disputaremos combates con muy pocas tropas a nuestro mando. Aún así, la variedad de refuerzos con la que contaremos, más si tenemos en cuenta que podemos contratar los servicios de razas neutrales, harán que las batallas sean de lo más divertidas y desafiantes; aunque, todo hay que decirlo, también destacarán por resultar de lo más caóticas. No obstante, y a pesar de su sencillez, cabe destacar ciertos puntos que deben quedar claros a la hora de entender el sistema de juego de esta nueva producción de On Games.
El sistema de micro gestión de recursos y construcción de campamentos seguirá las directrices ya marcadas por otros tantos juegos de estrategia en tiempo real, por lo que nuestra primera tarea al comenzar una nueva misión consistirá en ordenar a nuestros constructores que edifiquen sobre las vetas de minerales, o en sus alrededores, para así comenzar a extraer los dos recursos necesarios para alzar un campamento y un ejército en condiciones. El oro y las gemas, que podrán ser recolectados de diferente manera dependiendo del bando con el que combatamos, nos permitirán comprar la gran mayoría de edificios, unidades y mejoras del juego; pero a estos dos recursos tendremos que añadirle la que es la mayor novedad en el juego: la Gloria.
Este recurso lo iremos ganando conforme vayamos eliminando a los enemigos o conquistando las colonias de las tribus neutrales, lo que nos permitirá después requerir los servicios de nuevos héroes o campeones, o mejorar las habilidades de los que ya tenemos en nuestro ejército para así convertirlos en unidades sumamente letales. Tras esto, nuestros constructores podrán emplear los recursos restantes en edificar las estructuras necesarias para comprar las unidades de combate, las torres defensivas que se encargarán de proteger nuestro perímetro, y las construcciones que nos proporcionarán otro de los elementos que marcarán el sistema de juego en Final Conquest: el límite de población.
Como en otros tantos juegos de estrategia, y más concretamente en Warcraft III, en esta creación de Haemimont Games nos encontraremos con unos batallones de unidades muy reducidos, primando ante todo las habilidades secundarias de las unidades que el propio número de éstas. Así, nuestros ejércitos no sobrepasarán en la mayoría de ocasiones de la veintena de unidades lo que, unido a la no inclusión de formaciones de combate, hará que las contiendas sean de lo más frenéticas y caóticas, dejando a un lado la estrategia y táctica, y primando en todo momento nuestra habilidad a la hora de emplear los conjuros y ataques especiales de nuestras unidades en el momento oportuno.
Aún así, la inclusión de las colonias neutrales dotará al juego de una mayor variedad en lo que a los combates se refiere ya que nosotros siempre contaremos con la inestimable ayuda de las huestes pertenecientes a nuestro bando, pero éstas podrán verse beneficiadas por la ayuda de bárbaros, elfos, e incluso dragones. Además, cada uno de nuestros héroes contará con habilidades pasivas que mejorarán la eficacia en combate de nuestras unidades, por lo que la sabia elección de las tropas que irán a la guerra será uno de los elementos más a tener en cuenta en Final Conquest.
En lo que respecta a las colonias neutrales debemos tener en cuenta que serán varias en la mayoría de ocasiones las que encontraremos en cada uno de los niveles del juego, por lo que su localización y sometimiento serán dos de nuestros principales objetivos en la mayoría de misiones del juego. Así, por ejemplo, podemos encontrarnos con un campamento de bárbaros a pocos metros de nuestra base de operaciones rodeado por varios de estos bravos guerreros que podrán unirse a nuestro bando siempre que vayamos allí con nuestras tropas y eliminemos a las unidades que protegen la entrada de su edificio central.
Una vez hayamos hecho esto, su edificio central o cueva dependiendo de la tribu a la que hagamos referencia, actuará como una construcción nuestra más, por lo que podremos comprar en todo momento refuerzos que se incorporarán a nuestras filas de combate. Este hecho, lógicamente, enriquecerá sobremanera nuestro ejército ya que podemos contar con unas unidades de ataque a distancia muy poderosas, pero muy pocas tropas especializadas en el combate cuerpo a cuerpo capaces de aguantar las acometidas enemigas. Un buen puñado de trolls, por ejemplo, solucionarán este problema y nos permitirán alzarnos con la victoria sin muchos problemas.
Por último, las diferencias existentes entre los tres bandos en liza serán lo suficientemente destacables como para no hacer aburrido el modo campaña del juego. De este modo, nos encontraremos con las unidades más clásicas, que son las fuerzas de los humanos, que contarán con las típicas tropas de infantería, arqueros, caballería,… y los ya imprescindibles clérigos que se encargarán de sanar a los heridos. Por el contrario, los Silvanos, que formarán una extraña mezcolanza de especies muy afines a la naturaleza, destacarán por poseer unas edificaciones orgánicas capaces de regenerarse automáticamente y sanar a las unidades que se encuentren a su alrededor –los vergeles-, permitiendo además descubrir la posición de las unidades que hayan empleado la habilidad de Invisibilidad; y contarán con la inestimable ayuda de todo tipo de criaturas del bosque que no dudarán ni un segundo en emplear sus poderes mágicos.
De este modo, los jinetes lupinos, que irán escoltados de varios lobos que no dudarán en atacar a nuestras tropas, los duendes nefastos, que causarán estragos entre nuestras filas, o los propios guardabosques, que nos bombardearán con flechas, nos harán la vida imposible cada vez que nos internemos en sus dominios. Por último, el bando de los Umbríos, que no necesitarán de ninguna edificación para aumentar su límite de población ya que cuentan con el denominado Guardián de Almas, nos ofrecerá la visión más tenebrosa del juego, recurriendo a la magia negra para someter a las unidades enemigas. La posibilidad de sacrificar a algunas de sus unidades para obtener oro, o el hecho de poder resucitar a otra los convierten en una fuerza temible siempre se encuentre en buenas manos. Aún así estas diferenciaciones no convertirán a uno u otro bando en claros vencedores ya que por norma general los tres bandos contarán con unidades muy similares en sus funciones, resultando algunas más poderosas en un ejército que en otro, como por ejemplo los arqueros en el bando de los humanos. De ahí que la conquista de las colonias sea uno de nuestros principales objetivos.
La inteligencia artificial nos ofrecerá una de cal y otra de arena, resultando buena la de los enemigos, siempre dependiendo del nivel de dificultad seleccionado, y bastante pobre en lo que respecta a nuestras unidades. Por norma general los enemigos atacarán como lo haría cualquier jugador aprovechando sus ventajas, aunque tenderán a lanzarse como locos hacia nuestras posiciones. Sin embargo, nuestras unidades tenderán a desorganizarse son suma facilidad, desperdigándose por el mapeado y atacando los objetivos menos propicios para sus habilidades. De este modo, en cuestión de segundos podemos haber perdido a todo nuestro ejército por el caos que se genera al ver como cada una de nuestras unidades se va para un lado distinto. Además, también nos encontraremos con algunos errores de lo más frustrantes como ver a los clérigos sanando las heridas de los soldados menos dañados, no pudiendo nosotros ordenarle que sane a la unidad más necesitada.
En el apartado gráfico también nos encontraremos con ciertos "errores" que tal vez le pasen factura a la hora de atraer o no a nuevos jugadores. Para empezar hablamos de un título que ha sido desarrollado en base a un motor gráfico en dos dimensiones, alejándolo de la espectacularidad vista en otros títulos del género más recientes dotados de unos efectos especiales y de luces realmente espectaculares. Los edificios, escenarios y unidades estarán bien diseñados y contarán con un diseño de producción bastante bueno, encontrándonos además con una gran variedad de entornos que irán desde los típicos desiertos y zonas montañosas, a grandes praderas y bosques rodeados por lagos y riachuelos. Sin embargo, todo este trabajo no se lucirá todo lo que debería por culpa de las carencias del motor gráfico. Si bien todos los elementos en pantalla destacarán por su nitidez y buen acabado, no podemos decir lo mismo de las animaciones de las unidades. Como si de fotografías andantes se trataran, todas nuestras tropas caminarán a "saltos" por el escenario, restando espectacularidad al conjunto. Tampoco tendremos la posibilidad de rotar la cámara o realizar zoom para observar con más detalle a nuestras tropas, lo que vuelve a restarle puntos en lo que a espectacularidad se refiere.
El apartado sonoro, sin embargo, sí mostrará un acabado general más destacable, encontrándonos con melodías de todo tipo que ambientarán a la perfección nuestras andanzas por el mundo de Equiada. Los Silvanos, por ejemplo, irán siempre acompañados por melodías étnicas muy moviditas, mientras que los Umbríos mezclarán el "rock" con piezas musicales más siniestras. Los efectos sonoros, eso sí, no resultarán tan efectivos ni agradables a nuestros oídos, aunque todo esto se olvida gracias al gran trabajo realizado con el doblaje al castellano del juego.
Son todos estos elementos, unidos a los errores ya citados en la inteligencia artificial, los que convierten a esta producción de On Games en una compra recomendable, como decimos, para los menos expertos en el género; pero no así para los más veteranos ya que no encontrarán ningún aliciente para completar la aventura principal, salvo el hecho de conocer el final de la historia. El precio al que se ofrece, 19’95 €, y el gran trabajo realizado por los dobladores sí merece un especial reconocimiento y nos vuelve a demostrar que se pueden lanzar videojuegos en nuestro país a precios asequibles con un gran trabajo de localización a sus espaldas.