Análisis de Fable III (PC)
Fable es el ejemplo perfecto de cómo una idea de juego de rol que intentaba abarcarlo todo (en el más amplio sentido de la palabra y su definición) ha ido convirtiéndose poco a poco, en un videojuego concreto y especializado, que ha sabido remodelarse a las necesidades y los gustos de una increíble legión de seguidores. Mirar Fable III, y limitarse a mirarlo como entrega única o individual de la franquicia, es prácticamente imposible. Sus logros como pieza única, con carácter propio son indudables (ya lo vimos con su lanzamiento el pasado invierno en Xbox 360 y lo hemos vuelto a ver en la actual versión de PC), pero siempre es necesario ponernos en antecedentes. La saga, lo merece.
Fable se ha convertido en muy poco tiempo en un nombre propio dentro del mundo de los videojuegos, y en parte, se debe al ambicioso proyecto que se fraguó en los orígenes de la primera Xbox hace unos cuantos años. El Fable original se presentó como uno de los juegos más grandes, complejos y completos jamás creados dentro del género del rol y la aventura. Su concepto de juego sorprendió a propios y extraños. Millones de jugadores quedaron embelesados ante las palabras, ideas y promesas del reputado Peter Molyneux, que aseguraba tener algo muy grande entre manos.
No obstante, Fable prometía tomar las riendas de un personaje desde sus inicios hasta su madurez como héroe, destacando la importancia de las buenas y malas acciones, la práctica y el entrenamiento con la espada o la libertad de poder tomar parte de las diferentes aventuras que se planteaban en la ficticia Albion donde se ambientaba el juego. Podíamos hacer de todo, desde matar enormes monstruos y criaturas, pasando por formar familias a comprar o robar casas. Toda una proeza jugable que, aunque llegó a mostrar gran parte de los conceptos prometidos, no terminó de cuajar por completo. ¿Resultado? Decepción, pero no como juego original (Fable era y es un excelente videojuego, todo una proeza técnica para la época) pero sí como promesa. Siendo algo justos, podríamos decir que se quedó "corto" en esa titánica pelea que mantuvo con las promesas de su creador.
Fable II nació junto al desarrollo de la Xbox 360, la sucesora de la primera consola de Microsoft. El aumento de potencia de la consola de los chicos de Redmond fue la pieza fundamental para saber que Lionhead Studios parecía dispuesta a pulir todos aquellos defectos o problemas de los que adolecía el título original. El resultado fue una aventura mucho más pulida, directa y concreta, que simplificaba mecánicas y aspectos algo toscos y complejos de la anterior entrega. Los aficionados a la primera entrega la recibieron con ojos recelosos, quizás algo desconcertados con la simplificación del sistema de combate y el carácter arcade y más aventurero del título. Extrañamente, y por una decisión un tanto controvertida, el juego no gozó de adaptación para PC.
Y ahora nos encontramos con una tercera entrega, realizada poco tiempo después de la segunda parte, y que viene a mostrarnos el broche de oro a una serie de videojuegos que, si bien llevan muy poco entre nosotros, han demostrado ser un nombre y una entidad propia en el firmamento del ocio electrónico. Fable III para PC continúa el camino marcado por su segunda entrega, dejando atrás cualquier atisbo del rol más clásico o complejo. Los conceptos han cambiado, y el estilo de juego, también. Y es que, el título ya tiene muy poco que ver con la primera y original entrega. Y eso no es malo. Al contrario.
Herederos de la corona real
Fable III continúa con el marco histórico impuesto por las entregas anteriores. Continuamos con la historia marcada por las dos primeras entregas de la saga. Aunque los jugadores de PC no pudieran disfrutar de la segunda parte, tenemos que decir que no importa en absoluto, ya que la historia en esta entrega no es realmente importante más allá del punto de partida, que enlaza directamente con el final de Fable II. Hay lazos y personajes comunes, pero nada de lo que preocuparse o por lo que perder el norte ante la polémica decisión tomada en su día de privar a los jugadores de PC de la segunda parte.
Fable III nos emplaza justo tras el final de Fable II, con nuestro personaje tomando el trono y el control de toda Albion. El problema para la estabilidad de las tierras y el reinado vendrá, cuando uno de sus herederos, comience a abusar del poder de la corona, creando un malestar que llevará a la revolución. En este Fable III, encarnaremos al acomodado y altivo hermano (hombre o fémina, según el gusto de cada jugador) de este nuevo rey de Albion, que verá como su particular mundo de placeres y comodidades, se desmorona al poco tiempo, teniendo que escapar del palacio rápidamente. Poco a poco, nuestro personaje tomará consciencia de sí mismo, de sus poderes y sus capacidades, así como del destino que tendrá que acatar como líder de la revolución que pondrá fin al tiránico reinado de su hermano. Desde el primer momento empezaremos a tomar parte del habitual y maniqueo sistema de juego, lleno de decisiones y actos morales, que marcarán la personalidad y la imagen global de nuestro personaje. El sistema, que lleva en liza desde el primer Fable, no ha cambiado mucho, y será bastante simple de entender. En el mundo y el universo de Fable, no hay grises o diferentes escalas morales más allá del bien y el mal.
Fable III continúa con la tendencia de simplificación del sistema de juego, algo que estaba patente desde la segunda entrega, que parece un auténtico punto de inflexión en la saga, ya que muchos de los cambios jugables que pudimos ver en Fable II han quedado prácticamente idénticos en esta tercera parte. Fable III hace más hincapié en la colaboración con otros personajes y habitantes de Albion, dejando en cierta manera el lado más aventurero o rolero de las entregas anteriores, para dar a luz un sistema híbrido y bastante interesante. Fable III no tiene un sistema de misiones propiamente dicho, ya que todo se basará en el número de seguidores que tengamos y en las tareas que completemos. Es decir, según completemos, tendremos una recompensa u otra con la que llevar nuestra revolución a cabo. En el juego, la figura de Theresa, verdadera salvaguarda de nuestra integridad desde los primeros compases de la aventura, será esencial, ya que nos guiará por una especie de mundo de la moralidad y el deber hacia la revolución, donde elegiremos una serie de puertas que nos llevarán al levantamiento del pueblo y el derrocado del reinado de nuestro tiránico hermano.
Las puertas se irán abriendo en función de nuestras acciones en la trama del videojuego, dando lugar a diferentes caminos y elecciones. Con cada paso que demos, recibiremos una serie de puntos de héroe que nos ayudarán a conseguir nuevas habilidades y características para nuestro personaje, que irán desde nuevos comportamientos sociales a interesantes movimientos de ataque o combate, así como cierta ración de seguidores. Este sistema lineal (que sustituye cualquier atisbo de menú en el juego), simboliza de una forma bastante sencilla la evolución de nuestro avatar, y aunque está claro que estamos ante una especie de árbol o esquema principal dentro del juego (con poco o casi ningún aspecto de especialización o personalización en concreto), lo cierto es que funciona realmente bien teniendo en cuenta el estilo jugable tan directo que se ha querido impregnar a la franquicia.
La personalización y la apariencia física de nuestro personaje, seguirá teniendo un papel en Fable III, aunque la manera de llevarlo a cabo ha variado en cuanto a complejidad e influencia. Es decir, aquí también podremos vestirnos como queramos, combinar peinados, trajes o tatuajes según nos venga en gana, pero la influencia y las estadísticas derivadas de estos actos se ha visto simplificada con respecto. Ya no tendremos que estar preocupados de qué tipo ropa o aspecto lucir para que los NPC nos sigan. Ahora, la apariencia y el aspecto serán objetivos más secundarios, destinados más a favorecer el gusto de lucir modelito, que de influir notoriamente en los demás.
Lo que sí es una herencia directa de Fable II es el estilo de combate. Lionhead ya se ganó las críticas de los más puristas y fanáticos del primer juego al hacer de Fable II un nuevo juego de aventuras con un sistema de combate muy básico donde "pulsar un botón" era la frase más sencilla de describirlo. En Fable III será bastante fácil superar cada uno de los combates a los que nos iremos enfrentando a lo largo de nuestra aventura. Es decir, cualquier jugador con un poco de experiencia podrá pasarse el juego pulsando una sola tecla. No es un defecto, ya que está diseñado así, pero sí es cierto que es algo que a los más puristas no les hará nada de gracia. Aun así, podemos combinar varias de nuestras habilidades, hechizos o armas, creando ataques muy vistosos y completos en lo gráfico, y por ende, devastadores. El sistema de magia sí ha evolucionado ligeramente desde la segunda entrega, aunque entra también dentro de la tónica accesible que ha ido tomando la saga paulatinamente.
Ahora la magia se canaliza mediante un tipo de guantelete. Dichos guanteletes tendrán un uso parecido a los hechizos, con dos tipos de taque (uno concreto y otro más general) y con la posibilidad de cargarlos o aumentar su potencia según necesitemos, para así lograr ataques más poderosos e intensos. Los guanteletes podrán equiparse de la forma que queramos, pudiendo combinarlos de varias formas (que darán lugar a ciertos combos mágicos bastante interesantes, dicho sea de paso).
Evolucionar en la listas o ramas de habilidades de combate en Fable III es algo muy fácil, ya que las tres disponibles (armas, cuerpo a cuerpo y magia) son bastante sencillas de completar. Es decir, podremos adquirir todas al ir consiguiendo puntos de experiencia para desbloquearlas todas, aunque harina de otro costal será equiparlas y combinarlas según queramos. Con respecto a las armas, la cantidad se ha reducido con respecto a Fable II, pero la evolución de cada una de ellas, que irá en función de nuestro uso, es un aspecto interesante y al que poder dedicarle horas. Según nuestra forma de combatir o nuestra ética, tendrán un poder o un aspecto determinado.
El control, que en consola era bastante simplificado aunque muy efectivo gracias al pad (que aquí también se puede usar, obviamente), se ha trasladado con bastante mimo en esta conversión para compatibles. La combinación de teclado y ratón está excelentemente integrada y calibrada con respecto al estilo jugable del título, permitiendo que el jugador pueda elegir hechizos y ataques con la rueda del ratón, combinándolo con ciertos atajos en el teclado para el movimiento y las opciones de interacción (hablar, abrir puertas o recoger objetos) del personaje. La pareja teclado y ratón funciona a las mil maravillas y para más inri, todo es prácticamente configurable al gusto del jugador.
En la versión PC también se ha incluido un modo de dificultad extra, llamado "Desafío" que nos ayudará a poner las cosas un poco más interesantes. El modo "Desafío" aumentará la dificultad general del juego, haciendo los combates más duros e intensos, y anulando cualquier ayuda en factores como la regeneración de salud. Es decir, ahora no tendremos ningún tipo de ayuda extra, convirtiendo lo que era fácil, repetitivo y sencillo en el juego original, en algo más interesante para los jugadores que busquen una experiencia más cercana a sus habilidades y a lo que puede dar de sí el género.
En PC, siempre mejor
Fable III hace suyo el dicho jugón de "en PC, siempre se verá mejor" y demuestra que un título con más de medio año a sus espaldas, luce de una manera mucho más lustrosa e imponente en compatibles. El videojuego original ya era un alarde gráfico, y en PC, no podía ser menos. Fable III incorpora buenas opciones de resolución, efectos y texturas, como el agua o las sombras, que tienen un aspecto más agradable y realista en los equipos más bien avenidos. Un extra bastante interesante para todos aquellos que quieran ver la cada vez más patente distancia entre las consolas de sobremesa y los ordenadores actuales. La conversión en el aspecto técnico es más que aceptable, respetando el doblaje al español. Eso sí, el juego requiere activación bajo el servicio de Live de Microsoft (con las insoportables cargas que ello significa, aunque en general la experiencia del sistema Live en PC no es intrusiva o pesada para el jugador).
Conclusiones
Fable III para PC es prácticamente, el mismo juego que en su día salió para Xbox 360. Aunque es muy difícil no volver la vista hacia atrás e imaginar lo que podría haber dado un título así con un sistema de juego a la altura de las expectativas derivadas por todas las entregas vistas en la saga, hay que ser conscientes y tener en cuenta, que como producto, Fable III ha sabido aprovechar todos esos elementos que lo hacen especial, los ha refinado, y los ha convertido en algo más concreto y a la postre, interesante. Es muy difícil decirlo, y quizás más aún aceptarlo, pero Fable a día de hoy, es un producto distinto. Ni mejor ni peor. Simplemente, diferente. Y ahí radica su grandeza. Aceptar sus limitaciones y convertirse en una alternativa divertida, no es fácil.