Análisis de Empire Earth III (PC)

La dominación del mundo puede ser una tarea más simple de lo esperado.
Empire Earth III
·
Actualizado: 21:31 17/8/2020
GRÁFICOS
6.9
SONIDO
6
NOTA
5.9
DIVERSIÓN
5.5
JUGABILIDAD
5.8
Análisis de versión PC.

Sin ser un título especialmente original, Empire Earth se convirtió allá por el año 2001 en uno de los juegos de estrategia más populares del momento al permitir a los usuarios disfrutar de intensas batallas con una impresionante cantidad de civilizaciones distintas en un período histórico que englobaba desde la antigüedad hasta el futuro más inmediato. En el año 2005, el equipo Mad Doc Software; encargados también de esta tercera entrega de la serie, continuaban de forma notable el trabajo desarrollado por el estudio Stainless Steel, incorporando una serie de interesantes añadidos como las fronteras entre territorios que potenciaba de una forma muy emocionante los conflictos entre jugadores.

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Alejándose por completo de este planteamiento jugable, aún manteniéndose gran parte de las características citadas con anterioridad, esta tercera entrega de la serie apuesta sin embargo por un desarrollo de la acción mucho más simple que lo visto en las entregas anteriores, aspecto que sin duda decepcionará enormemente a los aficionados a la serie, aún habiéndose incluido por supuesto una serie de elementos de lo más interesantes.

Creando el imperio
Siguiendo la estela del original y otros tantos clásicos en el género de la estrategia en tiempo real, Empire Earth III se nos presenta como un título donde se combinarán de una forma muy acertada, aunque también excesivamente simple como veremos a continuación, los aspectos relacionados con la gestión de recursos, construcción de centros urbanos y las batallas contra otras facciones. El problema, como remarcamos, es que al final todo ha sido simplificado de tal modo que la experiencia de juego se resentirá enormemente al no encontrarnos con un desafío serio que nos obligue a aplicarnos al máximo en el transcurso de las batallas.

De este modo, si hablamos del sistema de recursos, cabe mencionar que las clásicas materias primas (alimentos, piedra, madera, etc.) se han visto unificadas en una única categoría, que es la de materias primas, las cuales obtendremos creando almacenes en los alrededores de los puntos donde se localizan. Por otro lado, también necesitaremos de riqueza, recurso que obtendremos construyendo un mercado (podemos crear uno por territorio) y estableciendo una ruta comercial con nuestros centros urbanos o puertos.

A mayor distancia, el dinero recaudado será mayor, pero también lo será el riesgo que correrán nuestras futuras inversiones. Por último, también tenemos que tener en cuenta los puntos tecnológicos, que obtendremos contratando una serie de unidades especiales (los expertos). Con todos estos elementos nuestras unidades constructoras podrán iniciar el alzamiento de nuestro centro de operaciones como en otros tantos juegos de estrategia, tarea que no resultará excesivamente complicada por la citada facilidad con la que ampliaremos nuestras reservas.

Como es habitual en el género, cada una de las estructuras que podremos edificar nos permitirá hacernos con un tipo de unidades distintas, así como también nos proporcionarán diversos tipos de mejoras que podremos investigar previo pago. En este sentido, dependiendo de la facción escogida el diseño, las unidades y opciones de juego variarán ligeramente, aspecto muy de agradecer en un título de este estilo. Sin embargo, aquí no podemos dejar de criticar lo escasas que resultan ser las tres facciones en liza, máxime si tenemos en cuenta que el original contaba con un repertorio de civilizaciones francamente sorprendente (aunque en sí no fueran muy distintas). Y es que en Empire Earth III nos encontraremos únicamente con el bando occidental, el oriental y las fuerzas de Oriente Próximo. Cada una de estas facciones, como decimos, contarán con sus tropas e innovaciones tecnológicas propias que iremos descubriendo a lo largo de las cinco eras que se incluyen en el juego.

En relación a las unidades de combate, nos encontraremos con las clásicas unidades de infantería, artillería pesada, caballería… que irán evolucionando con el paso de las eras. Pero en este punto también nos encontramos con una excesiva simplificación en el sistema de batallas, ya que cada unidad estará diseñada para contrarrestar a otra mientras que lógicamente será débil contra otro tipo de unidad distinta. En principio, esta distinción resulta bastante clara cuando hablamos de épocas antiguas donde queda claro que un soldado con pica frenará a la caballería enemiga. Pero conforme vayamos avanzando, y nuestro ejército se modernice más y más, al final no tendremos muy claro a primera vista cuál es la función que jugará cada una de nuestras tropas en el transcurso de las batallas. Además, por norma, creando una gran masa de unidades variadas podremos aplastar a los enemigos sin excesivos problemas, lo que como decíamos le resta un enorme atractivo al juego. Ahora podemos construir varias unidades de caballería de diversos tipos, soldados con espadas, arqueros, piqueros y catapultas, y lanzarlas a todas contra el rival.

Además de todo esto, tampoco podemos obviar que los entornos no jugarán ningún papel importante en el transcurso de las contiendas, ni que los enemigos presentarán unas rutinas de ataque mínimamente inteligentes, lo que de nuevo viene a potenciar este aspecto de simplicidad que salpica todos los elementos del juego. Por lo tanto, dará igual que nos encontremos en una zona elevada o no, o que hayamos frenado una y otra vez a los rivales con una táctica concreta; ellos seguirán atacando siempre de la misma forma, algo que resulta muy decepcionante y aburrido.

Relaciones diplomáticas
Como hemos visto, el sistema de gestión de recursos, construcción de asentamientos y las propias batallas en el juego no resultan ser un prodigio a nivel de complejidad. Igualmente, las relaciones que podremos entablar con las distintas tribus nativas que poblarán cada región y el resto de jugadores tampoco serán excesivamente complejas, aunque sí darán algo de juego.

En principio, hay que resaltar que cada uno de los entornos por los que nos moveremos se encontrarán fragmentados en una serie de territorios bajo el control de una facción o tribu nativa determinada. Dependiendo de nuestra forma de actuar, estos grupos podrán ser aliados o enemigos nuestros: podemos declararles la guerra, establecer una alianza temporal, etc. Si hablamos de tribus nativas, en algunos casos podremos granjearnos su gratitud cumpliendo determinadas misiones que nos encomendarán en algunos escenarios de batalla, o aumentando nuestra influencia sobre las mismas poco a poco. En estos casos, podemos ofrecerles riquezas, materias primas o determinadas estructuras, por ejemplo, o usar las habilidades especiales de cada una de las tres civilizaciones que aparecen en el juego. Así, con las fuerzas occidentales podemos aumentar nuestra influencia construyendo una serie de monumentos en territorio vecino, mientras que las tropas orientales usarán a sus sacerdotes.

Conforme crezca nuestra influencia el control sobre el territorio será mayor, lo que lógicamente nos obligará a proteger nuestras posiciones con las clásicas estructuras defensivas (murallas, torres o fortalezas), y conformar un poderoso ejército con el que aplastar a todos aquellos que se alcen contra nosotros. En este sentido, el desarrollo de las misiones también será muy clásico, ya que los objetivos irán desde vencer a un enemigo determinado a proteger a un aliado pasando por convertir a nuestra causa a una tribu nativa en un tiempo concreto o localizar a determinados personajes. El problema, como hemos destacado, es que el entorno no nos dará juego a la hora de combatir a los enemigos; tampoco las formaciones y opciones de batalla de todas nuestras unidades, ni por supuesto la deficiente inteligencia artificial de la que hacen gala los enemigos.

Dominar el mundo
En su vertiente para un solo jugador Empire Earth III nos presenta dos opciones de juego bien diferenciadas. Por un lado disputar las clásicas escaramuzas en partidas personalizadas, y por otro adentrarnos en la difícil misión de hacernos con el control de todo el planeta. En este último caso, se combinarán aspectos relacionados con los títulos de estrategia por turnos con los citados elementos de la estrategia en tiempo real, ya que antes de afrontar las típicas batallas contra nuestros enemigos deberemos organizar nuestro imperio desde una perspectiva global del mundo. Así pues, con el único fin de ir haciéndonos con el control de todos los territorios en los que ha sido fragmentado el planeta Tierra, deberemos gestionar aspectos como las tropas que mantendremos en cada territorio, el tipo de zona que queremos que sea dicha región (podemos especializarla en el comercio, por ejemplo), o planificar nuestros futuros movimientos de ataque. Además, en esta parte del juego se irán activando periódicamente una serie de misiones especiales que podremos completar para obtener suculentas recompensas, aspecto que en parte hará que el desarrollo de la partida sea ameno.

Sin embargo este interesante planteamiento jugable, que no original, no cubre todas las carencias jugables citadas con anterioridad, ya que de nuevo nos encontramos ante un sistema de juego altamente simplificado que no supondrá ningún desafío para prácticamente ningún usuario mínimamente aficionado al género de la estrategia. Y es que también en este punto todo se basará únicamente en controlar muy pocos parámetros jugables: escogemos el tipo de ejército a conformar, decidimos qué tipo de provincia va a ser, movemos a nuestros pelotones y poco más. Y si bien es cierto que podemos personalizar de forma aceptable a nuestra facción en base al estudio de determinadas tecnologías, y que podemos incluso al final en la práctica siempre estaremos actuando de la misma forma, lo que le resta un enorme atractivo al juego.

Tampoco a nivel técnico estamos ante uno de los juegos más punteros del momento. Por un lado nos encontramos con un buen motor gráfico que presenta unos entornos bien detallados y coloristas en los que se desarrollarán batallas muy numerosas entre una gran variedad de unidades de combate. Los efectos de iluminación y partículas se cuentan con un notable nivel de detalle, algo que nos permite sumergirnos a la perfección en el devenir de los acontecimientos. Sin embargo, el diseño de algunas de las unidades con las que nos encontraremos, y sobre todo el nivel de definición en las mismas, está muy lejos de lo visto en algunos de los recientes exponentes del género. Tampoco las estructuras destacarán por su acabado gráfico, aunque como decimos éste es un apartado que cumple a la perfección con su cometido: ambientar a la perfección todos los conflictos que viviremos en los distintos tipos de terreno por los que nos moveremos, y en los que además sufriremos las inclemencias del clima (aunque este aspecto no modifica en nada nuestra forma de jugar).

A nivel sonoro el juego también se muestra correcto al presentársenos una serie de melodías que acompañarán a la perfección a la acción mientras que nuestras unidades comentarán los acontecimientos en perfecto castellano. Los efectos sonoros destinados a representar la crudeza de la guerra no resultan especialmente contundentes, ni tampoco pasarán a la historia por ser los más realistas del momento; pero sí es cierto que tampoco desentonan en exceso y que logran meternos de lleno en las intensas batallas que viviremos a lo largo de la partida, y en especial cuando comiencen a llover bombas a diestro y siniestro.

Conclusiones
Decepción es el mejor calificativo que nos permitiría definir a Empire Earth III. Y es una pena porque ésta es una de las series más queridas por los aficionados a la estrategia en tiempo real que en esta ocasión ha dado un enorme paso atrás en cuanto a nivel de calidad. Si con las dos entregas anteriores podíamos disfrutar de un título con una gran variedad de opciones de juego, con una importante cantidad de civilizaciones a escoger, y con un desarrollo de la acción apasionante, esta tercera entrega es todo lo contrario: excesivamente simple, muy poco variada a nivel de civilizaciones (ya que son solo tres podrían haber sido totalmente opuestas entre sí), y con un desarrollo de la acción francamente pobre. No es que el juego sea un despropósito puesto que puede ofrecer algunas horas de diversión, pero sin duda estamos ante un título que decepcionará a cualquier aficionado al género que busque un desafío ya que en este caso, en Empire Earth III no lo va a encontrar.

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Plataformas:
PC

Ficha técnica de la versión PC

ANÁLISIS
5.9
  • Fecha de lanzamiento: 16/11/2007
  • Desarrollo: Mad Doc Software
  • Producción: Vivendi
  • Distribución: Vivendi
  • Precio: 49,95 €
  • Formato: PC DVD
  • Textos: Español
  • Voces: Español
  • Online: Sí
COMUNIDAD
6.41

Empire Earth III para Ordenador

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