Análisis Dawn of Man, desafiante estrategia en la prehistoria (PC, PS4, Xbox One, PS5)
La estrategia es uno de esos feudos inherentes al PC. Durante años, los títulos de estrategia han crecido, se han hecho más complejos y completos y nos han trasladado a las más diferentes épocas inimaginables. Con menor o mayor suerte, la verdad es que el género nos ha dado muy buenos ratos en el mundo de los compatibles, asentando nuevas sagas, licencias y subgéneros. De hecho, si volvemos la vista atrás, hablamos de una esas remas de los videojuegos casi inabarcables por extensión y variedad. Podíamos visitar el espacio, mundos de fantasía, épocas históricas muy concretas o incluso cualquiera de las grandes guerras mundiales. Siempre hemos tenido muchos videojuegos de gran calidad entre los que escoger.
Con la llegada de determinados títulos mucho más complejos y con mecánicas mucho más profundas, el género de la estrategia hay ido evolucionando a pasos agigantados, convirtiéndose en algo tan rico como absorbente, permitiéndonos disfrutar de auténticas experiencias temáticas que se salen de la norma de la estrategia en tiempo real o la gestión más clásica. Es el caso de Dawn of Man, un divertido y notable videojuego desarrollado por Madruga Works, que aúna elementos de la gestión y la construcción, la recolección de recursos o incluso la supervivencia, todo ello aderezado de una de las mejores ambientaciones temáticas que hemos visto en muchos años.
El amanecer del hombre
Dawn of Man nos traslada a un pasado remoto, prehistórico, en el que el hombre lleva apenas unos pocos miles de años sobre la faz de la tierra. Al contrario que en otros videojuegos similares, aquí no lucharemos contra bestias imposibles, dinosaurios o reptiles gigantes. No, nada de eso. El juego busca ser muy veraz, creíble y realista, adaptándose de forma muy convincente al periodo que quiere trasladar a la pantalla. De esta forma, nuestra misión será la de liderar un asentamiento de los primeros humanos, guiándonos en una constante lucha por la supervivencia a través de diferentes eras. Comenzaremos cazando grandes bestias, recolectando materiales, recursos y alimento, fabricando herramientas e investigando nuevas tecnologías que nos hagan avanzar y dominar nuestro entorno.
Lo nuevo de Madruga Works, creadores de Planetbase, nos llevará directamente a la Edad de Piedra. Como líderes omniscientes de un grupúsculo de humanos, se nos invitará a cuidar de ellos hasta que el grupo vaya creciendo, adquiriendo conocimientos y evolucionando a lo largo y ancho de diferentes épocas hasta la Edad del Hierro. Es decir, hablamos de un videojuego que abarca más de 10.000 años de prehistoria humana, apostando por la supervivencia, la expansión y la mejora constante de nuestros habitantes y dominios. Tendremos que luchar con nuestra propia torpeza como seres inteligentes, con el entorno amenazador que nos rodea y contra los animales y vicisitudes imprevistas que acechan en nuestro camino.
Si bien no hay una narrativa base, algo que echamos de menos, habrá momentos que nos recuerden a la excelente En busca del fuego (1981, Jean-Jacques Annaud) o a las divertidas novelas de Jean M. Anuel cuyo primer tomo, El clan del oso cavernario, es una de esas lecturas casi obligadas si os gusta la temática. Hay un buen número de situaciones de lo que quizás podríamos llamar narrativa emergente o sistémica, con estaciones muy duras que nos golpearán con fuerza, animales salvajes muy peligrosos que nos cazarán a la mínima o plagas imprevistas contra las que no podremos hacer nada. Cada partida, pese a seguir una estructura delimitada, será una auténtica odisea.
De cazadores a recolectores, de asentamientos a ciudades
Dawn of Man no se anda con chiquitas, y os podemos asegurar sin temor alguno, que hablamos de uno de los juegos más desafiantes que hemos visto en el género, pero al mismo tiempo uno de los mejor diseñados, planteados y estructurados. Hace suyo el concepto de supervivencia, huyendo de algunos automatismos y concesiones vistas con anterioridad, incorporando algunos elementos muy habituales en los títulos de 4X (exploración, expansión, explotación y exterminación) pero huyendo de la epicidad habitual de esos juegos y adaptándola a algo más terrenal, creíble y por lo tanto, realista. No esperéis combates contra miles de enemigos ni grandes misiones o destinos. El título nos convida a sobrevivir y salir adelante, sacrificándolo todo en el caso de máxima necesidad, siempre buscando el bien mayor.
Imaginad por un momento un pequeño poblado, de apenas un puñado de casas, con una hoguera en el centro. En él habitan unos pocos seres humanos, que se alimentan pescando de un río cercano, del que también beben cuando lo necesitan, y que tienen pocas tareas más allá de mantener una llama que les da calor cuando el frío apremia. Tras indicarle que recojan palos para levantar nuevas estructuras, y mandándolos a que extraigan piedras y sílex con apremio para confeccionar lanzas y otras herramientas, los mandaremos a cazar. De esta forma, arrancaremos cazando animales de tamaño medio, como burros, caballos, megaloceros y similares, para a posteriori ir abatiendo bestias de mayor peso y presencia, como mamuts o rinocerontes lanudos primigenios, así como leones de las cavernas o bisontes antiquus. Los animales son una de las fuentes básicas de alimento, pero también nos proporcionarán muchos bienes materiales y recursos, como pieles y huesos, vitales para construir herramientas más complejas.
Sin embargo, no será el único recurso que tendremos a nuestra disposición. A nuestro alrededor, en un escenario que suele ser bastante extenso, variado y dinámico, encontraremos frutas, bayas, agua, madera y los minerales arriba citados, la base primordial para completar la dieta y el alimento de nuestros congéneres y el impulso necesaria para levantar mejores casas, talleres o incluso secaderos con los que conservar nuestros recursos y comidas a largo plazo. Es quizás uno de los primeros hitos que consigamos en Dawn of Man, los secaderos de pescado o carne, unos elementos que nos permitirán sobrevivir en el invierno, cuando los animales escaseen o los ríos no traigan suficiente pescado. En Dawn of Man hay tramos que se pueden hacer muy duros, o momentos en los que un error de cálculo o gestión se nos penalice en exceso. Por eso debemos ser inteligentes e intentar prever con tiempo el peor de los escenarios posibles, algo que nos ayudará a salir adelante si el destino nos juega una mala pasada. Una de las primeras cosas que aprendemos en el videojuego es a guardar comida y recursos, por lo que tendremos que gestionar bastante bien el tema de las estaciones. Es decir, en primavera pescar todo lo posible, el verano recoger tantas cosechas, frutas o bayas como seamos capaces y en invierno ir usando nuestras reservas de carne y pescado o comida no perecedera.
Madruga Works ha diseñado de forma muy intuitiva su videojuego, que pese a que presenta decenas de elementos a tener en cuenta en forma de indicadores, recursos o menús, tiene una de las interfaces más cuidadas y accesibles que hemos visto. El título incluye un tutorial muy agradecido, en que se nos explicarán los conceptos más básicos, ayudándonos a aprender algunas de las mecánicas más básicas y vitales, invitándonos incluso a desarrollar automatismos que más tardes serán vitales. En apenas unos minutos sabremos desempeñar tareas de microgestión automática, como la de mandar a un grupo concreto de humanos a recoger frutas o bayas, otro a extraer madera o piedra y otros a pescar y conseguir alimento. Asignar cantidades concretas de personas a tareas específicas es un pase necesario de cara al éxito de nuestra tribu, ya que nos evita estar demasiado pendientes de algunas facetas, dándonos más rienda suelta a la hora de la investigación y el desarrollo tecnológico.
El videojuego nos irá premiando con cada éxito. Es decir, la progresión y nuestro triunfo se recompensará en forma de hitos o puntos de conocimiento que usaremos invirtiéndolos en una suerte de árbol de progreso que se dividirá en Paleolítico, Mesolítico, Neolítico, Edad del Cobre, Edad del Bronce y Edad del Hierro. Debemos destacar que cada descubrimiento o hito en nuestra aventura nos permitirá dar un verdadero salto adelante en nuestro asentamiento, permitiéndonos albergar a más población, habitantes más especializados o incluso obtener más recursos con menos esfuerzo. Pero claro, como el juego se encargará de recordarnos una y otra vez, cada decisión tiene sus consecuencias. Pronto nos encontraremos con una mayor demanda de alimentos, robos y ataques de saqueos de tribus rivales o incluso pequeñas revueltas internas.
Es aquí cuando lo que era un juego de supervivencia y gestión da un nuevo impulso hacia lo que sería un city builder, ofreciéndonos la posibilidad de expandir y fortificar nuestro asentamiento construyendo más casas e instalaciones para nuestro pueblo, levantando murallas y usando materiales cada vez mejores para las casas y armas, un aspecto que nos ayudará a demostrar nuestra supremacía en relación a nuestros más directos rivales. Es uno de los aspectos más notables del videojuego: transmite una sensación de evolución y paso del tiempo real y tangible. Es decir, conforme la partida avance y los escenarios se hagan más complicados, observaremos con cierto orgullo el desarrollo de nuestro asentamiento, que pasará de ser un grupo de personas a toda una gran ciudad. El ver cómo al principio todo era manual e individual y poco a poco pasa a ser un esfuerzo colectivo, nos parecerá un buen avance. Y bueno, ¡qué decir cuando tengamos grandes cultivos bajo nuestro cuidado o bestias domesticadas para obtener alimento constante! Manejar estos grandes recursos no es tarea fácil, claro está, pero sí es muy gratificante.
Algunas piedras (de sílex) en el camino
Dawn of Man es un juego muy bien construido, sólido en sus planteamientos y desafíos, y con una serie de extras -como el modo creativo a través de Steam Workshop- que aumentan y mucho su rejugabilidad. Pero tiene algunas carencias que creemos deslucen un poco la propuesta global, y aunque no son grandes errores o fallos, sí los consideramos molestos en su desarrollo, más y cuando hablamos de título con el que pasaremos varias horas seguidas en largas sesiones de juego. Entre sus principales taras encontramos una pobre inteligencia artificial y las limitaciones propias de la misma en el correcto devenir del título. Nos explicamos.
Pese a que el videojuego nos permite asignar áreas de trabajo, y eso nos ayuda de cara a agilizar la recolección de recursos, a veces nuestros habitantes no son demasiado listos y toman rutas absurdas, se quedan atascados en zonas concretas o acaban cayendo a merced de los enemigos en forma de rivales o animales salvajes. Esto se acrecienta cuando somos atacados por los saqueadores, momentos en los que, literalmente, se vuelven locos y no actúan con consecuencia. En relación a esto, debemos decir que los ataques de los grupos rivales son muy constantes en determinadas partes del juego, y dado que no podemos vengarnos y atacar a sus ciudades, nos tocará lidiar con ellos sin rechistar. Echamos muy en falta una especialización militar o de defensa, en la que tengamos que potenciar la rama bélica o de seguridad de nuestro asentamiento, aunque parece que Madruga Works quería centrarse más en la recolección y la gestión.
Otra de las carencias más evidentes es la relativa a la falta de comunicación, comercio o navegación con otras tribus y zonas. No queremos un simulador diplomático de altos vuelos, ni queremos que acabe siendo un Civilization cualquiera, pero creemos que el motor de cualquier civilización y avance humano es el comercio, el intercambio de bienes o servicios, y eso no puede faltar en un simulador como este. Imaginad por un momento una situación en la que tenemos excedentes de cosechas y no sabemos qué hacer con ellos u otra en la que hemos conseguido domar multitud de ganado y nos sobran las vacas o las cabras. Pues comerciamos, y obtenemos otros materiales a cambio y así nos ayudamos entre tribus o asentamientos. Es una pena, pero Dawn of Man transmite a veces una extraña sensación de aislamiento. Aunque fuese algo anecdótico, un pequeño sistema de comercio o de viajes en pequeñas barcas por las distintas vías fluviales y costas que nos ofrece el videojuego, habría subido varios enteros el realismo de su propuesta.
Un apartado técnico muy trabajado
Dawn of Man es un título muy bien avenido, con un apartado gráfico más que notable. En su pasión por el realismo nos presenta un mundo en tres dimensiones con seres humanos prehistóricos variados y creíbles, distintas especies de animales muy bien hechas y unos escenarios que van modificándose con el paso del tiempo y las estaciones. Aunque no existe un ciclo de día y noche, observar cómo se va transformando el espacio a nuestro alrededor mientras avanza el verano, el otoño, el invierno o la primavera es bastante satisfactorio.
También lo son los pequeños detalles, como la forma en la que se construyen los rudimentarios edificios o tiendas, o con la que se abate a un animal y se despedaza para obtener carne y pieles. Dado que está recreado en 3D, podemos adentrarnos hasta casi unos primerísimos planos de los habitantes y criaturas, siguiéndolos en su día a día si así lo queremos. Más pobre es el sonido, que si bien tiene una buena mezcla de efectos sonoros y una gran biblioteca de ruidos y efectos especiales, no nos regala demasiados temas ni pistas en las partidas. Como suele pasar en este género, acabaremos un poco hartos de la misma canción.
Otro punto positivo es lo relativo a su interfaz. Como os comentábamos al comienzo del análisis, el juego tiene un planteamiento exquisito a nivel de menús, con una serie de requisitos visuales reconocibles, sencillos y bien distribuidos en la pantalla. Quizás podríamos echar un poco en falta algo más de información, pero lo cierto es que se hace intuitiva y fácil de manejar a los pocos minutos de iniciar la partida. El juego se encuentra en completo castellano.
Conclusiones finales
Madruga Works ha cuajado un juego con un potencial increíble. Se trata de uno de los simuladores de gestión y supervivencia más divertidos de cuantos hemos probado en los últimos meses, con una estructura de juego muy entretenida, concisa y fácil de comprender. Es, además, un título muy desafiante. Llevar a buen puerto nuestro reducido grupúsculo de hombres y mujeres a una edad avanzada del progreso humano es todo un reto, y conseguir que sobrevivan al entorno, los animales salvajes, las enfermedades o los ataques de los saqueadores, no será una tarea sencilla.
Con una gran apuesta por el realismo por bandera, Dawn of Man tiene ideas destacables y dignas de elogio, así como algunos fallos o carencias que creemos se pueden solucionar con parches, futuras expansiones o actualizaciones -sus creadores han prometido que escucharán a la comunidad-. En cualquier caso, si disfrutáis con los títulos de estrategia en los que la gestión de recursos es primordial para avanzar y echáis en falta un city builder distinto a lo habitual pero con cierto sabor clásico, no lo dudéis: Dawn of Man es para vosotros.
Hemos realizado este análisis con un código que nos ha proporcionado Madruga Works.