Análisis de Dawn of Fantasy (PC)

Tras un largo tiempo de desarrollo, los chicos de Reverie World Studios han terminado finalmente su proyecto más ambicioso. Un título con el que han pretendido intentar innovar un poco dentro del mundo de los juegos de estrategia en tiempo real, añadiéndole características propias de los multijugadores masivos online. Sin embargo y como veremos a continuación, el producto final no termina de estar a la altura y se queda en un título completamente prescindible, más aún teniendo en cuenta la gran cantidad de lanzamientos de calidad que estamos disfrutando estos días.

Abrumadora cantidad de opciones en una fantasía épica genérica

La historia nos sitúa en el mundo mágico de Mythador, el cual se encuentra en ruinas tras una cruenta guerra que lo ha devastado casi todo.

Sin embargo, a pesar de haber terminado, se viven tiempos de incertidumbre, donde la gente intenta rehacer sus vidas, aunque el temor a una nueva guerra y los conflictos internos de cada reino no parecen poner las cosas fáciles a esta recuperación.

En este sentido no veremos absolutamente nada nuevo. Tenemos un mundo de fantasía épica al uso, donde humanos, orcos y elfos son los protagonistas (y cuyos estilos de juego están bien diferenciados), aunque también veremos enanos y dragones. Así mismo su diseño es completamente genérico y abarca todos los tópicos más manidos de este tipo de ambientaciones sin dejarse ni uno sólo. Esto no debería ser algo malo si es lo que nos gusta, pero es que ni siquiera se molestan en introducir detalles o matices que puedan diferenciarlo del resto y nos eviten esa sensación de "otra vez lo mismo".

Sin embargo, hay que decir que se nota cierto esfuerzo realizado a la hora de dar coherencia a Mythador y a sus razas, con amplias descripciones y un trasfondo que aunque no es brillante, al menos es convincente y se nota cuidado, algo que siempre es de agradecer. Por desgracia, la historia no terminará de atraparnos en ningún momento y se acaba convirtiendo en algo muy secundario.

Entrando ya en la jugabilidad propiamente dicha, como hemos dicho anteriormente se trata de un juego de estrategia en tiempo real con dosis de multijugador masivo online, lo que sus propios desarrolladores han decidido en llamar MMORTS. Tendremos que combinar la gestión de recursos, la construcción de nuestro imperio con las batallas propiamente dichas. El primer título que se nos viene a la cabeza rápidamente es Total War, ya que este Dawn of Fantasy imita su estilo de forma descarada.

Esto quiere decir que a pesar de que la parte de gestión y construcción es importante y no se puede dejar de lado, el núcleo y la base de su jugabilidad lo encontramos en las batallas y los asedios a gran escala que viviremos. Saber administrar bien a nuestras tropas, darles el uso correcto, conocer las debilidades del rival y en definitiva, realizar un buen ataque, primará ante todo.

Otro aspecto que no deberíamos olvidar es el de la diplomacia. Crear fuertes y duraderas alianzas con otros reinos resultará clave. En cuanto al reclutamiento de unidades, tendremos que buscarlas por el mundo y convencerlas de que se unan a nuestro ejército, lo cual supone una diferencia importante al clásico sistema de comprar y crear nuevos reclutas en nuestros edificios destinados a tal fin.

Si hay algo realmente positivo que podemos destacar, es la abrumadora cantidad de opciones de la que hace gala el título. Desde innumerables elecciones para personalizar nuestro reino para que se adapte a nuestro estilo de juego, hasta un enorme número de unidades y posibilidades tácticas que dotan al conjunto de una profundidad jugable que hará las delicias de los seguidores del género y que nos ha sorprendido gratamente. De hecho, más de uno se sentirá intimidado ante tantas posibilidades. Para paliar esta primera impresión, se han introducido una serie de tutoriales para enseñarnos a jugar, aunque a efectos prácticos resultan poco efectivos.

Sin embargo, a pesar de que pueda parecer que estamos hablando de un buen juego, tiene problemas muy graves que empañan y dinamitan la experiencia. El primero de ellos es la velocidad de juego. Todo se mueve de forma muy lenta y tediosa. La velocidad de nuestras unidades al desplazarse llega a hacer los enfrentamientos algo realmente tediosos. En parte este defecto puede entenderse para darnos algo de tiempo a organizaros con todo lo que tenemos que gestionar, pero no quita que cuando tengamos que hacer cosas como recolectar recursos tengamos que esperar una gran cantidad de tiempo a que nuestras unidades seleccionadas lleguen a su destino, cuando en realidad está a dos pasos.

El otro fallo tiene que ver con sus controles. La interfaz no termina de ser todo lo clara que debería y su manejo resulta algo engorroso y caótico. Esto no quiere decir que sea injugable, ya que tras echarle bastantes horas acabamos por conseguir movernos por las distintas opciones de forma más o menos fluida, ya que hay muchos menús e iconos que aprender y creemos que se podría haber hecho bastante mejor a la hora de hacerlos más intuitivos y directos.

Respecto a los modos de juego nos encontramos con una modalidad de juego para un jugador llamada Guerras de Reinos, donde tendremos que conseguir dominar todo el mundo. En este modo las bases que conquistemos pasarán a nuestro control y la economía se administra automáticamente. Aparte de este modo también tendremos las clásicas Escaramuzas, donde podremos escoger si somos los defensores de la fortaleza o los atacantes.

Pero el modo principal y más jugoso lo encontramos en el modo Reino en Línea. Aquí podremos crear nuestro imperio desde sus más humildes comienzos. Cada una de las razas tiene 50 misiones para cumplir, por lo que en este sentido tendremos juego para rato. El problema es que no hay apenas variedad y son muy similares unas de otras, algo que acaba por pasarle factura gravemente y nos hará perder el interés rápidamente. Lo único destacable realmente en esta modalidad serán los duelos contra otros jugadores, aunque no podremos hacernos con sus reinos como si pasa en Guerras de Reinos. Por último, también se incluye un editor de escenarios que posteriormente podremos compartir con el resto de usuarios.

Técnicamente desfasado y repleto de bugs

Llegamos sin lugar a dudas al apartado más flojo de todo el producto. Gráficamente nos encontramos ante un auténtico despropósito que incluso palidece al lado de lo que pudimos ver hace muchos años atrás en otros títulos, como WarCraft 3, un juego del 2002 que visualmente está varios pasos por delante.

Los personajes y unidades son tremendamente simples, con unos modelados muy cuadriculados, nada inspirados artísticamente y poco diferenciables entre ellos. Las animaciones tampoco se salvan de la quema, siendo excesivamente rígidas y nada naturales. Los escenarios, a pesar de no estar tan mal, se encuentran faltos de detalles y resultan demasiado genéricos. Las sombras es recomendable quitarlas, ya que no hacen más que empeorar el conjunto debido a que están muy pixeladas y sufren de un extraño temblor bastante molesto que desconcentra mucho. Como punto a favor, decir que al menos queda resultón ver auténticos ejércitos masivos luchar unos contra otros en los asedios a fortalezas.

Con todo esto y siendo un título online, también sufre de los inevitables bugs que suelen tener estos juegos en sus lanzamientos, algo que podría llegar a ser comprensible si no fuera por la gran cantidad de ellos que hay, que van desde los meramente molestos a otros más graves y que afectan directamente a la jugabilidad y a la experiencia de juego, terminando así de socavarla.

En cuanto al sonido, nos encontramos con un apartado que no pasa de lo puramente funcional. La música cumple su función sin mayores pretensiones, adaptándose bien a las distintas situaciones y ambientes y consiguiendo darle algo de color a Mythador. El doblaje en inglés (los textos están en castellano) tampoco es ninguna maravilla, cumpliendo sin más.

Conclusiones

Dawn of Fantasy es, en resumidas cuentas, un título que llega con buenas intenciones y algunas ideas interesantes bajo el brazo. Sin embargo, su profundidad de juego y su gran cantidad de opciones quedan empañadas por un argumento tópico y secundario, una jugabilidad lenta, unos controles poco intuitivos y algo torpes, un apartado gráfico indigno de los tiempos que corren y una gran cantidad de bugs. A pesar de todo, los fans más acérrimos de la estrategia puede que encuentren un producto en el que invertir sus horas gracias a sus innumerables opciones y a la profundidad que su jugabilidad ofrece.