Análisis de Calendula (PC)
Aunque la frase promocional de Calendula es "¿cómo juegas un videojuego que no quiere ser jugado?", nos gusta más la que hace referencia a que el usuario es el juego. Suena a chiste fácil –"en Rusia los videojuegos te juegan"-, pero encaja bien con la descripción de este desarrollo de Blooming Buds Studio, un estudio madrileño que ha apostado por el troleo inspirado por las instalaciones corruptas y fallos informáticos donde el protagonista eres tú luchando contra un revoltoso juego del mismo nombre que el título. El problema que se nos plantea es que siempre aparece un inconveniente que entorpece la partida, y cuando logramos entrar, nos acaba devolviendo rápidamente al punto de origen.
Se trata de una idea experimental con ligero toque de terror y misterio que nos ha recordado en cierta manera a Pony Island, también muy centrado en eliminar la barrera entre juego y espectador. Si en aquel debíamos hackear un ordenador y un programa que nos pedía nuestra alma, en Calendula nuestra intención es entrar en la partida y ver de qué va, como mínimo por curiosidad. Eso sí, en esta ocasión no hay un juego real, ni siquiera un minijuego, así pues prácticamente durante toda la partida, de aproximadamente una hora de duración -70 minutos en nuestro caso-, el contenido se encuentra en los menús iniciales.
Calendula se puede considerar más una sucesión de puzles y gamberradas que una novela visual con mensaje. Son pequeños retos que se resuelven con la intuición y el ingenio. Quieres empezar la partida pero salta un error sobre una configuración no soportada. ¿Qué haces cuando es imposible empezar nuevas partidas? Cargar el único fichero disponible. Vaya, está protegida por una contraseña. ¿Dónde la encuentras? Ahí está el desafío. Puesto que no hay muchas más alternativas, tú mismo te animarás a explorar las opciones que en apariencia son las típicas de cualquier lanzamiento, ajustes gráficos y sonoros, de idioma, créditos y un modo online.
Quién haya seguido el desarrollo durante los últimos meses sabrá que estos engaños –sobre todo el primero, que te pilla con la guardia baja- en ciertos casos han funcionado hasta el punto de hacer que jugadores enviasen correos al estudio porque pensaban que su copia estaba mal. Nada de eso. "Recuerda, no es tu culpa" es uno de los mejores consejos que nos ofrecen sus creadores a la hora de ponerse frente a esta traviesa instalación.
Dar demasiados ejemplos de cómo se resuelve se consideraría spoiler, pero vamos a explicar un poco cuál es la mecánica cíclica de Calendula para dar una pista. Nuestro objetivo es comenzar la partida o continuar desde un archivo protegido por una clave que debemos descubrir. El símbolo de un ojo en la parte inferior de la interfaz lanza frases –en inglés - que por lo habitual son es bastante esclarecedoras del paso que debemos dar. Esto nos ha supuesto una ligera decepción puesto que siendo éste el núcleo de la diversión rebaja mucho el nivel de dificultad: si hace referencias a la luz o la oscuridad, deduces que el secreto está en ajustar el brillo. Por supuesto, siempre es mejor un juego asequible a otro ridículamente confuso.
Con cada puzle podrás cargar partida, y eso te llevará al supuesto Calendula real. Consisten en brevísimas secciones, apenas unos segundos, de gráficos tridimensionales con escenas oníricas de pasillos y habitaciones a las que se superponen desconcertantes vídeos que Blooming Buds Studio compara con la atmósfera de David Lynch –director de Twin Peaks y Mulholland Drive-. En cuanto a jugabilidad aquí no hay mucho que hacer salvo avanzar por el camino marcado. Se acepta: el juego no se trata de esto, sino lo que haces antes.
Sin embargo, y puesto que tiene un final un tanto curioso e inesperado, habría sido preferible conectar mejor estos momentos para dar un sentido más coherente al mensaje que nos quiere dar. Es decir, no caer en el "cosas raras porque sí" tomando la definición de Post-Moe-derno de Los Simpsons y en cambio dar una mejor sensación de recompensas por cada etapa superada. Nuestra impresión ha sido más la de pausas intercaladas en la parte jugable que de progreso natural.
Calendula trolea al usuario con múltiples efectos gráficos y alteraciones de control, que van desde invertir la pantalla y el movimiento del ratón a otros más elaborados, como navegar por la imagen seccionada en una cuadrícula desordenada o presentar una especie de guija. La dificultad, al igual que los acertijos, es asequible y sólo requiere una dosis de paciencia, de no enfadarse si el juego se resiste a arrancar, que es lo que haríamos en condiciones normales.
La mayoría de estos puzles están bastante trabajados por su originalidad, rompen con las reglas de sentido común que hemos aprendido a lo largo de años. Acostumbrados a la familiaridad de los menús previo a entrar en un videojuego, resulta muy incómodo descubrir cómo nos maltrata en el único lugar que considerábamos seguro. La recomendación, una vez más con un juego independiente, es acercarse a él con la mente abierta, sin prejuzgar lo mucho o poco que aprietas botones, si consiste en alcanzar récords o matar zombis. ¿Has pasado un buen rato con Calendula? Eso es lo único que importa.
El ambiente perturbador lo consigue mediante el sonido, el montaje y el característico color rojo de la interfaz. Poco se puede comentar en cuanto a gráficos porque el 99% del tiempo trasteamos con el menú, pero logra su propósito de aire malsano que se gasta en plan vídeo de la película The Ring. Nunca cruza la frontera del terror explícito, la violencia o los sustos gratuitos, cosa que agradecemos porque podría tirar del recurso fácil de las imágenes impactantes y gritos a todo volumen. Nada más lejos de la intención de Calendula.
Conclusiones
El concepto es atrevido, en la línea de otros lanzamientos dispuestos a cambiar el concepto estándar de videojuego. Hecho en España además, con la dificultad que eso conlleva –últimamente por suerte la tendencia está cambiando-. Con sus aciertos y errores, la intención de Calendula es sorprender al usuario, y eso lo consigue con un puñado de falsos bugs y pasatiempos.
¿Aspectos mejorables? El principal es que parece un prototipo o el comienzo de un juego que podría ser más ambicioso y grande. Podría contar una historia –surrealista, pero con material suficiente para dar a pensar-, sumar aspectos rejugables de los que ahora carece, introducir rompecabezas más profundos o aumentar la duración con alguna mecánica variada –aquí es donde entraría una versión ampliada de la exploración tridimensional-.
En cualquier caso, tampoco conviene desviarse de cuál ha sido el propósito y expectativas de sus creadores. Calendula es breve y sencillo porque el factor sorpresa requiere unas condiciones y ritmo concreto. Blooming Buds Studio ha puesto la primera piedra del que puede ser un prometedor futuro.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga que nos ha proporcionado Blooming Buds Studio.