Análisis de Betrayer (PC)

Cuando se anunció Betrayer, no podemos negar que, cuanto menos, supo atraer nuestra atención. El nombre de sus responsables era un tanto desconocido –Blackpowder Games–, aunque todo cambiaba cuando sabíamos que era un nuevo estudio formado por los creadores de Shogo: Mobile Armor Division, la saga No One Lives Forever y el primer título de la saga F.E.A.R.. Betrayer se anunció como un juego de acción y terror, y lo cierto es que no es ni una cosa ni la otra, pero sí que se merece nuestra atención.

Obviamente, lo primero que hacer Betrayer es entrar por los ojos. Su estética no es particularmente original –ejem, MadWorld–, pero encaja muy bien con la propuesta que Blackpowder Games tiene que ofrecer. Y es que la experiencia es tan "única" como la estética.

Bienvenidos al Nuevo Mundo

Betrayer comienza con lo que parece una llegada un tanto accidentada al Nuevo Mundo. Es el año 1604, y zarpamos de Inglaterra para llegar la costa de Virginia. Descubriremos, más pronto que tarde, que hemos sufrido un terrible accidente, y que yacemos en la orilla totalmente desubicados. Un breve camino, que hace las veces de tutorial, nos guiará hasta la primera zona del juego, donde comenzará la exploración y la locura.

Tras un primer encuentro con una extraña Caperucita Roja y los primeros conquistadores –un tanto extraños– llegaremos a un fuerte donde las cosas no harán sino volverse más extrañas todavía. Fantasmas y una campana que al sonar nos permite alternar con el mundo de la oscuridad serán sólo los platos de bienvenida, y las claves para la jugabilidad que nos ofrece Betrayer. A partir de aquí estamos prácticamente solos, ya que el juego no nos guiará en absoluto por la experiencia, y tendremos que averiguar cómo progresar.

Exploración y paciencia

Tras completar el mencionado fuerte, obtendremos la habilidad de "escuchar", que, en teoría, nos ayudará a encontrar cuál es nuestro próximo objetivo. En este apartado vamos a comentar cómo se juega, algo que nosotros hemos tenido que adivinar solos, por lo que si preferís disfrutar la experiencia "vírgenes", os recomendamos que paséis directamente al siguiente apartado en el que hablamos de la jugabilidad.

Bien, en Betrayer, básicamente, exploraremos un mapa dividido en zonas, en el que, para poder progresar, tendremos que "limpiar" unas figuras oscuras repartidas por el mapa. Al entrar en el mundo oscuro –con la mencionada campana–, tendremos que explorar el entorno, buscando estas figuras, y purificarlas eliminando a todos los enemigos que se despiertan al tocarla. Una vez saneemos todos los "tótems" de cada zona, podremos pasar a la siguiente. Eso sí, la monotonía del entorno oscuro puede ser tediosa e incluso llegar a marear, por lo que la paciencia es una herramienta importantísima para progresar.

Jugabilidad ¿conquistadora?

Los controles de Betrayer son prácticamente como los de cualquier juego de disparos. Armados con un arco y con las armas que vayamos consiguiendo, tendremos que destruir a los enemigos que se pongan ante nosotros, en batallas muy poco frenéticas y menos divertidas, y que podemos resumir en "dispara y huye" , ya que los enemigos nos superarán rápidamente en número, imposibilitando un enfrentamiento justo.

Como señalábamos hay una habilidad "guía" que nos permite escuchar dónde está cada elemento importante a nuestro alrededor. Bueno, tenemos que decir que con un sistema de sonido 5.1 nos ha parecido prácticamente imposible discernir los sonidos, y mucho menos considerarlos una herramienta útil para jugar, y hemos acabado basándonos más en el azar y la orientación que en esta hipotética ayuda. Es cierto que podemos activar ayudas visuales para el sistema de escucha, pero siempre choca ver cómo una de las mecánicas del juego no se implementa como debería.

Gracias al sonido sí que podremos encontrar objetos –notas, cofres, etcétera– que nos ayudarán a mejorar nuestro botín y a completar la historia, la cual requerirá de toda nuestra atención para cobrar sentido, ya que es muy sutil y está desperdigada a través de decenas de notas y conversaciones con los espíritus. Estas charlas son anecdóticas para la jugabilidad, ya que aunque nos permiten elegir las respuestas, sólo tienen peso en el argumento.

El diseño, un pilar fundamental

No vamos a negarlo: que Betrayer haga gala de una estética en blanco y negro con un contraste altísimo, y sólo detallando algunos elementos en un rojo intenso, hace que llame la atención desde el primer momento. Aunque es totalmente personalizable –podemos jugar a color con total normalidad, o configurarlo como nos venga en gana visualmente–, la idea, por supuesto, es aprovechar la estética que ha creado Blackpowder Games.

También es digno de destacar el sonido, aunque en el mundo oscuro, el tintineo incesante de la campana, y los guturales de los enemigos –que puntualmente llegan a cansar, e incluso a rozar lo ridículo–, no son tan brillantes. Hablando de cosas mejorables, tenemos también las animaciones, que llegan a ser bastante propias de juegos de los 128 bits, e incluso de PlayStation y Nintendo 64, y de los diseños de los enemigos, repetidos hasta la saciedad y terriblemente simples, con apenas variantes.

Recomendable si sabes lo que compras

Betrayer aparece en Steam como un juego de "acción y aventura", pero lo cierto es que la acción es bastante relativa. Cualquier persona que busque aquí un título de acción se verá terriblemente decepcionada, ya que comparado con un exponente auténtico del género palidece muy pero que muy rápido. Los que busquen un juego de aventuras en el que perderse, y en el que las batallas son más un aspecto a evitar que un aliciente, pueden que tengan aquí una oferta interesante.

Su mayor problema nos parece la falta de claridad, y no en los aspectos en los que la busca intencionadamente, sino en los que, precisamente, busca ser más explícito. A pesar de estar enfocado a la exploración, pasaremos bastante tiempo perdidos y sin sensación de progreso, especialmente hasta que entendamos la mecánica que, como advertimos anteriormente, queda un poco abierta a la perspicacia de cada jugador. Aparte, tanto el combate, como la exploración o los diálogos, nos parecen muchas veces un mero trámite, que debería haberse potenciado para animar al jugador y que se sintiese recompensado por sus progresos.

Betrayer no es un mal juego, y agradecemos el intento de ofrecer algo diferente, pero su oferta no satisfará a muchos de los jugadores que se vean cautivados por su estética. Si pensáis comprarlo, os animamos a leer con detenimiento y comprender bien este análisis, e incluso revisar las opiniones de otros jugadores, ya que es único tanto para lo bueno como para lo malo. En definitiva, Betrayer ofrece un universo con muchos aspectos dignos de explorar, cuya experiencia, lamentablemente, se ve mermada por una escasa profundidad jugable y unas mecánicas que podrían haber sido mejor implementadas.