Análisis de Rhapsody: A Musical Adventure (NDS)
Rhapsody nació en 1998 en la cuna de la veterana primera PlayStation como uno de los juegos de rol japoneses de éxito en su país de origen. El juego, llamado originalmente The Puppet Princess of Marl Kingdom, tuvo tres reediciones en la misma consola en Japón, llegando al fin a Estados Unidos, donde su éxito fue muchísimo más modesto. De hecho, la temática del juego y su poca dificultad frente a otros grandes del género (como el magnífico Final Fantasy VII, que surgiera para la misma consola un año antes) hicieron que pasara bastante desapercibido en el catálogo de rol de la época. Pero no pasó lo mismo en Japón, donde el éxito cosechado llevó a que, después de su reedición por tres veces consecutivas, se produjeran no una, sino hasta dos secuelas siguiendo el mismo patrón jugable y argumental.
Diez años después, sus creadores, los chicos de Nippon Ichi Software -responsables de una de las series de rol táctico de mayor éxito de todos los tiempos: Disgaea- han decidido resucitar el clásico de PlayStation y llevarlo a todo occidente, siguiendo la política de recuperación de viejas glorias que parece imbuir actualmente la industria del videojuego, especialmente en el terreno portátil. La pequeña de Nintendo ha sido la afortunada en este sentido, recibiendo en su seno un clásico del rol japonés cuyo valor no sólo se mide en valores jugables, sino (y, seguramente, sobre todo) por la originalidad de su planteamiento y su peculiar narrativa.
Joven pueblerina busca príncipe...
Lo primero que nos sorprende al entrar en el mundo fantástico de Rhapsody es la protagonista y sus particularidades: Cornet, así se llama, es una joven habitante de una pequeña villa llamada Orange, en el reino de Marl. Toca una trompeta (de ahí su nombre) con unos poderes muy peculiares: conceder los deseos de aquél que la toque y, además, dar vida a cualquier muñeco o peluche, sea del tipo que sea. Aquí ya vemos que el planteamiento argumental del juego no es precisamente adulto. Más bien al contrario: los tejes y manejes de la historia parecen más enfocados a un público de entre siete y doce años, sobre todo femenino.
El hecho de que la protagonista se enamore del príncipe del reino de Marl, de nombre Ferdinand, y que deba rescatar al mismo de las garras de una temible y poderosa bruja que se ha enamorado también de él, convirtiéndolo en piedra para así poder raptarlo y llevárselo con ella tranquilamente, pone aún más en relieve el tipo de público hacia el que este juego está dirigido. Sin lugar a dudas, nos encontramos ante un título de carácter infantil, aunque no por ello peor que otros del mismo género en lo referente a su jugabilidad y a la capacidad de divertir al jugador.
Por otro lado, lo que más difícil se dirigiere, en caso de que no seamos parte del perfil del usuario modelo al que va destinado el título, son los numerosos números musicales del juego, en los cuales la protagonista junto a sus amigos o junto a los diferentes personajes secundarios que vayamos encontrando en el juego cantan y bailan al son de la música creada para tal efecto. Los temas están cantados en el idioma original del juego, un perfecto japonés incomprensible para la mayoría de los jugadores occidentales, aunque siempre, eso sí, con sus correspondientes subtítulos. Eso sí, podremos pasarlos rápidamente si lo deseamos, continuando de esta manera la aventura sin tener que mirar cada una de las dichosas escenas, que, por otra parte, son bastante largas.
Es comprensible que no se hayan traducido las voces en las canciones, dada la dificultad de localización lingüística a la hora de producir un título de estas características. Pero lo que, decididamente, no se entiende a estas alturas es que un título se vuelva a editar para su distribución internacional y no se haya realizado una tarea de doblaje de los subtítulos en condiciones. Desgraciadamente, en este sentido, el juego únicamente se encuentra traducido al inglés y al francés, dejando de lado otros idiomas europeos como el italiano, el alemán y, por supuesto, el castellano. Si bien es cierto que muchos jugadores dominan sin problemas el inglés, es una pena que muchos otros (sobre todo teniendo en cuenta, repetimos, que el público objetivo del juego es de corta edad) no puedan disfrutar convenientemente de esta divertida aventura por no tener los conocimientos necesarios del idioma.
Por último, uno de los aspectos más notorios del argumento del juego es la gran cantidad de escenas y gags humorísticos que contiene, con giros realmente enrevesados del guión que nos llevarán a soltar más de una carcajada. Si bien es cierto que la historia es, fundamentalmente, un cuento infantil (con protagonista femenina, ni más ni menos), no está exento de cierta picaresca en sus diálogos, aparte de crear situaciones rocambolescas y absurdas, muy propias, por otro lado, de la animación japonesa. En este sentido, el juego es un soplo de aire fresco ante las temáticas dramáticas y épicas de la mayoría de los juegos del género.
Jugabilidad clásica
El juego se nos plantea como un título de rol japonés clásico, en el que deberemos de ir explorando los diferentes mapeados del reino de Marl resolviendo misiones, buscando objetos y, en última instancia, rescatando a nuestro amado príncipe de la malvada bruja de turno. Manejaremos a un grupo de personajes que irá aumentando a medida que avancemos en la aventura, ya que recogeremos por el camino a muchos muñecos y peluches que nos prestarán su ayuda durante toda la aventura o parte de ella, según sus motivaciones y necesidades. Cada uno de estos personajes tendrá unas características en combate y unas habilidades especiales determinadas, que deberemos combinar con las del resto del equipo para crear un grupo de combate equilibrado y óptimo para cada ocasión.
Aunque podremos llevar en nuestro grupo hasta seis muñecos, sólo podremos poner en combate a tres de ellos junto a nuestra protagonista, lo que hará que debamos de pensar detenidamente qué tipo de acciones querremos poner en práctica en cada batalla y con qué personajes llevarlas a cabo. Por otro lado, nuestra protagonista tendrá unas habilidades especiales que permitirán aumentar la moral y mejorar la potencia y velocidad de ataque de sus compañeros y mascotas, tocando su inseparable trompeta. Contará, por otra parte, con unos poderosos ataques en forma de lanzamientos de caramelos, dulces y pasteles. Todo muy cuco, a la par que irritablemente naïf. Aún así, no deja de tener su gracia...
Entraremos en combate con nuestros enemigos de manera aleatoria mientras vayamos deambulando por los diferentes mapas de juego, como suele ser habitual en esta clase de títulos. Esto nos servirá para conseguir mejorar el nivel de habilidades de nuestros personajes, así como para conseguir mayores ingresos que nos permitan hacernos con mejores armas y equipamiento, y algún que otro ítem u objeto interesante. Por otra parte, nuestra aventura nos llevará a enfrentamientos contra los malvados de turno, esto es, la malvada bruja que ha secuestrado a nuestro amado y su patrulla de fieles seguidores. Estos enfrentamientos, como también suele ser usual en estos casos, tendrán una dificultad mayor y una mayor relevancia en el plano argumental.
Por último, cabe destacar la posibilidad de jugar enteramente al título mediante el lápiz táctil de la consola, así como la inclusión de algunos minijuegos que nos permitirán utilizar tanto el stylus como el micrófono de nuestra Nintendo DS, consiguiendo así ingresos monetarios extra o diferentes objetos para nuestro inventario. La duración del juego no está nada mal, superando las quince horas en caso de que realicemos todas las misiones y consigamos todos los objetivos secundarios de la aventura. Por otra parte, contaremos con una interesante opción que nos permitirá ver todas las escenas cinemáticas de nuevo, así como otras que no aparecen durante la aventura y que deberemos de desbloquear convenientemente para poder visionar.
Apartado técnico
Los gráficos del juego son bastante simplones, aunque de gran originalidad y colorido (hecho que no es de extrañar, dadas las peculiaridades de la historia). Los personajes han sido desarrollados en dos dimensiones, y se mueven e interactúan entre ellos por un escenario también bidimensional, con entornos realmente bien dibujados. A pesar de todo, no podemos olvidar que nos encontramos ante una versión de un juego que cuenta ya con más de diez años a sus espaldas. En este sentido, podría haberse trabajado más el aspecto gráfico y el diseño del juego, adaptándolo un poco más a los tiempos que corren.
Por otra parte, la música del juego es variada y cuenta con varios temas musicales de cierto interés, sobre todo aquellos que son cantados y que podremos ver en las escenas cinemáticas del juego. Eso sí, todo es cuestión de gustos, y pese a su buena realización es posible que pasemos estas escenas lo más rápidamente posible para poder proseguir tranquilamente con la aventura.
Conclusiones
Rhapsody: A Musical Adventure no es un mal juego dentro de su género. Más bien al contrario: pese a su antigüedad y algunos aspectos que lo hacen obsoleto frente a otros títulos de rol más actuales, el juego sigue divirtiendo casi tanto como cuando salió su edición original hará cosa de diez años. Pero se echa en falta alguna que otra mejora en el aspecto gráfico y jugable que lo hubieran acercado más a los usuarios de consola de hoy en día, así como una mejor localización lingüística. Es un juego infantil y para niñas, sin duda, pero no por ello (y a pesar de todo lo dicho) deja de ser un juego de rol correcto, divertido y entretenido.