Análisis de Prince of Persia: El Rey Destronado (NDS)
Prince of Persia es una saga con mucha solera en el mundo de los videojuegos. Ha recibido varias secuelas, las últimas de la mano de Ubisoft y ahora, cuando se inicia una nueva trilogía, la portátil de Nintendo recibe su propia versión del juego. El título que nos ocupa, comparte al protagonista y el mundo de las versiones de nueva generación, contándonos una historia que complementa a la de las versiones mayores.
El juego nos pone en la piel del príncipe después de que Elika le pida ir a buscar ayuda para enfrentarse a Ahriman. Cuando consigue llegar hasta él, descubre que el rey ha sido corrompido y que por un error de nuestro protagonista, ha logrado escapar. El príncipe deberá detenerle, pero no estará sólo, ya que poco después de comenzar su aventura se encontrará con el mago Zal, quién le ayudará a avanzar durante su aventura, usando su magia para que el príncipe pueda abrirse camino.
Como siempre pero como nunca
Prince of Persia: el Rey Destronado es un plataformas que mantiene muchos de los elementos del Prince of Persia original, como las puertas que se abren al pulsar sobre un mecanismo, las trampas que matan al príncipe si cae sobre ellas o las botellitas que restauran su vida. Pero como dicen, renovarse o morir, y Ubisoft no ha querido darnos más de lo mismo, y nos ofrece poder controlar el juego totalmente con el puntero. Así, nosotros pulsaremos el lugar al que queremos que se dirija el príncipe, y éste se moverá hacia allí, saltando si es necesario. También podremos rodar, pulsando en la pantalla dos veces o colgarnos de postes y cuerdas poniendo el lápiz táctil sobre ellas o atacar a los enemigos dándoles con nuestro lápiz.
La idea del control es interesante, y el diseño de niveles se presta a controlarlo de esa forma. El problema es que no es demasiado preciso y falla bastante, haciendo que a veces el príncipe no haga lo que queremos. No es un problema crítico, pues al final nos acostumbramos y acaba saliendo lo que queremos hacer, pero si que nos causará varias muertes a lo largo del juego debido al que el príncipe no nos hará caso y dará saltos directos a la muerte. Afortunadamente hay muchos checkpoints que harán que no tengamos que repetir mucho trozo, pero se debería haber ajustado mejor el control, ya que en ocasiones se hace muy molesto.
Esto es más evidente si cabe en los combates, que acaban siendo muy repetitivos, ya que tan sólo deberemos pulsar sobre el príncipe para cubrirnos y sobre los enemigos para atacarles, lo cual, unido a que los enemigos son poco variados, hace que no resulte todo lo divertido que podría ser. Relacionado con los combates, nos hemos encontrado con el problema de que en ocasiones, al recibir un golpe, no vemos ninguna reacción ni sonora ni gráfica que lo indique. Esto, unido a que en estas ocasiones la vida tarde unos segundos en bajar, hace que si no estamos muy pendientes, en ocasiones muramos sin habernos dado cuenta de que nuestra vida se había vaciado. Creemos que es un fallo importante, ya que si bien no afecta excesivamente al juego, demuestra que el juego no se ha pulido como es debido. Otra pega del manejo del príncipe es que no puede usarse el control tradicional, algo que debería haberse añadido como opción, ya que hubiera funcionado perfectamente con el diseño de juego.
No estaremos solos
Pero además de al príncipe, podremos controlar a Zal el mago que nos acompañara. Gracias a su magia, podremos disparar para aturdir a los enemigos, mover rocas o tirar de plataformas, entre otras cosas. Para hacerlo, bastará con realizar un movimiento con el puntero sobre el objeto en el que queremos usar la magia mientras pulsamos cualquier botón. Así podremos disparar pulsando simplemente sobre la pantalla o quitarle el escudo a los enemigos arrastrándolo con el puntero. En general, la presencia de Zal está bastante bien integrada, usándose cada vez más sus habilidades mientras avanzamos en el juego. Además, a partir de la mitad del juego más o menos, podremos controlar a los dos personajes por separado durante un periodo de tiempo, aunque en esos momentos, cuando manejemos a Zal, nos daremos cuenta de que no es tan versátil como cuando acompaña al príncipe.
Toda la acción se mostrará en la pantalla de abajo, mientras que en la superior veremos un mapa del nivel y la posición aproximada dónde se encuentra el príncipe. Este mapa, a pesar de ser bastante esquemático, resulta muy útil, ya que nos enseña la situación de rubís, puertas especiales o el final de la pantalla. De cualquier forma, aunque se agradece, el mapa no es demasiado necesario, ya que los niveles son bastante lineales, y no hay muchas dudas respecto a lo que hacer. En ese sentido quizás el juego es demasiado simple y en ocasiones peca de repetitivo, pero la mecánica resulta divertida, por lo que aunque quizás se echa de menos escenarios algo más complejos, el juego funciona tal y como está.
Paseando por el mapa
A la hora de acceder a los distintos niveles, tendremos un mapa que podremos recorrer. En él se marcarán las distintas pantallas, indicando a cuales podemos acceder, cuales hemos superado y las que tienen el acceso aún cerrado. Esto nos permite regresar a niveles que ya hayamos visitado para recoger más monedas o encontrar los tesoros ocultos que hay en ellos. El problema es que una vez hemos completado un mapa y pasamos al siguiente, no podremos volver a las pantallas del mapa anterior, algo a lo que no le vemos demasiado sentido. En ocasiones, en el mapa nos encontraremos con algunos obstáculos y para superarlos deberemos ir a un nivel en concreto en busca de un mecanismo para abrir el camino o una joya. Esto hace que en la mayor parte de los casos tengamos que superar los niveles en un orden determinado, pero de cualquier modo se agradece la posibilidad de recorrer el mapa. A lo largo de nuestra aventura pasaremos por varios mapas, cada uno con un buen número de niveles, lo que hace que el juego nos dure bastantes horas.
En algunas fases, ocurrirá algo que tengamos que volver a uno de los niveles que ya habíamos superado para conseguir nuevos poderes para Zal. Al repetir esa parte, se abrirán caminos que permanecían cerrados hasta el momento, y tendremos que acabar la fase haciendo uso de nuestras nuevas habilidades. Una vez superado ese nivel, podremos continuar normalmente con nuestro camino.
Al final de cada uno de los mapas nos encontraremos con un jefe al que deberemos vencer para acceder a la siguiente zona. Estos jefes se moverán por las dos pantallas y deberemos aprendernos sus patrones para poder vencerlos. En general son bastante sencillos, ya que cada uno tiene un par de rutinas, y una vez nos hemos dado cuenta, no presentan demasiado reto. De cualquier modo estos enfrentamientos son interesantes y ayudan a dar más variedad a la partida.
Esparcidas por los distintos niveles, nos encontraremos con monedas que podremos ir recogiendo. En ciertos niveles nos encontraremos con unos tótems que nos pedirán dinero para abrirse y dejarnos paso a uno de los objetos que guardan. Estos objetos permitirán "resucitar" al príncipe cuando muera en los enfrentamientos con los jefes o aumentar su vida, por ejemplo, por lo que nos pondrán las cosas más sencillas en nuestra aventura. Aunque claro, para conseguirlos deberemos ahorrar bastante, ya que no resultan precisamente baratos, aunque si vamos recogiendo las monedas que veamos en los niveles, no tendremos demasiados problemas.
Apartado técnico
Gráficamente el juego luce bastante bien, con unas 3d bastante cuidadas. Los escenarios presentan bastantes elementos diferentes, aunque estos no suelen variar gráficamente de unos a otros, por lo que al final da cierta sensación de repetición. En general el juego se mueve bastante bien, pero de vez en cuando, sobre todo cuando nos enfrentamos a algunos enemigos o en momentos en que aparecen muchos elementos en pantalla, se producen ciertas ralentizaciones, aunque no afectan para nada a la partida. En general el resultado de los escenarios es bueno y, lo que es más importante, permite identificar perfectamente todos los elementos con los que podemos interactuar.
Por otra parte el modelo del príncipe esta muy bien y se mueve estupendamente, teniendo una gran variedad de animaciones. Se ha conseguido además un estilo muy llamativo, que se aleja de lo visto en la versión de sobremesa. En esta ocasión se ha escogido un estilo más aniñado que le queda estupendamente. Lamentablemente el resto de los personajes, especialmente los enemigos, son algo más limitados, repitiéndose bastante. Los jefes finales son muy espectaculares, presentando un gran tamaño, lo que hace que ocupen las dos pantallas. Lamentablemente las ralentizaciones son más habituales en estos enfrentamientos, lo que hace que se empañe el resultado.
El sonido acompaña bien al juego, con unas melodías que ayudan a la ambientación, aunque no destacan especialmente. En cuanto a los efectos de sonido, son buenos en su mayoría, aunque hay ocasiones donde ocurre algo, por ejemplo, que nos ataque un enemigo, y no oímos nada que nos haga darnos cuenta de lo que ha pasado, algo que creemos que debería haberse trabajado más.
Conclusiones
Prince of Persia: el Rey Destronado es una buena propuesta que gustará a todos los amantes de las plataformas. Lamentablemente tiene ciertos detalles que empeoran el resultado general, especialmente el control, que no es todo lo fiable que debería. Es cierto que el juego es divertido, pero debería haberse pulido más algunos detalles para haber hecho la experiencia más completa. De cualquier modo es un juego interesante, especialmente a aquellos que les guste en género, y si se le perdonan sus defectos puede ofrecernos bastantes horas de diversión.