Análisis de Nanostray 2 (NDS)

Los creadores de la saga Iridion en GBA, y su sucesora espiritual en Nintendo DS, Nanostray, han tardado unos cuantos años en ofrecernos su secuela, Nanostray 2, un juego que aporta importantes cambios e innovaciones en su planteamiento. De esta manera, aunque la historia continúa los hechos del anterior juego, casi todo lo que se ha construido es completamente nuevo.
Así, por ejemplo, al desarrollo vertical del primero se ha añadido el horizontal. Y sí, decimos bien: añadido. En los ocho planetas que componen las ocho fases del juego nos encontramos unos que son de desarrollo vertical y otras han optado por el horizontal, pero, en cualquier caso, el scroll hace que la nave avance con múltiples cambios en la ruta. Por tanto, ya sea moviéndonos en líneas generales en una dirección determinada, ya sea hacia arriba o hacia la derecha, veremos cómo el escenario va planteando zonas enrevesadas, cambios de ruta, y múltiples obstáculos por superar a los que hay sumar la miríada de naves enemigas y sus peligrosos rayos.
Y, pese a todo, lo mejor que le ha pasado a Nanostray 2 ha sido que sus desarrolladores se han olvidado de forzar el uso de la pantalla táctil. En el anterior juego su uso era exiguo, pero necesario para emplear armas especiales, lo que ha desaparecido por completo. Ahora controlamos el juego de manera completamente tradicional, si así lo deseamos, o podemos optar por usar la pantalla táctil para mover la nave, lo que funciona sorprendentemente bien. Basta trastear un poco en las opciones del juego para ver que hay varias opciones de control, y aunque la cruceta funciona más que bien, recomendamos probar el control táctil. Quizás al principio la curva de aprendizaje sea un poco marcada, pero según nos hacemos con él, la verdad es que tiene virtudes más que suficientes como para convertirse en el sistema de control preferiro por parte importante de los usuarios.
De esta manera, se ha conseguido integrar mucho mejor el uso de la táctil, lo que es un avance de gran importancia para el juego, ya que ahora podemos escoger entre un control completamente tradicional y una apuesta arriesgada que nos gustaría ver aplicada a más juegos de este género, que cada vez abunda menos, por desgracia.
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