Análisis de Mario Party DS (NDS, Wii U)
Después de pasar (con mayor o menor acierto) por varias de las plataformas de Nintendo, empezando por la Nintendo 64, pasando por la GameCube, la Game Boy Advance, e incluso la Wii, por fin la saga Mario Party llega a la portátil de doble pantalla. En este caso, como no podía ser menos tratándose de una versión para la Nintendo DS, Mario Party viene con un renovado diseño y algunas novedades que aportarán, sin duda, un soplo de aire fresco a la saga, la cual ya empezaba a oler un poquito a rancio, después de tantos años organizando fiestas en nuestras casas.
Mario y compañía vienen esta vez dispuestos a jugar de nuevo con nosotros en un montón de tableros, con un sinfín de minijuegos para disfrutar solo o en compañía de hasta tres amigos más, en un modo multijugador que tira de espaldas.
Además, el apartado técnico del título y la variedad de modos de juego con los que éste cuenta hacen de Mario Party DS una de las entregas de la saga más sólidas, completas y divertidas de las que han visto la luz hasta la fecha.
Una fiesta en condiciones.
Para la ocasión, se reunirán los incondicionales Mario y Luigi, junto a otros personajes asiduos a las aventuras de Mario: Wario, Waluigi, Yoshi, Toad, y las princesas Daisy y Peach. Esta vez, para sorpresa de todos, el juego retomará un elemento que había abandonado del todo en las últimas entregas de la serie: un argumento que, aunque sencillo, sirve de excusa para crear un modo Historia que enlaza los diferentes tableros de juego. Así, el argumento del juego nos contará como Bowser invita a todos nuestros queridos personajes a una fabulosa cena, que resulta no ser más que una trampa que el malvado villano aprovechará para encerrarlos y reducirlos al tamaño de pequeños insectos, para así apoderarse sin problemas de los cinco cristales mágicos que le permitirán dominar el mundo, o algo aún peor. Nuestra misión será recuperar cada uno de estos cristales, uno por cada tablero de juego, compitiendo contra el resto de personajes protagonistas para conseguir la mejor clasificación en cada tablero, y así poder enfrentarnos al jefe final de cada uno de ellos para, una vez derrotado éste, recuperar el cristalito de marras.
Aparte del modo Historia, para un único jugador, podremos disfrutar del modo Party, en el que competiremos en los diferentes tableros de juego contra otros jugadores, hasta un máximo de cuatro por partida. La buena noticia es que sólo necesitaremos una tarjeta de juego para disfrutar de él, ya que el resto de jugadores podrán descargarse tanto los tableros en los que juguemos como los diferentes minijuegos en los que compitamos a sus respectivas consolas. En el modo Minijuegos, podremos competir contra la máquina o contra otros jugadores en los diferentes minijuegos que hayamos ido desbloqueando en el Modo Historia. Y, finalmente, contaremos con el modo Puzles, en el que podremos jugar a varios puzles clásicos ya vistos en anteriores entregas de la saga Mario Party, como Estrella Perdida, Atracción Nuclear o Atrapa Bloques. Todos ellos entran dentro del estilo clásico marcado por grandes juegos como Tetris o Puyo Puyo, con lo que no resultarán especialmente originales. Aún así, representan un respiro muy de agradecer, entre tanto tablero de juego.
Los tableros del juego están realizados a partir de diferentes entornos en una escala de proporciones gigantescas, de acuerdo a nuestro reducido tamaño. Así, encontraremos uno ambientado en un jardín, en el que nos tendremos que enfrentar a una planta carnívora gigantesca, o en un conservatorio, donde todos los instrumentos son de tamaño ingente. Nos enfrentaremos en partidas de cuatro jugadores, controlados éstos por la máquina o por algún amigo que quiera compartir la partida con nosotros, y deberemos de conseguir el mayor número de estrellas y monedas en los diez turnos que nos ofrece el juego, recorriendo el tablero de un lado a otro según las direcciones que nos vienen dadas en el mismo a base de tirar un dado en cada turno.
Pero a partir de esta premisa tan simple, las cosas se complican sustancialmente a medida que avanzamos en la partida: habrá casillas en las que nos darán monedas en caso de caer en ellas, algunas en las que se nos robarán monedas; casillas que nos trasladarán a diferentes puntos del tablero, o que modificarán algunos aspectos del mismo; además, tendremos a nuestra disposición diferentes objetos, tanto repartidos por el tablero como a obtener en las diferentes tiendas repartidas por los tableros del juego, los cuales podremos utilizar en nuestro provecho; así como hechizos que nos permitirán robarles estrellas, monedas u objetos a los adversarios, o tiradas de más de un dado, en las que, si tenemos suerte, podremos recorrer largas distancias en un solo turno.
Es la hora, es la hora... es la hora de los minijuegos.
Como viene siendo habitual en la saga Mario Party, al acabar la ronda de turnos de todos los jugadores, éstos se enfrentarán en diferentes minijuegos elegidos al azar que les permitirán conseguir monedas para aumentar su clasificación en la partida. Contaremos con varias modalidades de enfrentamiento, dependiendo del minijuego en el que nos veamos implicados: uno contra todos, todos contra todos, dos contra dos, o batalla, en el que únicamente dos jugadores se batirán en duelo. Este último modo será accesible únicamente en caso de caer en la casilla del tablero destinada a tal caso.
Tratándose de la portátil de Nintendo, podíamos esperar que el control del juego aprovecharía todas las posibilidades de la consola. Y así ha sido: controlaremos los diferentes minijuegos del título tanto a través de la cruceta y los botones de nuestra consola, como a través de la pantalla táctil, e incluso el micrófono. Una opción muy curiosa que se nos ofrece al principio del juego es la de poder elegir a qué grupo de minijuegos queremos enfrentarnos durante la partida, pudiendo seleccionar la totalidad de éstos, únicamente los más fáciles, o todos menos los que hagan uso del micrófono, por si alguien tiene vergüenza de que le vean soplar o hablar con su portátil en público.
Contaremos con minijuegos en los que deberemos de hacer carreras contra nuestros competidores colgados de una percha en un cable de secar la ropa, manejando su movimiento junto a otro compañero o junto a la máquina. Otros, en los que deberemos de disparar flechas con el stylus a las imágenes de Bowser y sus seguidores. Otros, en los que deberemos esquivar a varios Roca Picuda que caen a nuestro alrededor, o esquivar fichas de casino que se nos lanzan a toda velocidad, o evitar a un tren que nos perseguirá por un recorrido por el que tendremos que correr a toda velocidad... Incluso tendremos un minijuego en el que deberemos de soplar una mecha por turnos para ver a quien le explota un enorme cartucho de dinamita en las narices. En total, casi cien minijuegos componen el título, con lo que será muy difícil que en una misma partida repitamos los mismos más de una vez.
La lástima es que no se ha tenido en cuenta la posibilidad de equilibrar la dificultad de nuestros adversarios al jugar en modo individual. Al enfrentarnos contra la máquina en los diferentes minijuegos, ésta no acaba de ser un rival excesivamente duro, y no representará, en la mayoría de los casos, ningún reto para el jugador. También ocurre esto con los jefes finales, los cuales, a pesar de ser de gran tamaño y tener una resistencia considerable, siguen patrones de acción que no nos será nada difícil aprender, y podremos descubrir sus puntos débiles sin demasiadas complicaciones. Pese a todo, por si no nos sentimos seguros con el manejo de los diferentes minijuegos, Mario Party nos ofrece la posibilidad de practicar en cada minijuego las veces que queramos antes de enfrentarnos a la prueba de verdad, con lo que nos aseguraremos un poco más la victoria.
Al acabar el enfrentamiento, veremos las estadísticas de la partida y nuestra posición respecto al resto de jugadores. Ésta vendrá dada por el número de monedas y estrellas con el que contemos en cada momento. También ganaremos puntos Mario Party al completar las diferentes etapas de cada tablero, puntos que nos servirán para desbloquear algunos tableros de juego ocultos o trofeos que podremos mirar en cualquier momento del juego en la Galería del título. Superar cada tablero nos llevará, aproximadamente, una hora de juego, con lo que el modo Historia del título, que cuenta con cinco tableros diferentes, nos ocupará unas cinco o seis horas, lo cual no es mucho. Hubiera sido de agradecer un modo Historia un poco más largo, pero los otros modos de juego, así como el magnífico multijugador del título, compensan con creces su corta duración.
Apartado técnico.
El apartado gráfico del juego es variado, original y, ante todo, de una calidad notable. Tanto los tableros de juego como los personajes del mismo contarán con sus propios modelos en tres dimensiones durante la partida. Por otro lado, en el modo Historia se nos relatarán los sucesos de la misma a base de caricaturas de nuestros protagonistas, las cuales, sin llegar a ser nada del otro mundo, son de muy digna realización. Lo más destacable del conjunto son los entornos de cada tablero y los escenarios de los diferentes minijuegos, ambientados en localizaciones diversas aumentadas a escala gigantesca, realizadas con todo lujo de detalles.
La banda sonora del juego, así como los efectos de sonido del mismo, son excelentes. Las melodías que acompañan al juego son divertidas, animadas, y desempeñan perfectamente su papel, dando un ambiente ciertamente fiestero al título. Por otra parte, los efectos de sonido del tablero y de los minijuegos son los habituales en los otros juegos de la saga, así como en otros títulos protagonizados por Mario y compañía. Cada personaje contará también con un cierto número de expresiones que oiremos durante la partida, expresando las emociones de los mismos en diferentes momentos del juego. Estas expresiones son las clásicas que ya hemos oído en otros juegos de Mario y, por supuesto, las que ya conocemos de entregas anteriores de la serie Mario Party.
La jugabilidad del título es tan sencilla como la de jugar al parchís. Aderezada, eso sí, con una serie de minijuegos de fácil acceso que redondean aún más la experiencia jugable. Todo un lujo de variedad y calidad, sin duda, en un título en el que nos veremos tan pronto echando mano del stylus o de los botones de la consola, como soplando desesperadamente al micrófono de la misma. Además, las diferentes modalidades de juego y, sobretodo, el modo multijugador del título nos garantizan horas y horas de diversión frente a nuestra consola.
Conclusiones.
La saga Mario Party adolecía, últimamente, de una decadencia general en la realización de sus últimos títulos. La versión que nos ocupa, la última de la saga desarrollada, esta vez, para la Nintendo DS, es, sin duda, la más divertida y la más completa de los últimos años. Un título indispensable para cualquier seguidor de la saga, sin duda, pero también para cualquier jugador que desee probar nuevas experiencias frente a un tablero, con un montón de divertidísimos minijuegos y un modo multijugador fuera de serie junto a Mario y sus amigos.