Análisis de Kirby Superstar Ultra (NDS)
Desde su nacimiento oficial en agosto del año 1992, Kirby ha protagonizado hasta hoy una veintena de títulos. Desde los juegos propiamente pertenecientes a la serie Kirby’s Dreamland y derivados -o lo que es lo mismo, los títulos de plataformas puras y duras en las que nuestro héroe daba rienda suelta a sus habilidades digestivas y metamórficas-, hasta títulos ciertamente curiosos como Kirby’s Pinball Land o Kirby’s Block Ball (curiosamente, ambos creados para la primera Game Boy monocroma), nuestro carismático héroe ha inundado los catálogos de todas las plataformas de la factoría Nintendo desde hace casi veinte años.
En la Nintendo DS nuestro héroe ya ha protagonizado un par de títulos muy dispares entre sí: el primero, Kirby’s. Canva’s Curse, estaba totalmente controlado a través de la pantalla táctil de la consola, y nos proponía un sistema de juego muy original basado en crear diferentes plataformas y rampas con nuestro lápiz táctil para que nuestro héroe (convertido en bola por una maligna bruja) pudiera deslizarse por ellas. El segundo en orden de aparición fue Kirby Mouse Attack, una aventura mucho más tradicional que recogía de nuevo el control clásico de la serie y lo transportaba (con algunas mejoras notables a nivel técnico) a la portátil de doble pantalla de Nintendo.
Reviviendo viejas glorias
En el título que nos ocupa, los desarrolladores de la saga (el infatigable estudio Hal Laboratory) han optado por revivir un clásico incondicional de la canónica Super Nintendo (canónica, por lo menos, en lo que se refiere a creación de un estilo y una estética de juego, presentes aún hoy en consolas muy posteriores en el tiempo): Kirby Super Star. Éste juego fue el tercero de los que surgieran para la consola de dieciséis bits en la década de los noventa, y el anterior a la tercera entrega de la saga central del héroe: Kirby’s Dreamland 3. En él, se nos planteaba un sistema de juego ligeramente diferente al que nos tenía acostumbrados la serie, si bien estaba significativamente inspirado en las aventuras de plataformas de Kirby.
El cartucho original, del año 1996, estaba compuesto por varias aventuras cortas del género plataformas (así como algunos minijuegos), en las cuales debíamos cumplir determinados objetivos siguiendo una serie de indicaciones previas y con un orden creciente de dificultad. En todas ellas veíamos un marcado componente multijugador que nos permitía batirnos en duelo (o cooperar, en el caso de las aventuras plataformeras) junto a otro jugador frente a la pantalla de nuestros televisores.
El espíritu de aquél juego se ha conservado en este fantástico remake para Nintendo DS, añadiendo incluso alguna que otra aventura desbloqueable (aparte de las originales que ya aparecieran en el juego de Super Nintendo), así como una serie de minijuegos que controlaremos mediante la pantalla táctil de nuestra consola, claramente pensados para aprovechar las posibilidades de juego multijugador que ofrece la portátil a través de su conexión inalámbrica. Todos estos pequeños minijuegos (complementarios, todo hay que decirlo, a las aventuras de plataformas que conforman la mayor parte del juego) podrán compartirse, además, mediante la descarga de datos desde una consola a otra, pudiendo jugar en cada uno de ellos hasta cuatro jugadores mediante un único cartucho.
Polifacético Kirby...
Desde el principio, al encender nuestra consola con la tarjeta de juego en su interior, nos percataremos de que esta adaptación se ha desarrollado con especial cuidado, seguramente debido a la importancia del título original para Super Nintendo dentro del catálogo de la compañía (se llegó a decir, en algunos casos, que el título era el mejor de la saga realizado hasta la fecha). Las secuencias cinemáticas que adornan la introducción del juego (y que, por cierto, acompañarán a cada una de las mini-aventuras que conforman el mismo) han sido elaboradas muy notablemente, mostrando unas magníficas animaciones en tres dimensiones en las que se nos pone rápidamente al día acerca del argumento de cada parte del título.
Por otra parte, cabe decir que el juego de Nintendo DS es más extenso que el original de Super Nintendo, en parte debido a la inclusión de los minijuegos fundamentados en el uso de la pantalla táctil, en parte gracias a la inclusión de alguna que otra aventurilla desbloqueable, a la cual podremos acceder una vez hayamos completado cada una de las seis mini-aventuras que componen el juego. Éstas son las mismas que las del juego original de Super Nintendo, esto es, aventuras de plataformas en las que deberemos de desarrollar diferentes objetivos para poder superarlas (y así, poco a poco, ir desbloqueando todas las aventuras y minijuegos del título).
Así, en Spring Breeze y en Dynablade, por ejemplo, deberemos de enfrentarnos a aventuras muy similares a las de la clásica saga Kirby’s Dreamland, en una serie de escenarios divididos en diferentes niveles que nos conducirán a través de diversos obstáculos y enfrentamientos a la lucha final contra un jefe de mayor tamaño y dificultad. El control del juego, todo hay que decirlo, es el tradicional de todas las aventuras de Kirby, y nos permitirá engullir a nuestros enemigos y reproducir sus poderes, así como volar por los aires hinchando nuestro orondo cuerpo.
Por otra parte, en este caso se nos ofrece la posibilidad de, una vez engullido nuestro enemigo y copiado su poder, extraerlo de nuevo de nuestro cuerpo (no queramos saber por dónde) para que luche de nuestra parte, convertido en un guerrero aliado que luchará libremente, controlado por la máquina y que, sin duda, nos será de gran utilidad durante la aventura. En caso de que decidamos jugar junto con otro usuario de Nintendo DS, podremos disfrutar de un modo multijugador cooperativo, en el podremos decidir cuál de los dos jugadores manejará a Kirby, y quién a su aliado, en caso, esta vez sí, de tener ambos la correspondiente tarjeta de juego.
También contaremos con una serie de aventuras que se alejan un poco de la norma a la que nos tienen acostumbrados las diferentes incursiones de nuestro rosado protagonista en el mundo del videojuego. Así, por ejemplo, nos encontraremos con una alocada carrera en Gourmet Race, en la que deberemos de competir contra el rey Dedé en una alocada carrera, compitiendo tanto por llegar primeros a la meta como por ver quién de los dos engulle más dulces y comida durante el camino. En The Great Cave Offensive, por otra parte, nos enfrentaremos a una aventura singular en la que deberemos de encontrar un total de sesenta tesoros, repartidos por un mapa repleto de peligros, obstáculos y trampas.
Por otro lado, nos veremos inmersos en una misión en la que deberemos de destruir al malvado personaje MetaKnight en una mortal carrera contra el reloj, intentando que éste no destruya la pacífica DreamLand a bordo de su mortífera nave, en la mini-aventura Revenge of MetaKnight. E incluso nos veremos inmersos en un pequeño juego de rol protagonizado por los personajes más característicos de Dreamland…
Estas aventuras no son las únicas, ni mucho menos, que conforman el título, aunque nos pueden servir a modo de ejemplo para dar a conocer la variedad que adorna el mismo. Según vayamos superando las diferentes aventuras del juego, en orden creciente de dificultad, podremos acceder a nuevas aventuras y minijuegos. Por otro lado, el componente rejugable de cada una de estas aventuras es grande, ya que siempre podremos optar por mejorar nuestros tiempos y puntuaciones, hecho que puede reportarnos algún que otro premio en forma de más contenidos desbloqueables.
Y, por si fuera poco, unos cuantos minijuegos…
Como ya hemos mencionado, los minijuegos que acompañan al título, sin llegar a ser nada especialmente destacable por sí mismos frente al resto de las aventuras que pueblan el juego, sí se convierten en una buena excusa para disfrutar del modo multijugador para cuatro jugadores que nos ofrece Kirby Super Star Ultra. En caso de que no consigamos unirnos a otros jugadores (sin necesidad de tener en este caso la tarjeta de juego, ya que podremos jugarlos en modo multijugador gracias al sistema de descarga de nuestra consola a través de la red local), podremos jugar los dichosos minijuegos en partidas contra personajes controlados por la máquina. Pero, claro, no será lo mismo.
En estos minijuegos, podremos disfrutar de competiciones de habilidad, puntería y velocidad, totalmente controladas a través del stylus. Así, nos enfrentaremos en competiciones de comida en un juego de habilidad en el que deberemos de evitar engullir las bombas, las rocas y los gusanos que se nos acerquen; competiciones de tiro, en las que deberemos de demostrar nuestra puntería y velocidad de reflejos en enfrentamientos contra otros tres tiradores; o una simpática competición de agilidad visual y mental, en la que deberemos reconocer entre una serie de cartas en la pantalla inferior cuál es la que se nos ha mostrado por unos instantes en la pantalla superior.
Todos ellos son minijuegos dentro de los cánones clásicos del género. No son originales en absoluto, y alguno de ellos lo hemos podido ver en alguna que otra aventura previa de nuestro héroe. Aún así, componen una opción más a tener en cuenta dentro del juego, y ofrecen un componente multijugador muy de agradecer, sobretodo debido al hecho de que podemos jugarlo hasta cuatro personas con una única tarjeta de juego.
Apartado técnico
Los gráficos del juego, dejando de lado las mencionadas animaciones en tres dimensiones previas a cada apartado de la aventura, son, básicamente, aquellos que adornaron la versión de dieciséis bits del año 1996. Aún así, las posibilidades técnicas de la portátil de doble pantalla de Nintendo han hecho que se hayan suavizado colores y texturas, se haya añadido algún que otro efecto gráfico francamente notable y se hayan definido aún más los trazos de escenarios y personajes. Por lo demás, el juego entra dentro de lo visto en el resto de juegos protagonizados por nuestro amable protagonista: entornos coloridos, multitud de personajes (algunos conocidísimos por los seguidores de la serie, otros no tanto) y un ambiente, por lo general, marcadamente infantil y naïf.
La música del juego, por otro lado, suena como debe de sonar en una aventura de Kirby: a plataformas clásico de toda la vida. Sin llegar a grandes instrumentaciones ni efectos sonoros, la música de juego y los efectos han sido muy bien implementados en la consola portátil de Nintendo, y suenan fantásticamente bien. Podremos oir los clásicos temas de la serie, así como alguno nuevo creado para la ocasión. Y, por supuesto, los efectos sonoros que distinguen las aventuras de Kirby de las de cualquier otro juego: los sonidos de nuestro personaje al hincharse, planear, engullir o reproducir los poderes de nuestros enemigos siguen siendo los de siempre. Y que así sea por muchos años.
A nivel de jugabilidad, el juego mantiene el manejo clásico del personaje a través de la cruceta de control en la mayor parte de la aventura. Eso sí, la inclusión de minijuegos táctiles da un poco de variedad al conjunto, lo cual no está nada mal. Las dos pantallas de nuestra consola, por otra parte, en la mayor parte del juego se aprovechan poco, la verdad. La pantalla superior mostrará la acción del juego y la inferior los datos de la partida, salud del personaje, ilustraciones circunstanciales, etc. Aún así, pese a no contar con ningún atisbo de originalidad en este aspecto, el juego se maneja fácil e intuitivamente, cosa que agradecerán tanto los jugadores noveles como los seguidores de la saga, sin duda.
Conclusiones
La remasterización de viejas glorias siempre es bienvenida, sobretodo en casos como el que nos ocupa: Kirby Super Star Ultra no sólo es un remake de uno de los mejores títulos de la saga de la época de los ocho y dieciséis bits. Es, además, una serie de añadidos que aumentan las posibilidades jugables del título y que hacen que se sientan atraídos por él tanto los que disfrutaron de su versión original de hace más de diez años, como de los que no pudieron jugarla en su día. Una buena apuesta para pasar un buen rato en compañía de uno de los héroes clásicos de Nintendo, en una aventura de plataformas clásica, aunque con un número más que interesante de opciones de juego.