Análisis de Guilty Gear Dust Strikers (NDS)
El rediseñar los clásicos, sobretodo en el caso de una consola como es la Nintendo DS, la cual tiene características muy diferenciadas respecto al resto de consolas del mercado, puede resultar en ocasiones muy provechoso o en otras justo lo contrario… Con Guilty Gear Dust Strikers nos encontramos con el segundo caso.
La serie de juegos de lucha que surgiera allá por el año 98 y que tanto gustó a los amantes (y a los que no lo eran tanto) del género fue todo un ejemplo de cómo a pesar de las limitaciones del mismo, se podían aún hacer innovaciones en el campo de los juegos de lucha: una plantilla de luchadores muy cercanos a la ciencia-ficción, con características especiales impactantes y combos largos y sangrientos, una banda sonora eléctrica, roquera y pegadiza, un diseño espectacular y con todo lujo de detalles… En fin, un juego de lucha en dos dimensiones, sí, pero diferente, fresco y con ciertos aportes de originalidad que, sinceramente, hicieron que en muchos aspectos se llevara la palma de los juegos de lucha de aquel entonces.
Surgieron varias entregas del mismo para diferentes plataformas, incluidas algunas versiones para las recreativas… Y esperábamos el Guilty Gear de la Nintendo DS con curiosidad: ¿qué nos depararía la portátil de Nintendo? Pues ante todo, decepción. El juego en sí resulta una mezcla mal hecha de la fórmula original del juego, con luchas de hasta cuatro jugadores, escenarios con cuatro niveles de altura repartidos entre las dos pantallas de la consola, ítems repartidos por doquier y unos mini-juegos que no ofrecen nada nuevo y que son bastante regularcillos, por cierto.
Por otro lado, el hecho de que haya plataformas en el escenario, elimina la posibilidad de los combos aéreos, característica que daba mucho juego en anteriores entregas de la serie al poder lanzar al rival al aire y humillarlo con una serie de combos y ataques especiales encadenados entre el aire y el suelo…
Si el sistema de plataformas ya resta gran parte de la intensidad a los combates, el hecho de que haya multitud de objetos repartidos por las dos pantallas no ayuda a mejorar la cosa. Para acceder a los diferentes objetos habrá que pasar sobre ellos o golpear los cofres en los que se esconden (con la gracia de que en algunos cofres se ocultan bombas que nos harán perder parte de la vida), lo que nos añadirá un icono (sólo uno cada vez, hasta que demos uso de él) en la parte inferior derecha de la pantalla táctil. Para usarlo, deberemos apretar sobre él durante el combate. Hay varios tipos de objetos: desde los que potencian nuestra energía para realizar los ataques especiales, rayos que caerán sobre las cabezas de nuestros rivales hasta pedazos de pollo que rellenarán nuestra vida. Cabe resaltar especialmente la inutilidad de uno de estos objetos: el que cambia a todos los personajes de sitio, excepto al que lo utiliza, dado que no sirve para nada y sólo acrecienta el desorden y el despiste que de por sí ya llevamos durante el juego.
En lo que respecta al apartado técnico, nos encontramos con grandes desniveles y contrastes en cuanto a calidad y cuidado en los detalles. Desde el principio de la historia podremos disfrutar de nada menos que 21 personajes en todos los modos de juego. Pero tantos personajes supondrán una reducción en la cantidad de animaciones y de movimientos especiales y combos de cada uno de ellos. Además, ninguno de los personajes es nuevo respecto a entregas anteriores, con lo que los seguidores de la saga se verán bastante decepcionados si esperaban ver algún personaje nuevo entre el diverso elenco del que disponemos.
Los gráficos de los personajes son más que decentes, los golpes y combos fluidos y en ningún momento el hecho de que haya cuatro luchadores en pantalla hace que se ralentice el juego. Aún así, el tamaño de los personajes es pequeño y en ocasiones cuesta fijarse en todos los detalles, sobretodo cuando los cuatro luchadores están muy juntos y no se ve más que una algarabía de colores en movimiento… En casos como ese, muchos de ellos arrinconados contra una de las esquinas de la consola (con lo que nuestra visibilidad se verá aún más reducida), sólo nos quedará apretar los botones como unos desesperados y esperar salir bien parados del trance…
Por lo que respecta a combos y movimientos especiales, el juego ha perdido todo interés en cuanto a la dificultad de realizar determinadas combinaciones de botones para lograr tal combo o tal movimiento especial (generalmente, los más complicados eran los más poderosos… o los más vistosos). En Dust Strikers realizaremos los diferentes movimientos con un movimiento de cruceta y un solo botón, reservando el botón A para los combos y los ataques especiales. Lo más curioso es que, a pesar de la simplificación de las combinaciones de movimientos y la reducción del número de botones a usar en la realización de los mismos, el control no responde todo lo preciso que cabría esperar.
En lo que respecta a los escenarios, los gráficos no pasan de lo estrictamente necesario: no vemos ninguna animación o personaje en los fondos, ni siquiera la intención de dar una mínima sensación de textura o profundidad en los mismos. Ciertamente, podrían haberse trabajado mucho más.
En cuanto al apartado sonoro, tampoco nos encontramos ninguna novedad destacable. La mayoría de los temas siguen en la tónica de entregas anteriores (siendo algunos de ellos nada más que adaptaciones de otros temas de la misma serie): música rock y heavy metal sin más, quizás con un poco menos de calidad y de potencia que en entregas anteriores, pero responde bien a las características del soporte, al igual que las voces y los efectos de sonido.
Tenemos dos modos más de juego: el Challenge, donde peleamos contra la CPU en modo Arcade hasta que algún otro jugador decida unirse a la pelea; y el Versus, que viene a ser un modo multijugador en el que pueden enfrentarse hasta cuatro jugadores a la vez. Un hecho curioso es que para jugar en modo multijugador en esta ocasión la DS no descargará los datos necesarios para poder jugar entre varios con una misma copia, sino que cada uno de los jugadores deberá disponer de una copia del juego.
Por otro lado nos encontramos con los mini-juegos, que no resultan más que una mala excusa para aprovechar el uso de la pantalla táctil. Estos mini-juegos nos serán útiles para conseguir las diferentes técnicas y movimientos del personaje Robo Ky, que puede ser personalizado con las técnicas que nosotros decidamos, en caso de conseguirlas todas ganando los diferentes mini-juegos que se nos plantean.
Hay un total de siete mini juegos: en el espectáculo de delfines de May tendremos que hacer pasar a los simpáticos mamíferos por unos aros que moveremos por la pantalla inferior; golpearemos a Faust mientras éste sale de diferentes puertas por toda la pantalla; jugaremos al billar con Venom, metiendo las nueve bolas en sus respectivos agujeros por orden numérico; practicaremos el equilibrio con Jam, la cual recogerá los diferentes objetos que le lanzarán desde la pantalla de arriba intentando que éstos no se le caigan moviéndose de un lado a otro; completaremos las partituras de I-No con las notas que el sombrero de esta nos lanzará; limpiaremos el yo-yo de Bridget a base de golpes y frotamientos o practicaremos el corte de espada contra unos manojos de hierba que deberemos seccionar antes de que alcancen el suelo.
No son precisamente ni muy originales ni complejos. De hecho si le ponemos un poco de empeño en poco tiempo podremos haber superado todas las puntuaciones y haber accedido a todas las técnicas ocultas de Robo Ky. No hubiese estado de más que los mini juegos se fueran desbloqueando a medida que fuésemos completando el juego para así alargar la vida del mismo.