Análisis de Elements of Destruction (NDS)
En junio de este mismo año, vio la luz en la plataforma de descarga de juegos Xbox Live un juego que combinaba acción y estrategia a partes iguales, en el cual encarnábamos a un meteorólogo loco con el poder de provocar desastres naturales como tornados, tormentas eléctricas, e incluso desatar terremotos y tormentas de meteoritos. En dicho título, debíamos de destruir el mayor de edificaciones posible y conseguir los distintos objetivos que nos planteaba cada nivel del juego.
La verdad es que el juego enganchaba bastante, con lo que la compañía THQ decidió crear una versión específica para otros sistemas. Y cómo no, ahí estaba nuestra querida Nintendo DS, con su pantalla táctil y su multiplicidad de opciones de interfaz para recibirlo.
Para la ocasión, se ha contado con el apoyo de Black Lantern Studios, quienes han desarrollado un título sencillo, directo, y desastrosamente entretenido.
De científicos locos y otras especies…
Martyn Storm era un apacible aunque nervioso meteorólogo a cargo del programa del tiempo de una televisión local. Un buen día, su jefa decidió despedirle porque, según ella, no hacía más que anunciar tormentas y mal tiempo… El pobre científico, no pudiendo soportar tamaña opresión, cedió a la locura y decidió poner a prueba su último invento: una máquina meteorológica capaz de crear tormentas, tornados y otros fenómenos naturales con los que, así por las buenas, dominar (o más bien destruir) el mundo. Sobre esta sencilla base se fundamenta un juego de veintiún niveles, en los cuales deberemos de cumplir diferentes objetivos, según nos indique la máquina.
Así, deberemos de destruir un determinado porcentaje de edificaciones, conseguir una determinada cantidad de dinero o destruir los diferentes objetivos que se nos indiquen al inicio del nivel. Cada nivel del juego representa un día dentro del universo de Elements of Destruction, y cada día tendremos que superar un reto diferente. Además, cada día nuestra máquina será capaz de crear desastres naturales de mayor potencia y duración, así como los enemigos contra los que nos enfrentemos (que los habrán, sin duda) serán más duros de roer.
El tiempo corre en nuestra contra
En Elements of Destruction deberemos de tener cuidado, principalmente, con dos factores. Primero, el tiempo: tendremos un tiempo muy limitado para cumplir cada misión, con lo que deberemos de darnos prisa en destruir lo que nos exija el nivel, así como crear las estrategias de ataque convenientes para destruir el máximo número de propiedades en el mínimo tiempo posible. Por otro lado, la energía, moneda de cambio en el juego. La energía necesaria para crear los diferentes desastres naturales del juego la obtendremos, sobretodo, destruyendo todo lo que veamos. Por otra parte, cada vez que creemos un efecto meteorológico, pagaremos una cantidad determinada de energía, más elevada cuanto más poderoso es el efecto.
Al iniciar el nivel, contaremos con una cantidad inicial de energía, la cual iremos recuperando poco a poco en caso de haberla gastado creando desastres naturales. Pero sólo recuperaremos la energía hasta la cantidad inicial, que no será demasiado elevada. A partir de ahí, nos tenemos que buscar la vida destruyendo todo lo que podamos para conseguir un suplemento energético. Por otro lado, el hecho de que nos quedemos sin energía y debamos esperar hasta que, poco a poco, la recuperemos para poder lanzar otro efecto, representará una pérdida importante de nuestro valioso tiempo, el cual, como ya hemos dicho, no nos sobra.
A medida que avancemos por los diferentes niveles del juego, seremos capaces de crear más desastres naturales, de mayor intensidad y duración. El problema es que éstos serán proporcionalmente caros, llegando a ser realmente prohibitivos en el caso de los efectos más destructivos. Lo que en un principio puede parecer un juego de niños, acaba por ser tarea de chinos, ya que realmente influirá mucho en nuestro éxito en cada nivel el que hayamos realizado correctamente una estrategia de ataque coherente.
Tendremos potenciadores de los diferentes efectos repartidos por todo el mapa, los cuales nos ayudarán a convertir un efecto climático de tamaño normal en un auténtico desastre natural. Por otra parte, al destruir determinados emplazamientos -como fábricas, centrales eléctricas, o depósitos de combustible-, éstos provocarán destrucciones masivas en los edificios u terrenos que les rodean, con lo que nos ayudarán considerablemente en nuestro Apocalipsis particular. No obstante, no todo será agua de rosas: algunas edificaciones dentro del juego nos harán las cosas considerablemente más difíciles.
Tendremos una serie de construcciones que absorberán y eliminarán los efectos de nuestras tormentas o tornados, otras que evitarán la creación de cualquier tipo de efecto a su alrededor, otras que inutilizarán nuestros terremotos o nuestras lluvias de meteoritos… Deberemos de tener en cuenta la ubicación de estos edificios en el mapa, ya que de ellos dependerá en muchas ocasiones nuestra estrategia de acción. Si queremos destruir con un gran tornado un centro residencial, quizás debamos plantearnos primero destruir el inhibidor situado en las cercanías mediante un par de tormentas eléctricas, por ejemplo.
Por otro lado, contaremos con una serie de robots que se dedicarán a reconstruir lo que hayamos destruido, cosa que, realmente, nos fastidiará mucho, ya que esto significará muchas veces que debamos trabajar por partida doble. En caso de que uno de ellos aparezca en pantalla, deberemos de perseguirlo y darle caza con una tormenta eléctrica, ya que éstas son el único medio para destruirlos.
Sistema de juego
El control de
Para crear un desastre natural, deberemos de deslizar nuestro lápiz táctil sobre un punto del mapa en la dirección que queremos que éste se desplace. Nuestros efectos meteorológicos más comunes, las tormentas y los tornados, se desplazarán en línea recta por el mapa, aunque podremos modificar su dirección siempre que queramos para no perderlos de vista y destruir los emplazamientos que nosotros deseemos. Por otro lado, las lluvias de meteoritos y los terremotos los situaremos en un punto determinado en el mapa, y afectarán a todo lo que rodee a dicho punto, en un radio mayor o menor según la potencia del efecto.
Cada desastre natural tiene una duración y un poder determinado, dependiendo de su valor energético. Cuando se esté acabando la energía de una tormenta o un tornado, no podremos modificar su dirección. Además, el hecho de modificar su camino mientras están en funcionamiento provoca que gasten energía más rápidamente, lo que hace que debamos pensarnos dos veces dónde vamos a comenzar un desastre natural, para no desperdiciar energía inútilmente.
Por otra parte, las tormentas y los tornados de mayor poder serán susceptibles de ser reanimados si, justo cuando están a punto de agotar su energía, frotamos con el stylus sobre ellos en la dirección en la que se mueven. Pese a todo, la verdad es que todos los efectos duran bastante poco y, a no ser que utilicemos desastres de gran poder, deberemos de lanzar una y otra vez los mismos ataques para destruir los diferentes edificios del juego. Así, se hace necesario el plantearse destruir primero los edificios que explotan, para destruir todo lo que les rodea, así como utilizar convenientemente los potenciadores diseminados por el mapa.
La pantalla táctil nos mostrará la zona del mapa en la que podemos desplegar los diferentes efectos climatológicos, así como incidir sobre su conducta y desplazamiento. La pantalla superior, por su parte, está destinada al mapa general del nivel, en el cual se nos mostrarán todos los edificios de la pantalla, los objetivos a destruir, así como el movimiento de los robots reparadores. Por otro lado, también veremos los datos de energía, dinero y el número de objetivos que hayamos destruido hasta el momento, así como el contador implacable del tiempo, que nunca deberemos de perder de vista.
Para realizar los diferentes efectos climáticos y desastres naturales, contaremos con un interfaz muy sencillo, en forma de menú desplegable en el lado derecho de la pantalla táctil. En él, podremos elegir el efecto que queramos desplegar, así como la potencia del mismo. Cada efecto contará con tres niveles diferentes de potencia, los cuales serán proporcionalmente más caros cuanto más poderosos sean. Por otra parte, en la parte izquierda de la misma pantalla tendremos un submenú en el cual podremos ver y seleccionar los efectos activos en ese momento, con lo que podremos llevar un seguimiento in situ de cada uno de ellos al instante.
El juego cuenta, además, con un modo multijugador bastante interesante, lo que ciertamente alarga la vida del título, no demasiado largo de por sí. Contaremos con dos opciones de juego multijugador: una en la que competiremos contra nuestros oponentes por ver quién destruye el mayor número de objetivos en el menor tiempo, y otra en la que deberemos de cooperar con otro jugador para destruir completamente un nivel. Estas opciones, sin ser nada del otro mundo, la verdad es que dan bastante de sí, y suman enteros a la rejugabilidad del título.
Apartado técnico
Los gráficos de Elements of Destruction no destacan especialmente por su calidad o espectacularidad. El juego tiene un aspecto bastante sobrio, y en las secuencias de narración insertas entre nivel y nivel sólo veremos una serie de viñetas caricaturescas de los diferentes personajes del juego conversando a través de diferentes cuadros de texto. Las animaciones no están del todo mal, aunque los edificios son muy pequeños, con lo que éstas tampoco acaban de ser especialmente resultonas. Los efectos visuales no son tampoco nada del otro mundo, aunque algunos de ellos, como los correspondientes a los desastres naturales de mayor poder, han sido realizados con bastante detalle.
La banda sonora del juego parece la banda sonora de una película de serie B, lo que se corresponde bastante bien con la atmósfera general del juego. La música acompaña muy bien a la acción y no desentona en ningún momento, aunque tampoco es especialmente resaltable. Lo mismo pasa con los efectos de sonido, los cuales no dejan de ser demasiado funcionales, comprendiendo un repertorio bastante limitado de explosiones y ruidos varios, entre los cuales encontramos los que producen los desastres naturales que crearemos, bastante similares entre sí.
Conclusiones
Elements of Destruction es una apuesta original y divertida, en la que se mezclan la acción y la estrategia en una aventura, por otro lado, que destila buen humor (un poco negro, eso sí) por los cuatro costados. Aunque el juego es bastante sencillo a nivel técnico y, por otra parte, cuenta con algunos defectos menores en su jugabilidad, es un título que nos ofrece veintiuna pantallas de diversión y un interesante modo multijugador a un precio, además, realmente interesante. No es un título imprescindible dentro del catálogo de Nintendo DS, pero sí una buena propuesta dentro del género.