Análisis de Warlords Classic (iPhone)
Quizás sea porque la nostalgia es una mala consejera, o quizás porque amamos los juegos con un tinte clásico que nos recuerdan los orígenes del género que hoy amamos y disfrutamos. Es difícil saberlo. Pero lo que sí tenemos claro, es que muchas veces, en la App Store, podemos darnos de bruces con pequeñas perlas, adaptaciones o vestigios de un tiempo remoto en el videojuego, que nos hace apreciar la abrumadora diversidad de la tienda digital de Apple. Warlords Classic es una revisión de uno de los juegos más míticos de Amiga -y posteriormente, ordenadores Mac-, adaptada al iPhone, que lleva unos años rondando por la App Store, pero que hasta hace bien poco no había dado el salto a la pantalla del iPad.
Ahora, y aprovechando cierto revival del género en iOS -parece que se vuelve a usar la pantalla táctil del iPhone y el iPad como contenedor y herramienta para este tipo de contenidos-, nos inmiscuimos en la tosca y deliciosa jugabilidad de antaño con este bienaventurado remake para smartphone y tablet.
El inicio de una saga
Warlords Classic es la génesis de lo que sería, a la postre, una de las sagas más longevas del mundo de los videojuegos. Warlords contó a lo largo de los años con diferentes entregas, expansiones, renovaciones y ampliaciones, que conjugaron sabiamente estrategia, rol y diplomacia, ofreciendo a toda una generación de jugadores los ingredientes necesarios para disfrutar de una de las jugabilidades más absorbentes e influyentes del género.
Fue tal el avance en su momento, que a día de hoy, se nos antoja difícil comprender algunos títulos y videojuegos de gestión y estrategia sin Warlords. De éxito tardío, su versión para iOS conserva todos los ingredientes originales y los adapta, con bastante atino, al iPhone y el iPad.
Una jugabilidad simple y apasionante
La historia y el contexto de Warlords Classic son fáciles de entender, y enarbolan todos los clichés del género fantásticos habidos y por haber. Pero van un poco más allá, y los argumentos, razas y nombres, se convierten en meras excusas jugables sin demasiada importancia. De hecho, para que os hagáis una idea, en la app se ofrecen diferentes ejércitos y facciones, con nombres inspirados tanto en la mitología propia, como en El Señor de los Anillos o los libros de Canción de Hielo y Fuego -tenéis un mapa que es una muestra total de Poniente y sus Siete grandes casas-.
Una vez decidamos si queremos jugar solos o acompañados -a través del multijugador que incorpora la app-, plantearemos las opciones de partida. Es el típico skirmish, donde elegimos condiciones para la victoria, facciones que intervendrán, tipo de unidades o velocidad de juego. Podemos escoger la dificultad de nuestros rivales, proponiendo así una partida fácil en el caso del más bajo nivel de inteligencia artificial, a una complicada, larga y enrevesada en el caso del nivel más alto, obtuso y complejo.
Warlord Classic es un juego de estrategia y combate por turnos bastante simple. Básicamente nos encargaremos, una vez se nos diga nuestro castillo de procedencia, de mover tropas, entrenarlas, recoger recursos, conquistar fortalezas y garantizar la seguridad de nuestras fronteras. Nuestros enemigos harán lo propio, y mientras jugamos a la guerra de posiciones, las otras facciones y casas rivales, tomarán castillos, torreones y puertos, y se dedicarán a controlar caminos y demás. La guerra es una cuestión de números, y en Warlord Classic, en el fondo, gana el que mejor los sepa distribuir y manejar.
La interfaz de Warlord Classic es bien sencilla, y desde hace bien poco, está completamente traducida al castellano. No nos costará demasiado hacernos a ella, aunque dado lo encorsetado de su jugabilidad, en más de una ocasión, al menos al principio, nos veremos aporreando sin ton ni son a determinadas unidades o fortalezas. Así pues, tenemos algún que otro menú contextual, un control táctil bien avenido, y un montón de estadísticas detalladas que nos ayudarán a controlar nuestro gasto, nuestra recolección de materias primas o nuestras producciones de soldados y tropas especializadas. Una vez tengamos claro esto, nos lanzaremos a la conquista. Como consejo, recomendamos empezar con una dificultad baja, que nos brinde el tiempo suficiente para aprender el lugar que nos ha tocado desempeñar en cualquier de los mapas, y que nos permita explorar nuestras lindes, conquistar algún que otro castillo o asimilar el tipo de unidades de nuestra facción.
Los primeros movimientos de posicionamiento buscan, como en cualquier juego RTS actual, conseguir mejores reservas de recursos y una mayor producción de unidades que el enemigo. A más castillos, torreones y puertos conquistados, más oro en nuestras arcas, y con ello, más posibilidades de fabricar unidades de forma rápida y variada. Los combates se resuelven con un simple intercambio de golpes, basándose para ello en el número de unidades y en su especialidad -por ejemplo un grupo de caballeros gana a la infantería simple casi siempre, y un grupo de caballería puede llegar tumbar en un solo golpe a un grupo de caballeros a pie-. Aquí no hay efectos 3D, ni multitudinarias batallas llenas de unidades. Explicado de una forma simple, diremos que Warlords Classic tiene una suerte de algoritmo basado en el "piedra, papel o tijera", donde los números y la especialización de las unidades influyen en el resultado del combate.
Por si fuera poco, a lo largo de la partida, encontraremos alianzas, combates inesperados y reliquias esparcidas por los escenarios. La reliquias proporcionan ventajas increíbles, y las alianzas, seguridad más allá de nuestras fronteras. El ganador suele ser el que más soldados y caballos -así como héroes o unidades especiales, como fantasmas, magos, arqueros, gigantes o pegasos- pone encima del tapete, así que la aniquilación del enemigo es más que una opción, una obligación. Un mal turno, un mal error de fabricación o combate, y nos costará horrores no ser sitiados y asediados por los incesantes enemigos que nos buscan las cosquillas.
Su estilo visual está intacto -mantiene sus orígenes en 2D-, simplemente remasterizado para la ocasión en alta definición, y con el consiguiente lavado de cara de la interfaz para hacerlo más atractivo en iOS y su pantalla táctil. No hay demasiados cambios, y si jugaste a la versión original de Warlords -ya fuese en Mac o en PC-, posiblemente agradezcas que no se hayan ido por las ramas en cuanto al retoque del diseño gráfico o artístico. Dicho queda, que como recomendación, os instamos a jugar cómoda y plácidamente con la pantalla del iPad, mucho más grande y práctica en esto de la estrategia.
Conclusiones finales
Cuando el concepto jugable es excelso dada su simpleza, es difícil no sentirse atraído por un videojuego. En un tiempo donde las mecánicas en muchos RTS y juegos de estrategia parecen ser cada vez más complejas en aras del realismo, un soplo de aire fresco -algo paradójico, dado el aspecto nostálgico de un título como Warlords Classic, que tiene más de veinte años- volviendo a las raíces del género es todo un hallazgo. Tanto si amaste el original y quieres volver a jugarlo en tu iPhone o iPad, como si disfrutas de la estrategia en todas sus vertientes y buscas un verdadero reto, Warlords Classic destaca sobremanera sobre sus competidores y compañeros del género en la App Store, y se convierte en la opción a considerar. Recordar tiempos pasados nunca fue algo tan divertido.
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