Análisis de Deep Dungeons of Doom (iPhone)
Si echamos la vista atrás, nos daremos cuenta de lo importantes y vitales que son las mazmorras para los juegos de rol más clásicos -y si nos apuráis, para los no tan clásicos-. De marcada y evidente tradición occidental, las mazmorras y catacumbas, son todo un cliché en lo que a los juegos de rol se refiere, contando por miles los títulos, sagas y juegos que las usan como parte indispensable de su naturaleza jugable.
Desde que Dungeons and Dragons -Dragones y Mazmorras, en nuestro país- allá por los setenta popularizase el concepto, a lo largo de varias décadas, hemos visto como los juegos de rol modernos, toman las mazmorras como elemento base en la fórmula para definir el género.
Las piezas para conferir tamaño escenario y ambiente, son sencillas, y permanecen en la memoria de cualquier jugador que se precie. Y Deep Dungeons of Doom, una sencilla -aparentemente- aplicación para iOS, reúne un montón de elementos clásicos -y no tan clásicos- y los fusiona con mucho atino en nuestros iPhone, iPad y iPod touch.
Las mazmorras del infierno
Deep Dungeons of Doom arranca como la mayoría de juegos de este estilo. Una tremenda catástrofe asoló al reino, dejándolo a merced de peligrosas criaturas, dragones y místicos demonios, que castigaron la región, apoderándose de ella por la fuerza bruta. Todavía quedan pequeños reductos, castillos y poblados que intentan seguir y prevalecer, y son los caballeros y héroes anónimos, los que defienden a los inocentes en tamaño y negro horizonte. Como caballero, se nos encomendarán misiones en las más variadas mazmorras, catacumbas y oscuras cuevas, que deberemos superar -sin perecer en el intento- a fin de conseguir fama, dinero y un montón de objetos especiales.
La mecánica de Deep Dungeons of Doom, está muy cercana al rol de papel y lápiz clásico-o dungeon crawler-, algo que los más fanáticos del género agradecerán. Tras una introducción de estilo retro -completamente en inglés, y en formato texto con pocas imágenes para ilustrar-, se nos mostrará un mapa-mundi donde veremos localizadas las distintas misiones y mazmorras que tendremos que atajar. Deep Dungeons of Doom no permite elegir clases o personajes diferentes al principio, dándonos muy poca libertad en este aspecto, y otorgándonos, automáticamente, el rol de caballero de espada y escudo. Luego, llegados a un determinado punto, tendremos la posibilidad de elegirnos una bruja -algo no apto para los jugadores menos experimentados- ya que la dificultad con la heroína, sube varios enteros y a un mercenario, que busca ser un punto equilibrado entre ambos.
Antes de aceptar cada misión, se nos pondrá en situación, explicándonos el enemigo a derrotar, las posibles vicisitudes que nos encontraremos por el camino, y el objetivo a cumplir. La primera misión, a modo de tutorial, nos llevará a las catacumbas de uno de los castillos, que al parecer, ha sido el lugar elegido por un peligroso demonio -de aspecto de gusano-, para establecer su nido.
En Deep Dungeons of Doom, no controlaremos directamente a nuestro personaje, y simplemente, nos limitaremos a elegir sus ataques y defensas contra los distintos monstruos y criaturas a los que nos enfrentemos. Cada mazmorra tiene una serie de niveles, con una criatura por cada uno de ellos, que deberemos derrotar si queremos llegar al monstruo final.
Jugabilidad desafiante y estética nostálgica
Los combates están predefinidos, y no podemos movernos o explorar las estancias a nuestro antojo, y aunque es un poco decepcionante, lo cierto es que casa perfectamente con la propuesta portátil de un juego de esta índole, y en más aún, con el estilo clásico de papel y lápiz del rol por turnos con dados de por medio. De esta manera, en la interfaz -que volvemos a recalcar, tiene un estilo retro muy nostálgico-, tendremos dos botones claros y diferenciados -ataque y defensa- sobre los que se basa gran parte de la jugabilidad. Tanto la defensa, como el ataque, empiezan con una serie de valores básicos, que durante la primera misión, nos serán más que simples demostraciones.
Al fin y al cabo, todo se reduce -al igual que en otros títulos más pomposos o espectaculares- a un intercambio de golpes estático, donde deberemos intuir el momento de defendernos o atacar. Las criaturas tienen sus propias rutinas y puntos débiles, así como unas carencias específicas, que debemos descubrir a fin de encontrar la forma más efectiva de eliminarlas. Los esqueletos, por ejemplo, realizan una maniobra especial ante del ataque, al igual que unos demonios de vistosa cornamenta, mientras que los espectros, en lugar de atacar directamente, prefieren defenderse y chuparnos la vida.
En las batallas, veremos en todo momento la cantidad de vida que nos quitan o arrebatamos a los enemigos, a fin de vislumbrar lo efectivo y eficiente de nuestro ataque o defensa. En función de nuestra pericia como héroes de la mazmorra, obtendremos una serie de puntos de poder, que podemos invertir y distribuir en habilidades y aspectos tan básicos como ataque, salud, defensa o velocidad. Bloquear será igual de importante que atacar, y aunque al principio preferiremos invertir más en salud o ataque -a fin de tener más corazones y una velocidad de ataque mayor- pronto aprenderemos que tener un héroe equilibrado es mucho más interesante de lo que parecía en un principio. Al mismo tiempo, y durante la aventura, podemos recibir la ayuda de algunos personajes -como monjes- que nos sanarán y curarán si así lo precisamos. Por si fuera poco, y en relación a lo citado anteriormente, en Deep Dungeons of Doom, tenemos cientos de cofres en los escenarios, que aparte de darnos jugosos tesoros en forma de monedas, nos permitirán el uso de cascos y objetos especiales con los que ser más fuertes en combate.
Los jefes finales son muy atractivos, y tienen, todos ellos, un punto débil al que ceñirnos. No son fáciles, ya que pueden hacernos una gran cantidad de daño, y harán que, la mayoría de las veces, mordamos el polvo. Deep Dungeons of Doom es, por tanto, un título muy complicado, que hará que desfallezcamos en mitad de la partida una y otra vez, obligándonos a empezar desde cero. La app incluye varias continuaciones de forma gratuita, pero si las gastamos, deberemos comprar -mediante microtransacción- nuevos amuletos de reinicio, u optar, en el peor de los escenarios posibles, por comenzar la aventura desde el principio.
A nivel técnico, Deep Dungeons of Doom, aboga por un estilo pixelado y retro, intentando imitar la experiencia de jugar a un título propio de las etapas de 8 y 16 bits. Lo consigue totalmente, tanto en interfaz y diseño, como en sonido. Nos encontraremos con zombis, orcos, dragones-gallina, montones de esqueletos, demonios y sacerdotes, y enormes criaturas que levantarán una sonrisa al más nostálgico aficionado. Pensad en algún escenario -los hay a tutiplén-, monstruo o criatura que hayáis visto en algún juego de rol y posiblemente, tenga una versión en Deep Dungeons of Doom. Es muy atractivo jugarlo en dispositivos compatibles con pantalla retina, y recomendamos encarecidamente su descarga y disfrute en el iPhone, ya que jugar a Deep Dungeons of Doom se adapta perfectamente al sentir de lo que debería ser un juego portátil de su naturaleza. La app, universal, está en inglés -textos- y goza de soporte para Game Center.
Conclusiones finales
Deep Dungeons of Doom podría haber pasado sin pena ni gloria de ceñirse a los férreos cánones de muchas otras aplicaciones del estilo existentes en la App Store. Pero tiene personalidad propia, y eso, que intenta homenajear y rendir homenaje a todo un género, abogando por diferentes criaturas y escenarios, y apostando por un sistema de juego que intenta -pese a lo limitado- imitar la experiencia del rol en lápiz, dado y papel.
No es una app apta para todos los públicos, pero a poco que se disfrute con el rol como género e icono de la cultura pop, y se busque un juego ideal para partidas cortas -pero tremendamente duradero y longevo-, Deep Dungeons of Doom se revela como la opción a considerar. No os preocupéis: cumplirá con honores la misión.