Análisis de Sonic Runners (Android, iPhone)
No corren buenos tiempos para Sonic, y no es que sea algo nuevo. Su fama y sus notables títulos en consolas y ecosistemas de generaciones pasadas -algunos de ellos, obra maestras incuestionables- siguen pesando de forma irremediable sobre su espinosa espalda, obligándolo a mirar hacia atrás de vez en cuando. SEGA no ha tenido demasiado tino a la hora de conservar la dignidad de erizo, dando luz verde a juegos de dudosa calidad, apariciones en otros juegos que no han terminado de convencer y adaptando sus aventuras a teléfonos y tablets con poca suerte. Sonic Runners es la última incorporación a las plataformas digitales de Apple y Google, y aunque sigue teniendo enormes fallos en su concepción, que lastran por completo lo poco entretenida que puede llegar a ser la aplicación.
El erizo: eterno corredor
Sonic Runners es un juego particular. Para empezar, huelga decir que deberemos someternos a un engorroso proceso de descarga de datos, que nos obligará a permanecer unos cuantos minutos completamente inactivos delante de una pantalla con numerosas barras de carga, porcentajes y formularios -¡nos pide hasta la fecha de nacimiento! y acuerdos de licencia. Es algo que nos ha llamado especialmente la atención, sobre todo en un juego móvil, en el que debe primar lo instantáneo y la velocidad por encima de todo. Una vez conseguimos sortear el farragoso y burocráctico primer paso -Sonic vs. los Acuerdos de Licencia-, veremos que jugablemente, no está nada mal.
Sonic Runners ofrece una jugabilidad muy básica, pero que funciona a varios niveles. Es curioso como el título mantiene una serie de conceptos y mecánicas habituales en la saga de SEGA en las lindes bidimensionales, pero sin olvidar las vicisitudes propias de las pantallas táctiles. Es una app que encaja y ofrece mucho al usuario a nivel jugable, pero que desgraciadamente, no le permite jugar ni disfrutar todo lo que debería.
El Sonic Team -equipo que se ha hecho cargo del desarrollo- ha conjugado con inteligencia varios elementos intrínsecos al espíritu de Sonic, adaptándolo a los propios requisitos de los juegos endless runner o de carrera infinita. A priori, el concepto parece original, pero no lo es. Si recordáis, Sonic Dash ya hacía sus pinitos, y este Sonic Runners, hereda varios de sus defectos, amplificándolos y aumentándolos por doquier. Sonic Runners es un juego que en base, es muy bueno, pero que por culpa de un sistema de monetización free-to-play acaba por hastiar a las primeras de cambio.
Un buen control y un sistema de monetización molesto
Sonic Runners es un juego colorido, que invita al jugador a recorrer fantásticos mundos y recoger cientos de anillos y gemas, mientras aprovechamos los habituales saltos imposibles, ampliamos nuestras características y habilidades o machacamos a los clásicos enemigos de la saga -que se personifican y materializan incluso bajo la forma de jefes finales-. Los saltos son perfectos, y no hemos encontrado problemas de timing o lag a la hora de trasladar nuestras pulsaciones a la pantalla. Es muy exacto, y no únicamente en el caso de controlar a Sonic. De hecho, Sonic Runners incluso se marca el lujo de ofertar un buen número de personajes al jugador, como Tails y Knuckles, que aprovecharán el vuelo en el caso del primero o el combate desenfrenado en el caso del segundo. La estructura, como en todo juego de carrera infinita, es bien clara: correr todo lo que se pueda, evitar morir y conseguir la puntuación más alta.
Si Sonic Runners hubiera sido consciente de sus características, y no se hubiera obsesionado tanto en buscar entorpecer el ritmo del juego con anuncios y sendos parones con tal de hacernos pasar por caja a las primeras de cambio, hablaríamos de un grandioso título con el que disfrutar de partidas esporádicas en nuestro tablet o teléfono móvil.
Desgraciadamente, SEGA vuelve a caer en la avariciosa mecánica free-to-play que tantos quebraderos de cabeza ha dado en anteriores intentos de trasladar sus sagas al ecosistema móvil. Sonic Runners no funciona por culpa de un omnipresente sistema de monetización que hace todo lo posible por sacarnos el dinero de la cartera. Y hay más: no contentos en SEGA con regar a su juego de múltiples compras in-app, la aplicación nos impondrá la conocida muralla en forma de regeneraciones molestas de vida cada muy pocos minutos, cortando, si cabe, el ritmo normal del videojuego un poco más. Es curioso, porque hacía tiempo que no nos encontrábamos con una barrera tan grande a la hora de analizar un juego esta índole. Es realmente molesto.
Huelga decir que es posible que sea uno de los juegos más bien avenidos del erizo a nivel técnico y artístico. Sonic Runners hace acopio de un enorme número de guiños, referencias visuales y modelados de enemigos y héroes, y lo hace de la mejor manera posible. El título se comporta muy bien, siempre y cuando nos deja jugar, algo que ya hemos comentado no es especialmente común debido a la algarabía de textos, barras de progreso, formularios y anuncios que nos asediarán entre partida y partida. El sonido tampoco es para nada inferior, muestra de que SEGA en el fondo, ha querido cuidar el proyecto en muchos aspectos, intentando no dejar sin atar ningún cabo en el aspecto audiovisual. En iOS, plataforma en la que hemos analizado el juego, hemos constatado su traducción al castellano y su compatibilidad con Game Center.
Conclusiones finales
Sonic Runners es un juego que a buen seguro, ha tenido una concepción interesante en sus primeras fases, pero que ha sido objeto de las codiciosas prácticas free-to-play en algún momento de su proceso de desarrollo. La app de SEGA tiene varios de los elementos más insoportables y cuestionables a nivel de monetización interna de cuanto hemos visto en juego alguno, rompiendo el ritmo y las mecánicas jugables de un título, que por otra parte, se hace hasta divertido cuando intentamos jugar. Es el principal problema de Sonic Runners: si antes los jugadores éramos los avariciosos por conseguir los numerosos anillos en los mundos virtuales del erizo, ahora ha sido la propia SEGA, codiciosa, la que ha roto el saco intentando estrujar las carteras de los incautos jugadores que hayan cometido el error de descargar la app.