Análisis de Only One (Android, iPhone)
Only One surge, con especial fuerza, de una de las habituales disyuntivas del panorama del videojuego: no hace falta tener una entramada ni compleja jugabilidad ni tener el mayor apartado gráfico de la industria. Only One es una aplicación sencilla, más bien simple, que nos ha dado una perspectiva más que interesante -y dura- a lo que creemos que es uno de los géneros -el de rol y aventura en tercera persona- más explotados de la App Store y la tienda de apps de Google.
El último hombre vivo
Only One parte de un concepto básico: la supervivencia. En la aplicación, sin ningún tipo de introducción épica ni nada por el estilo -no hay tiempo para excusas argumentales ni pretextos de cara al jugador- se nos brindará la oportunidad de demostrar nuestra valía como guerreros en una particular arena, que se erige como plataforma milenaria a cientos de metros sobre suelo.
Armado con una espada, nuestro protagonista, tendrá que sobrevivir ronda tras ronda a una interminable legión de criaturas, monstruos y otros humanos, que buscarán ser los "únicos supervivientes". El concepto y punto de partida es algo que hemos visto en decenas de ocasiones previamente, y puede que suene a la misma excusa de siempre para ponernos a darnos espadazos. De hecho, lo es.
Lo más importante de Only One es su presteza en volcarnos e inmiscuirnos en la acción, eliminando artificios que puedan lastrar la experiencia. Only One no es un juego fácil, más bien al contrario, y aunque tiene un control bastante pragmático y simplificado, la verdad es que cuesta mucho cogerle el punto para no perecer en el intento. Su interfaz táctil -lógicamente-, basa su control en la utilización de dos botones contextuales -stick virtual para desplazarnos, y botón de ataque para dar sablazos-, y en la utilización de sendos poderes y habilidades extras. Para abrirnos paso entre las incesantes oleadas de enemigos -más de setenta oleadas diferentes nos esperan, de dificultad ascendente-, tendremos que saber a qué tipo de criatura nos enfrentamos, variando nuestra estrategia en función de las mismas. Los primeros monstruos -enanos o bichos moco, conocidos como "slimes"- serán carne de cañón, y podemos, o empujarlos hacia los confines del pilar o machacarlos con varios toques de nuestra espada.
Cada victoria y cada enemigo que eliminemos tendrá su propia recompensa en forma de puntos de experiencia -o puntos de poder-, aunque Only One premia a los jugadores que expulsen a sus contrincantes con el sagrado y venerado método del empujón. Estos puntos de poder pueden invertirse en distintas habilidades, como la capacidad de girar -espada en mano- como un molinillo de la muerte, la retrasar y atontar a nuestros competidores, la de protegerse con el escudo, la de regeneración o la de fuerza ilimitada por un momento concreto -por citar algunas-. Cada una tiene un coste -generalmente alto-, con lo que ha pensar concienzudamente el tipo de juego que queremos seguir -más arriesgado e impulsivo, o más pragmático y sopesado. Only One se amolda a los dos tipos de jugadores, pese a que, repetimos, premia a los que más arriesgan.
Como os decíamos, no estamos ante una app fácil -no os dejéis engañar por su presentación o sistema de juego-. El riesgo siempre está presente, no hay tiempo para ningún tipo de descanso, y los enemigos nos asediarán a cada segundo. Además, hay algunas criaturas un tanto pesadas y pegajosas, como los gladiadores o berserkers, los siempre peligrosos gnomos, los magos y unos jefes finales que usarán hechizos con bastante atino. A eso, sumadle también que nuestro margen de maniobra es limitado, ya que no podemos salirnos del exiguo pilar sobre el que luchamos, con lo que huir y correr no siempre es posible. Avanzar más allá del nivel treinta es todo un reto al alcance de muy pocos, por muchos checkpoints que nos encontremos por el camino -de diez en diez niveles aparecerá un punto de continuación, aunque la puntuación se reseteará-.
Podemos asimilar y memorizar las rutinas de ataque de los enemigos -unos se alejan, otros buscan la confrontación y otros disfrutan atacando en grupos a corta y media distancia-, pero siempre habrá espacio para lo imprevisible, sobre todo cuando se juntan varios monstruos en un mismo momento, ya que salir indemnes de semejante locura, podría antojarse imposible si no somos unos maestros de rápidos reflejos. El control de Only One también es muy exigente, y aunque responde a la perfección, hay veces que deja la sensación de ser "insuficiente" para el tipo de juego que decide plantear. No es que Only One tenga un mal control, ni mucho menos. Es que quizás una pantalla táctil le resta algo de respuesta de cara al jugador, que quizás pudiera sacarle más partido a su exigente planteamiento con la utilización de un mando físico. De momento, Only One no es compatible con los mandos hechos y certificados para iOS, aunque no descartamos una posible actualización en el futuro.
Sobre su apartado técnico, hay poco que decir. No porque sea malo, ni mucho menos. Más bien es por su sencillez en cuanto a presentación, y a su acertado -aunque algo parco en detalles- apartado gráfico, que ofrece desde una perspectiva retro, lo justo para la ambientación en cuanto a escenario y personaje. No esperéis ningún alarde -lo mismo puede adjudicarse también al sonido-. La app, en iOS es compatible con Game Center y la pantalla del iPad, y está en completo inglés. Como extra, y en relación a Game Center, cabe destacar que podemos subir puntuaciones y logros para compartirlos con nuestros contactos -algo que no está nada mal si tenemos en cuenta lo competitivo del juego, pese a que hubiésemos preferido un cooperativo real con otros jugadores-.
Conclusiones finales
Only One es una app muy simple, y esto no quiere decir que sea mala. Ni mucho menos. Muestra todo lo que tiene en las primeras partidas, pese a que estamos seguros de que muy pocos jugadores se arriesgarán en profundizar más debido a la alta dificultad que acarrea más allá de los primeros niveles. Ofrece, a través de una jugabilidad sólida e indiscutible, poderes y habilidades que debemos y podemos conjugar con cabeza -y que pueden facilitarnos las cosas en algunas situaciones-, niveles imposibles, enemigos muy puñeteros e incansables y un estilo artístico pixelart francamente destacable. Quizás su falta de multijugador real -que vendría genial para un juego así, imaginad por un momento cooperar con un amigo al que debéis derrotar en el último momento para alzarse con la victoria- y su falta de modos de juego diferentes al principal, sean sus principales achaques. Pero pese a estos dos puntos negativos, Only One se revela como una app entretenida, que supondrá un desafío para cualquiera que decida internarse en su básico y brillante planteamiento jugable.