Análisis de Super Mario 3D Land (Nintendo 3DS)
Aunque le ha costado un poquito arrancar, parece que Nintendo 3DS empieza a coger altura estas Navidades, con dos de esos juegos que siempre son imprescindibles en una consola de Nintendo, el nuevo Mario Kart 7, que llegará el 2 de diciembre, y este Super Mario que diseccionaremos en las siguientes líneas. Un plataformas entretenido, desenfado, de fases cortas y rápidas, más cercano jugablemente a una entrega en dos dimensiones que a los últimos Mario Galaxy, y un poco facilón en sus ocho primeros mundos, algo que se soluciona con los mundos especiales que multiplican la dificultad.
Homenajeando al grandioso y legendario Super Mario Bros. 3 de principios de los 90, sobre todo gracias al omnipresente traje Tanuki, que incluso ya ha generado una absurda polémica, pero también recuperando melodías y con algunos guiños que solo los más fans apreciarán. Este traje que nos permite planear y golpear con nuestra cola no solo se lo enfunda Mario, sino que también se ha propagado por los diferentes mundos y veremos algunos enemigos, hasta el propio Bowser, con la cola de esta especie de mapache en su trasero.
Un ítem que comprobaremos al ir superando los distintos mundos hace las cosas demasiado sencillas, al poder acabar con los enemigos con facilidad y evitar cualquier caída gracias a que podemos planear. Esto agrava uno de los problemas para un jugador más o menos habitual, y es que los ocho primeros mundos - con seis niveles cada uno, menos el último que cuenta con ocho fases- son demasiado fáciles, regalándonos una cantidad de vidas abusiva por hacer cualquier cosa, que encima es complicado perder.
Y no solo superar, con niveles muy cortos de dos o tres minutos, sino también de completar, ya que recoger las tres medallas de estrella que se encuentran en cada nivel, es bastante sencillo. Por suerte, una vez superada esta primera vuelta, desbloquearemos los mundos especiales, con el mismo número de fases que los mundos normales, pero multiplicándose la dificultad por dos o por tres, más todavía en caso que querer recoger las medallas de estrella.
A pesar de que el traje Tanuki toma todo el protagonismo, hay otros ítems y circunstancias nuevas o curiosas que hay que destacar. Tenemos la habitual flor de fuego, que nos permite disparar bolas incendiarias para acabar con los enemigos, y el traje bumerán, con el que lanzamos este utensilio que va y vuelve, pudiendo elaborar curiosas estrategias para acabar con los bichos que pueblan los escenarios. Luego aunque no en forma de ítems, encontramos unos bloques helicóptero en los que metemos la cabeza y realizando un doble salto podemos elevarnos grandes alturas, protagonizando los momentos más verticales, donde el uso del 3D provoca auténtico vértigo. Hay algún que otro ítem o cachivache más, uno bastante gracioso y sorprendente, pero preferimos que lo descubráis vosotros mismos.
Si hasta ahora el 3D sin gafas, el gran reclamo de esta nueva portátil, se había usado con más o menos fortuna, a partir de ahora hay un claro modelo a seguir y ejemplo de cómo usarlo con acierto: Super Mario 3D Land. Ya no solo es que ofrezca momentos visualmente fantásticos, en los que parece que un enemigo o una trampa van a salir de la pantalla, sino que la inteligencia con la que se ha usado es digna de alabar. A la hora de colocar la cámara, de situar los enemigos o monedas, ofreciendo saltos al vacío que consiguen un efecto de profundidad fantástico, y siempre al servicio de la jugabilidad, nunca en plan "mira lo que somos capaces de hacer con el 3D". De hecho a veces jugamos desde perspectivas muy sorprendentes para un Super Mario, y hay una fase en concreto que homenajea a una saga que se encuentra este año de celebración, que es totalmente impagable.
Además incluye una novedad para la consola, y que es posible muchos otros juegos la empiecen a incluir: la posibilidad de activar el efecto 3D hacia afuera o hacia adentro de la pantalla, o como le llama Nintendo, normal o acentuado. Esto se hace en tiempo real mientras jugamos pulsando arriba o abajo en la cruceta digital, y será del gusto de cada uno jugar de una manera o de otra. A nosotros por ejemplo nos gusta hacia adentro en las fases que juegan con la verticalidad, con largas caídas, y por lo general en el resto del juego nos gusta más hacia afuera, pero repetimos, es algo muy subjetivo. Para terminar con este tema comentar, que en casi todas las fases encontramos unos binóculos que nos permiten observar el escenario, haciendo zoom y pudiendo encontrar la meta, o un Toad que nos premia con vidas o medallas de estrella. Para mirar a nuestro alrededor, tenemos que mover la consola, y como pasa en todos los juegos, en un solo instante que no mantengamos la vista frente a la pantalla, pierdes el efecto 3D.
El control, la jugabilidad, es impecable. Teníamos ganas de poner a prueba con un Super Mario el pad analógico de Nintendo 3DS, y hay que decir que ha aprobado y con nota, controlándose sin ningún problema, siendo muy precioso y sensible. Como hemos dicho antes, será en los mundos especiales cuando el juego nos ponga a prueba, en versiones modificadas y un tanto alocadas de las fases que habíamos visitado antes, incluso con nuevos ítems, niveles contrarreloj, o con el pesado de Mario Oscuro molestándonos. Por ejemplo un nuevo traje Tanuki, que si presionamos el botón de agacharse en mitad de un salto nos transforma en piedra, o unas setas venenosas que salen por sorpresa al golpear algunos bloques, y que si recogemos por accidente nos encojen de tamaño, el proceso inverso a una seta normal.
La duración de las fases es corta, muy corta, y aunque puede parecer una crítica o el mencionar un defecto, queremos aclarar que no nos lo parece. Es un acierto que orienten el desarrollo y el ritmo a lo que implica un juego portátil, que tanto puedes estar jugando en tu casa varias horas, como en el metro o en un bus, en cortas y rápidas partidas de cinco o diez minutos. El problema no sería tanto la extensión de las fases, como su baja dificultad o su número. Con lo que entretiene y divierte, a poco que tengamos un buen rato para jugar, veremos cómo nos hemos acabo los ocho primeros mundos en un suspiro. Y completar el juego, hacer los mundos normales, los especiales, con todas las medallas de estrella, no nos parece ni complicado ni que nos suponga muchas horas, aunque sí muy divertido.
Luego algo ya mucho más subjetivo, y sobre lo que cada uno tendrá su opinión, es que tampoco nos parecen los niveles más inspirados que hemos disfrutado en un Super Mario. Puede que dos obras maestras como los Mario Galaxy hagan que tengamos el listón demasiado alto, y no sería justo compararle con estos, y sí con anteriores entregas de Super Mario en portátil. Pero en cualquier caso, nos deja una ligera sensación de que Nintendo lo puede hacer mejor, acostumbrados como nos tienen a la excelencia, y quizás les hayan podido las prisas por llegar a la campaña Navideña a tiempo, en un primero año en el que su nueva portátil está teniendo un catálogo no todo lo fuerte que se esperaba.
En cuanto al uso de otras de las funciones de la consola, como el StreetPass, poco podemos contar sobre cómo funciona, al no poder cruzarnos todavía con gente que tenga el juego. Solo sabemos que sirve para intercambiarse con otros jugadores cajas misteriosas, unas pequeñas salas en las que conseguimos monedas y en ocasiones medallas de estrella. También podremos intercambiar objetos con otros Mii, que luego aparecerán en las casas de Toad.
En cuanto al apartado técnico, los gráficos nos parecen redondos para un juego portátil. Claros, nítidos, coloridos, nos encantan, y el efecto 3D nunca afecta a su rendimiento. Es cierto que en el apartado artístico podían haber arriesgado un poco más, ser originales y no reciclar los mundos y enemigos de siempre –aunque hay algunos nuevos-, y el hecho de homenajear no debería servir de excusa para no introducir nuevas ideas, tanto jugables como visuales. Esto puede que tenga parte de la culpa de que nos parezca un Super Mario sin mucha personalidad o entidad propia, sin aportar cosas nuevas a la saga. Pero dejando a un lado esto, técnicamente posiblemente sea lo mejor que hemos visto hasta ahora en 3DS. La música y los efectos de sonido son totalmente apropiados, en consonancia con el tono desenfadado y simpático que transmite todo el juego, que hace que lo disfrutes con una sonrisa en la cara. Un tema principal muy pegadizo, recuperando también melodías clásicas, y quizás le falte algo de variedad, repitiéndose un poco la música
Un genial plataformas, aunque no excepcional
Puede que no sea el mejor Mario de los últimos años, pero como Super Mario portátil es una pasada, de las mejores apariciones del fontanero en este formato. A pesar de esto, nos deja una ligera sensación de que Nintendo lo puede hacer todavía mejor, una compañía que en sus sagas estrella consigue unos niveles de calidad estratosféricos, y que opinamos, en esta primera incursión de Mario en las 3D sin gafas no consigue llegar a esa calidad más que sobresaliente de otras producciones de la compañía nipona. Lo que no quita, que sea un excelente juego, y para nosotros, imprescindible para un usuario de 3DS.
Divertido, adictivo, te pondrás con él y querrás superar una fase tras otra sin parar, hasta que cuando te hayas querido dar cuenta te hayas ventilado medio juego. Bastante fácil y asequible para todo tipo de público, hemos tenido que esperar unos cuantos meses pero ya está aquí el primer gran título original para la consola, que todos querrán probar. Desde ya esperamos la próxima incursión del fontanero en la portátil, deseamos más compleja y elaborada, pero mientras tanto disfrutaremos de este, uno de esos títulos que sin duda ayudarán a que la consola comience a despegar.