Análisis de Cooking Mama 4 (Nintendo 3DS)
La cocinera más famosa de los videojuegos prueba suerte ahora en Nintendo 3DS tras nacer en su predecesora, Nintendo DS, y lo hace con Cooking Mama 4, un título continuista que complacerá a los aficionados más acérrimos de esta saga.
Por supuesto, volvemos a meternos entre fogones y debemos usar la pantalla táctil para cortar verduras, saltearlas, preparar unos filetes e incluso ponernos creativos y componer algunas estrambóticas recetas. Todo esto se hace, como en anteriores entregas, a través de algunos minijuegos secuenciados que nos permiten, tras todo el conjunto de actividades, completar y presentar el plato.
En esta ocasión se introducen algunos elementos de detección de movimientos, aprovechando los giroscopios y sensores incluidos en la consola, lo que viene a ser una de las novedades más destacadas de esta entrega.
La cifra de minijuegos que se ofrece en el título es aparentemente muy elevada, unos 200, pero en la práctica muchos son limitadas variaciones de una misma propuesta. Lo más interesante es la cantidad de recetas, muy elevada, que se incluyen, ya que consiguen mantenernos enganchados mientras realizamos los pequeños minijuegos, incluso cuando estos son muy repetitivos.
Hacer bien los minijuegos es tan importante como hacerlos a tiempo, que es el gran enemigo de todo el título. Tanto la torpeza como la lentitud pueden darnos grandes problemas a la hora de conseguir un plato exquisito y, de hecho, es probable obtener una bazofia achicharrada, medio cruda, o de sabor indescriptible (por totalmente incomestible… virtualmente, claro).
Nuestra actuación se verá evaluada con un sistema de estrellas muy sencillo, pero suficiente para incentivar al jugador a hacerlo cada vez mejor y lograr la puntuación especial de tres estrellas y recibir los incentivos especiales que se esconden en el progreso del juego. Para conseguir eso hay que tener cuidado en las tareas; por ejemplo, si vamos a amasar no solo hay que hacerlo bien, y en el tiempo marcado, sino que, además, debemos evitar que todo se manche con la harina.
En esas situaciones, sin embargo, es cuando se percibe algo de la tecnología de imagen 3D del juego, pobremente implementada. Es cierto que los gráficos son muy sencillos y mantienen el estilo desenfadado que ya se ha hecho seña de identidad de la saga, pero su aprovechamiento de la potencia de imagen tridimensional de la portátil es limitado. Esto es consecuencia en buena medida porque no hay una profundidad en el espacio de visionado de la pantalla superior, ya que el estilo visual es -justamente- muy bidimensional en su dibujado. No es, por tanto, un estilo visual capaz de aprovechar la imagen 3D, y eso repercute en el que sigue siendo uno de los puntos atractivos y exóticos de la consola.
Eso hace que cuando ensuciamos algo con harina, o huevo, por ejemplo, la pantalla superior quede "cubierta" con la suciedad y tengamos que limpiarla soplando al micrófono. Esto hace que, en resumidas cuentas, haya algunas formas de interacción que resultan interesantes, pero no muy refrescantes. Así vamos consiguiendo cada vez más recetas, ítems para cambiar la apariencia de Mama, e incluso ítems para nuestra cocina virtual. Así vamos obteniendo más mecanismos para realizar cada vez más recetas y conseguir también otras tantas.
No todo se limita a la cocina, pues también habrá que ayudar a Mama en otras tareas domésticas cotidianas, como limpiar el salón (que parece que suele estar brutalmente sucio). Mediante estas pequeñas tareas conseguimos algunos minijuegos más que nos distraen de la tendencia general de minijuegos en la cocina, lo que es bueno para mantener un buen ritmo de partida.
Con todo, lo más relevante en Cooking Mama 4 es la posibilidad de desbloquear y combinar platos libremente para conseguir las recetas más alocadas o deliciosas que se nos ocurran. Es un modo de juego destinado a promover la creatividad más que los minijuegos, si bien es cierto que no aporta ninguna mejora jugable ni nada interesante en la ejecución de su planteamiento con respecto a lo que es el modo de juego principal.
En el conjunto visual, el juego, como decíamos anteriormente, se mantiene fiel a su estilo artístico bidimensional, por lo que no puede aportar nada en el campo del efecto 3D. Ocasionalmente desbloqueamos animaciones en 3D, pero no son muy interesantes, ni muy espectaculares. La producción muestra, por tanto, un conformismo poco justificable que no ha perseguido en ningún momento sacarle el más mínimo provecho a las posibilidades visuales de la consola. La música sigue más o menos la misma línea: insulsa pero apropiada para el estilo de juego, ayuda a mantener el ritmo, superar los minijuegos mecánicos y seguir progresando sin que moleste, pero difícilmente encontraremos una composición memorable o que tarareemos al apagar la consola.
Conclusiones
No es que Cooking Mama 4 sea un tiro fallido, pero desde luego es una oportunidad perdida. Se ha optado por no introducir novedades destacables, no revisar el apartado visual para aprovechar el factor 3D de la consola y, en definitiva, no consigue generar un factor diferencial con respecto a las entregas de Nintendo DS, lo que es un síntoma de agotamiento total de la saga o, más bien, de desidia por parte del equipo creativo y de producción, lo que puede hacer que se acabe estrujando en exceso a la gallina de los huevos de oro que ha representado la serie en los últimos años. Gustará a los aficionados a la serie más apasionados y resultará interesante para quienes no la conozcan, pero para los demás tiene muy poco que ofrecer.