En este tiempo hemos escrito sobre la música de todo tipo de compañías y procedencias, pero todavía siguen quedando algunas viejas marcas en el tintero. De entre las que faltan hemos elegido una de las que fueron absolutamente clave en el mundo del PC en los años 90, uno de esos titanes de Occidente de los que todo el mundo oía hablar y había tenido al menos uno de los productos de su catálogo.
Nos referimos a MicroProse, la empresa estadounidense fundada por Sid Meier y Bill Stealey que se dio a conocer gracias a su variada oferta en juegos de estrategia y simulación principalmente, y que este mismo año daba la gran sorpresa de su regreso tras casi dos décadas desde su caída. En la columna VGM de esta semana hablaremos de los encargados de la música de esos títulos, una serie de nombres entre los que Jeffery L. Briggs, John Broomhall y Ken Lagace fueron los auténticos protagonistas.
El reinado de Sid Meier
El bagaje de MicroProse se iniciaba a principios de los 80 con juegos para la familia Atari de 8 bits, Commodore 64 y Apple II, principalmente, juegos sin ningún tipo de banda sonora. La etapa muda duró hasta al menos 1986, momento en el que se incorpora Ken Lagace, el primer compositor de la compañía. Gunship, Sid Meier’s Pirates! y Project Stealth Fighter fueron sus trabajos iniciales entre su entrada y el año siguiente, pensados todavía para Commodore 64 aunque con versiones en otros sistemas. Su música llegaría también en 1988 a títulos importantes como fueron Red Storm Rising —el simulador de submarinos— y F-19 Stealth Fighter, este último lanzado solo para MS-DOS.
En 1989 se uniría un nuevo compositor a la compañía, Jeff Briggs, que se estrenó con el juego de acción y estrategia Sword of the Samurai ese mismo año. Briggs pronto se haría un hueco en dos de los éxitos del momento, Silent Service II y Sid Meier’s Railroad Tycoon, ambos publicados en 1990. Sin embargo, el juego que lanzó su carrera y la fama de MicroProse fue Sid Meier’s Civilization en 1991. La gran importancia musical de Civilization llegó con el soporte al módulo Roland CM-500 —llevaba la etiqueta Supports IBM, Roland, Ad Lib, Sound Blaster and Tandy Sound—, primera tarjeta de sonido en soportar General MIDI en PC. La banda sonora incluía una pistas para cada una de las civilizaciones: Roma, Grecia, Egipto, Babilonia, Mongolia, China, Rusia, India o América, que utilizaba el tradicional Glory Hallelujah del «Himno de Batalla de la República», escrito por Julia Ward Howe. Lo curioso es que Jeff Briggs no solo hizo la música, sino que ayudó a Bruce Shelley y B.C. Milligan a escribir el guion del juego, un doble rol inusual.
Jeff Briggs trabajaría también en Gunship 2000, quedando Ken Lagace a cargo del sonido —que venía de componer en solitario la música de Knight of the Sky— junto a las nuevas incorporaciones de Jim McConkey y Scott Patterson, que harían labores de programación musical y sound design en diversos juegos. Lightspeed en 1990 y la secuela Hyperspeed en 1991 los involucró a todos de nuevo —junto a Allen Black— y Lagace quedó libre para componer F-117A Stealth Fighter de NES en 1992.
John Broomhall entró a la compañía en 1991 y empezó a componer en juegos de deportes como el título de golf David Leadbetter's Greens o Formula One Grand Prix (aka World Circuit) para PC. Jeff Briggs continuó en 1992 con títulos como Darklands, F-15 Strike Eagle III, The Ancient Art of War in the Skies, Task Force 1942 o la version para Macintosh de Command H.Q. y 1993 con Pirates! Gold. Aunque el mayor éxito de ese momento sería Sid Meier’s Colonization en 1994, que juntó a Briggs, Lagace y Roland J. Rizzo; mientras tanto Broomhall componía la fantástica banda sonora de jazz de Transport Tycoon, que se beneficiaba del soporte para el módulo Roland MT-32.
En 1994 es cuando llegaría UFO: Enemy Unknown, localizado un año más tarde en la versión europea de PlayStation como X-COM: Enemy Unknown, el juego que inició la saga X-COM y que más daría a conocer a John Broomhall. La música de este enorme clásico de la estrategia se encuentra entre las mejores de la compañía, y fue porteado a PlayStation poco después, donde se beneficiaba de un sonido mucho más logrado. En las composiciones destaca el buen uso de los sintetizadores y la percusión —a caballo entre el misterio y la épica—, son buenas pruebas de ello «Geoscape I», «Debriefing», «Battlescape I» y por supuesto la potente progresión de «Geoscape III». X-COM: Terror from the Deep le seguiría en 1995 —también con versión para PlayStation—, donde John Broomhall volvió a encargarse de la música, contando además con un veterano como Allister Brimble para el sonido. Ambas bandas sonoras se pueden conseguir comprando los juegos en GOG.
Civilization II fue lanzado en 1996 para hacer más grande el éxito de la licencia, y lo haría de nuevo con la unión de Jeff Briggs y Roland J. Rizzo, que compusieron otra de las mejores bandas sonoras de la historia de MicroProse. La calidad del General MIDI aumentó, dejando temas inolvidables como «Harvester of the Nile», «Mongol Horde», «Aristotle's Pupil», «Augustus Rises», «World of Jules Verne» o la melancólica «The Shining Path», además de piezas clásicas como la Oda a la Alegría. Tras terminar el desarrollo del juego, Jeff Briggs abandonaría la compañía para fundar Firaxis Games.
John Broomhall continuó con la música de X-COM: Apocalypse en 1997 y Ken Lagace hasta 1999. MicroProse siguió unos pocos años en activo hasta que en 2001 fue adquirida por Hasbro, que vendió más tarde las propiedades intelectuales a Infogrames; en 2003 las oficinas centrales echaban el cierre definitivo. Nada se ha sabido de la marca desde entonces, aunque sus licencias han seguido bastante activas. Firaxis Games, la compañía de Jeff Briggs, ha sido la responsable de continuar Civilization y X-COM, por lo que a pesar de no verle mucho más componiendo, sin duda quedó en buenas manos.