Corrían los noventa cuando de repente algo estaba a punto de cambiar en las oficinas de SEGA. Sonic significó el adiós de Alex Kidd como mascota de la compañía, pero el cartucho de la 16 bits de SEGA que asombró a medio mundo tiene detalles que muchos desconocen. Sonic the Hedgehog nació, en parte, gracias a la gran velocidad del procesador Motorola 68000 de Mega Drive, que con sus 7.61 megahertzios era capaz de mover los escenarios a una velocidad endiablada.
Su procesador era incluso más rápido que el de competidora nacida un par de años después, y es este pequeño detalle el que muchos dan como responsable de que Sonic fuera un erizo supersónico, en un plataformas con un ritmo más rápido frente al mítico Super Mario Bros., con un ritmo más pausado.
Muchos de estos puntos, antagonistas a Mario, hicieron del erizo azul más famoso del planeta un personaje arrogante, seguro de sí mismo y con una mirada desafiante, en la que muchos vieron algo diferente. Hasta aquí, como habréis podido comprobar, no hemos dicho nada nuevo que la mayoría no sepamos.
Hoy volvemos a recordar el primer Sonic, pero no el que ya recordamos hace unas semanas, si no las versiones de 8 bits que muchos no conocen, y que tienen una legión de fans. Incluso muchos las prefieren al portento gráfico y sonoro de Mega Drive, porque no siempre lo más puntero en materia gráfica y sonora tiene que ser lo mejor por decreto, incluso en el maravilloso mundo retro.
El frenazo de Sonic
Primero aclarar que el subtítulo no tiene nada que ver con que SEGA patinase con las versiones de 8 bits, al contrario, ya que se trataban de unos plataformas sobresalientes, sino que más bien tiene que ver con la principal diferencia con la versión de Mega Drive. Los procesadores de ambas consolas, casi idénticos en arquitectura, disponían de una velocidad muy diferente, y por ello el juego fue adaptado en su totalidad para las plataformas en las que se movía.
La versión de Master System y Game Gear gráficamente era un juego evidentemente más modesto, pero para tratarse de un título de 8 bits, Sonic The Hedgehog es un juego muy cuidado. Se notaba que Ancient Corp -bajo la supervisión de Yuji Naka y Yuzo Koshiro al teclado- recogía todas las ideas del erizo y las adaptaba de manera algo tímida al hardware sobre el que se movía.
Esto lo decimos porque Sonic, que en este caso no tenía la velocidad de su hermana mayor, y se centraba más en los saltos y la exploración, siendo un juego totalmente diferente al que todos conocemos en Mega Drive.
Sus gráficos recreaban la mayoría de las pantallas que se veían en la versión de Mega Drive, pero prescindiendo totalmente de planos de scroll, algo que demostraron en posteriores entregas de Sonic en 8 bits que sí se podía hacer, acentuando velocidad con respecto a esta primera entrega.
Buscando las esmeraldas del caos
Ambas versiones, las de Game Gear y Master System, son casi calcadas, con pequeños cambios como la localización de algunos ítems y un sprite para el protagonista algo diferente, puesto que la menor resolución en Game Gear hizo perder visibilidad en el scroll, mientras que disponía de un mayor colorido, gracias a las decenas de colores en pantalla que era capaz de poner en pantalla con respecto a Master System.
Las seis fases nos hacían recorrer unos escenarios bastante sencillos en cuanto a dificultad, puesto que hasta las mismas esmeraldas del caos no estaban ubicadas en las fases de bonus, y sí en los mismos escenarios, lo que daba lugar a un pequeño componente de exploración que se quedaba algo cojo, debido a la facilidad para encontrar estos preciados objetos.
El Dr. Robotnik nos esperaba al final de la tercera fase de cada mundo, pero tampoco nos ponía las cosas demasiado complicadas, ni tan siquiera en el último enfrentamiento. Esto hizo que muchos que encontraban el juego de Mega Drive inaccesible, disfrutasen con el cartucho de 8 bits, ya que completarlo con el final bueno no era un desafío tan grande.
La música es uno de los aciertos más recordados de Yuzo Koshiro, ya que los temas eran remezclas adaptadas a el chip sonoro de cada consola, dejando como colofón la melodía de la jungla, una de las pantallas exclusivas de estas versiones que no apareció en Mega Drive, con una melodía en la que muchos han homenajeado hasta la saciedad:
Estas melodías eran la guinda de un videojuego que muchos recuerdan como el primero que disfrutaron en Master System, junto al mítico Alex Kidd in Miracle World, que llegaron a ir juntos en un irresistible pack. Las consolas de 8 bits SEGA, a pesar de quedar muy lejos en cuanto a ventas respecto a NES y GameBoy, contaron con grandes juegos como este, que os animamos a que descubráis.