Corría el año 1994 y los videojuegos de uno contra uno llenaron los arcades hasta saturar el género. No cabe duda de que existieron épocas en las cuales un género destacaba por encima de otro, y con la llegada de Final Fight y Street Fighter II, se dieron las circunstancias necesarias para que muchas de las compañías ofreciesen su propio ‘yo contra el barrio o sus 1 vs 1.
Namco, padres de la saga Tekken, quisieron probar suerte un año antes de sacar el primer juego de la longeva saga de lucha en 3D. Pero lo hicieron justo en un año en el que muchos no veíamos más allá que los juegos de moda. Muy manido está el tema de los juegos que muchos nos perdimos, pero lo cierto es que no en todas las salas de juego disponían de estos muebles, y quizás por ello y no tanto por nosotros, que muchos dejamos de disfrutar de juegos que hoy, más de dos décadas después, miramos con otros ojos. Títulos como The Outfoxies han envejecido realmente bien, puesto que en aquella época muchos empezaron a recelar realmente pronto de los juegos en dos dimensiones.
Aquel boom que supusieron los mundos en 3D y todos los géneros conocidos pasando al lado de los polígonos y texturas, hacían que estos juegos en dos dimensiones -a pesar del trabajo que suponía crearlos- pareciesen viejos, de una época anterior a la que muchos ya miraban por encima del hombro, como si de algo con poco valor se tratase.
Pero como venimos diciendo, la fiebre por las tres dimensiones nos hace a muchos querer desconectar de vez en cuando con videojuegos de este tipo, que nos hacen sonrojarnos puesto que muchos de ellos guardan horas y horas de diversión, por eso hoy queremos hablar de The Outfoxies como el gran juego que fue.
Mata a tu enemigo de cualquier manera
Para hablar del juego de hoy necesitamos hacer un viaje retrospectivo, a los tiempos en los que disfrutábamos de consolas como Super Nintendo, y recordar las sensaciones al ver por primera vez aquel mítico Modo 7, con aquellas rotaciones en los escenarios o moviendo gigantescos sprites, que hacían que a Mario le saltase el bigote ante tales enemigos.
Y decimos esta consola, porque hasta tuvo que inventar el chip Super FX para recrear unas tres dimensiones que muchos jugones ya veían como el futuro de los videojuegos. The Outfoxies es un juego 1 vs 1 que gráficamente se esforzó por dotar a los escenarios y sus personajes de unos efectos dignos de la placa sobre la que se movía, la Namco NB-2.
Siete son los asesinos que podremos elegir, y quizás muchos empiecen por dudar de un elenco tan escueto, pero lo cierto es que la cantidad de acciones diferentes de todos ellos paliarán la escasez del número de personajes a controlar.
John Smith, Bernard White, El profesor Ching, los gemelos Danny y Deni, el mono Dweeb y las chicas Eve y Betty Doe, son el alocado plantel de personajes tan diferentes como bien elegidos. Todos ellos pueden recoger armas repartidas por el escenario para acabar con los enemigos, y muchos de ellos son inmunes a algunas de ellas, o las pueden esquivar con unos controles muy precisos y bien ajustados.
Los escenarios son los protagonistas reales del juego, ya que con un inteligente uso del zoom vemos cómo podemos recorrerlos con sus diferentes niveles de altura sin que la acción se resienta lo más mínimo. Al contrario, la velocidad del juego, unido a unos escenarios vivos -en los que siempre ocurren cosas- hacen de The Outfoxies de un juego atípico, que se salió de la tónica general impuesta casi por el reinado de Street Fighter II y resultó un videojuego muy disfrutable aun hoy día.
Muchos que lo jugaron en su día o más en la actualidad hablan de que es uno de los mejores multijugadores que han jugado, y quizás el único pero que se le puede poner es una jugabilidad realmente buena pero no perfecta, o unas melodías no del gusto de todos (algunos temas de jazz, por ejemplo). Lo que no hay duda es de la capacidad de divertir que tiene, de los buenos ratos que nos puede dar, con unas buenas risas entre amigos, y uno de esos juegos que siempre quieres volver a jugar, uno más de los grandes juegos que la Namco de los noventa nos dio.