Después del conocido divorcio entre Nintendo y Sony para crear una unidad de CD-ROM para Super Nintendo, la segunda compañía nipona decidió embarcarse en la industria de los videojuegos y lo hizo para cambiarla para siempre. Es difícil intentar hacerse una idea de qué habría pasado de salir adelante el acuerdo entre la empresa de PlayStation y el gigante de Kioto, pero también sería complicado pensar por dónde habría ido la industria sin el cambio que significó que Sony acercase los videojuegos a tanta gente como lo hizo.
Mientras Saturn se desenvolvía muy bien moviendo gráficos en 2D pero no tanto en 3D, y Nintendo 64 apostaba por los cartuchos desechando los CD, Sony fue fuerte en los puntos débiles de la competencia, unido a una buenas herramientas de programación que facilitaron el trabajo a los estudios desarrolladores.
Ya sabemos el resto de la historia, pero en el periplo de PlayStation hubo tantísimos juegos que muchos nos perdimos grandes títulos por no poder abarcarlos todos, pertenecientes a todos los géneros existentes, con un catálogo que llegó a ser abrumador.
En 1999 una PlayStation ya madura demostraba que la experiencia de los programadores era capaz de mostrar unos motores gráficos muy por encima de los primeros juegos de la consola, incluso algunos con buena resolución y multitud de efectos gráficos que deslumbraban en pleno cambio de siglo.
Con Bomberman en el alma
El juego de hoy, creado por CyberConnect2, más conocidos en los últimos años por los juegos de Naruto, recuerda y mucho al clásico Bomberman de Hudson, y en esencia su jugabilidad se basa en el clásico atemporal que han disfrutado generaciones enteras, pero llevándolo a un nuevo nivel en tres dimensiones. Se trata de un arcade de acción en el que la jugabilidad básica consiste en colocar bombas sobre nuestros enemigos, o situarlas en un lugar por el que pase alguno de ellos para limpiar la pantalla de estos.
La jugabilidad es clara y sencilla, y el grupo de Silent Bomber nos dejaba manejar a Jutah, una exterminadora de robots que debía adentrarse en una nave llena de androides que nos ponían las cosas difíciles a lo largo de 26 niveles. Se trataba de un juego hecho con mimo, no sólo por la gran duración del CD, sino también por su elaborada historia, de la que podíamos disfrutar en un perfecto castellano con textos y voces, que demostraban que Sony estaba logrando cambiar algo en la industria, una buena costumbre que ha llegado hasta nuestros días.
Las fases se estructuran como si de un "yo contra el barrio" se tratase, teniendo que despejar la legión de androides de los escenarios, hasta llegar a un desafiante jefe final. Con una curva de dificultad casi perfecta, los niveles se adaptan a todas las acciones y al arsenal disponible, siendo cada vez más divertido ya que en las fases más avanzadas somos capaces de anclar bombas a nuestros enemigos para que vuelen por los aires.
Los gráficos, como decíamos al principio, son notables, con un motor gráfico bastante sólido y con algunos alardes dignos de mención, como unas explosiones bastante creíbles y espectaculares, y un diseño de enemigos y escenarios bastante bueno. Todo acompañado de unos efectos de sonido contundentes, y unas melodías muy movidas.
Un juego realmente sobresaliente, con una gran historia detrás, contada con emoción y que llega a enganchar, tanto como su mecánica de juego, una acertada apuesta por hacer algo diferente y que a pesar de haber sido un superventas, es un título que os recomendamos. Sn pocos los juegos tan frescos y mimados como este, que vienen de una época en la que muchas compañías pudieron sumarse a aquella gran fiesta para los emprendedores y los valientes que se atrevían con algo diferente, aquella fiesta llamada PlayStation de la que hoy reconocemos lo que hizo: divertir con un catálogo tan enorme, como su propia leyenda.