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Crítica de The Flash - Un baño de CGI con un Ezra Miller capaz de salvar el show

DC Studios estrena su nueva película en cines el 16 de junio: The Flash. Ezra Miller protagoniza un relato dramático repleto de nostalgia. ¿Merece la pena?
Crítica de The Flash - Un baño de CGI con un Ezra Miller capaz de salvar el show
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Resulta un poco complicado enfrentarse a The Flash. Le pese a quien le pese, desde que Zack Snyder abandonó DC Studios el universo de largometrajes compuesto por Superman, Batman, Wonder Woman y compañía ha sido un verdadero caos, con intentos fallidos de crear una historia conectada a lo largo de diferentes películas para construir paulatinamente una línea temporal similar a la de Marvel Studios. En un panorama que cuesta definir, con Black Adam reintroduciendo de forma falsa a Henry Cavill en DC como Superman y con Shazam 2 tropezando en taquilla hasta el punto de haber pasado casi desapercibida, llega The Flash, el filme que tiene la responsabilidad de servir como moneda de cambio para dar paso al bloque de películas y series de James Gunn y Peter Safran.

Además de este desorden entre las diferentes ficciones que siguen llegando a manos de Warner Bros. a salas de cine, la cinta de Andy Muschietti debe lidiar también con el historial delictivo que Ezra Miller se labró hace unos meses, ganándose a pulso tener que pasar totalmente desapercibido durante la promoción del filme y de cualquier obra que vaya ligada a la compañía de David Zaslav. Bajo este contexto sumamente complejo, y que sin duda no ayuda en nada a que The Flash pueda convertirse en el éxito que busca ser, se presenta una historia vital para DC en la que se introduce el multiverso mediante el personaje de Barry Allen. The Flash no es ni mucho menos una de las mejores películas de superhéroes, pero ocurre lo mismo que con Avatar: El sentido del agua: no es el desastre descomunal que se espera desde el patio de butacas.

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The Flash refugia a Ezra Miller en una comedia estilo buddy movie con broches inmensos de nostalgia

Muschietti no busca esconder en ningún momento qué tipo de película quiere hacer con The Flash, porque es un calco de lo que James Gunn lleva haciendo años en Marvel: comedia a chorros (que a veces funciona y, otras veces, puede hacerse tediosa), efectos especiales tan bien como mal ejecutados (insistimos, como hicimos con Guardianes de la Galaxia 3, que ya no hay nada que separe el medio de los videojuegos de este tipo de productos en lo que atañe a apartados visuales) y una trama que permita ahondar en la dramática de los protagonistas a través aquellos hechos que les rasgan por dentro. Desde que el filme da su pistoletazo de salida con Ezra Miller en el centro de la acción, se puede respirar ese olor a Marvel que el director de It ha intentado colar en esta especie de Flashpoint.

The Flash
Ezra Miller interpreta a dos versiones de Barry Allen en el filme.

Todo ello ayuda a que la película, grosso modo, entre mejor porque no se está tomando en serio a sí misma, o no por lo menos a los niveles de Black Adam, por ejemplo. Muschietti y Christina Hodson, su guionista son conscientes de que el público ya está familiarizado con la mayoría de conceptos sobre el multiverso que se van a plantear, por lo que The Flash se permite volar un poco más libre centrándose en la muerte de la madre del protagonista (interpretada por una maravillosa Maribel Verdú) y en cómo eso le conduce por un camino que dialoga perfectamente con la evolución de Spider-Man a lo largo de su historia en tebeos y productos audiovisuales. El problema es que la obra sigue estando lastrada por un universo DC caótico que no termina de entenderse, y eso le hace un flaco favor a la finalidad del producto, porque realmente tampoco termina de cumplir el propósito que venían prometiendo James Gunn.

The Flash tiene demasiado elementos con los que interactuar: desde La Liga de la Justicia de Zack Snyder hasta el Batman de Tim Burton, pasando por introducir a la Supergirl de Sasha Calle y muchos otros que no vamos a comentar para evitar spoilers. Quiere ser resolutiva, nostálgica y a la vez ofrecer respuestas al público, pero se queda en tierra de nadie siendo aprendiz de todo y maestro de nada. La dirección de Muschietti no es la culpable de ello, porque el filme tiene secuencias que son puro cómic y que podría lucir increíblemente bien si se hubiera podido pulir el CGI un poquito más, simplemente no se puede sostener algo que hace aguas desde hace años. Escuchar la banda sonora de la Batman de Tim Burton con Keaton de nuevo en acción es desde luego emotivo, pero no es suficiente.

The Flash
Michael Keaton ha retomado su papel como Batman a pesar de haber renegado del género de superhéroes.

El excesivo CGI de The Flash dialoga con la industria del videojuego y es saturante

El barroquismo y la exageración con la que se han elaborado las secuencias de acción es abrumador. Si en Spider-Man: Cruzando el Multiverso mareaba en determinadas set pieces debido a la inmensa cantidad de trepamuros, guiños y estilos de animación, The Flash vendría a ser una especie de sobrecarga en la que cualquier cosa puede estar representada mediante CGI a favor de la espectacularidad resultando en una hipérbole superheroica. Eso no quita que haya escenas verdaderamente épicas, porque las hay, pero sí es cierto que llegados a un punto cuesta conectar con lo que Muschietti presenta debido a ese CGI barroco que no da un respiro. Y, casualmente, cuando lo da aparece un Ezra Miller más que correcto interpretando a dos versiones de sí mismo con gran acierto. Aunque es lógico que el actor no quiera ser visto ni en pintura por algunos directivos, el trabajo hecho aquí no tiene 'peros'.

Miller sabe encontrar el equilibrio entre drama y comedia aportando lo mejor de cada género dependiendo de la situación y, por supuesto, dependiendo de qué versión de sí mismo esté interpretando. Sasha Calle y Michael Keaton sirven como un buen equilibrio para ese dúo que en otra época bien podría haber interpretado Jim Carrey (al estilo de Yo, yo mismo e Irene). Pero lo mejor de todo es la química que tienen Miller y Ben Affleck en pantalla. Muschietti se toma su tiempo y muestra lo bien que conecta La Liga de la Justicia original, algo que hasta llega a doler teniendo en cuenta las circunstancias actuales y lo que nos espera en DC. En líneas generales, Ezra Miller salva los muebles, pero lo que envuelve a The Flash es tan poco sólido que no permite que el filme brille como debería.

The Flash
The Flash tiene combates trepidantes bañados por altas dosis de CGI.

Conclusiones

The Flash es un baño constante de CGI con escenas saturantes y un Ezra Miller que logra salvar parte del espectáculo por los pelos. Su nostalgia, aunque se agradece, no termina de hacerle ningún bien al proyecto en sí y su finalidad queda un tanto nublada por el sindiós que hay alrededor de DC Studios. Puede que con la nueva etapa de James Gunn y Peter Safran se aclare, pero The Flash se queda a medio camino. Tiene elementos disfrutables y una historia que no es lo peor del género, pero todavía queda mucho camino por recorrer. Eso sí, sí es cierto que el filme es de lo más disfrutable que ha publicado la compañía estos últimos años.

Xavi Mogrovejo
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