Este 21 de marzo se cumplen 20 años desde que Game Boy Advance llegara a las tiendas japonesas por primera vez para convertirse en una de las mejores consolas portátiles de la historia. Un auténtico maquinón que aguantó 9 añazos en el mercado antes de dejar de fabricarse y que nos deleitó con un catálogo de juegos abrumador, tanto por cantidad como por calidad. De hecho, estamos convencidos de que no somos los únicos que todavía seguimos dándole uso de vez en cuando para volver a disfrutar de muchas de las joyas que nos dejó mientras suspiramos a la espera de que Nintendo se decida a traer sus títulos a Switch de alguna manera. Por ello y para celebrar esta fecha tan especial, hoy en Vandal queremos dedicarle nuestro particular homenaje con este reportaje.
La consola
GBA fue una consola que destacó por muchísimas cosas, empezando por sus propias especificaciones técnicas, ya que traía consigo un procesador ARM de 32 bits, lo que supuso un avance gigantesco respecto al resto de portátiles de la época, especialmente si lo comparamos con Game Boy Color, su predecesora directa.
Si bien no estaba preparada para mover polígonos (aunque hubo algún que otro intento), la máquina era capaz de ofrecernos juegos con una paleta de colores muchísimo más amplia y variada, así como trabajar con títulos bastante más complejos y elaborados, permitiéndonos disfrutar de un pixel art y unos efectos que por aquel entonces nos parecían impensables para una plataforma que te podías llevar a la calle para jugar en cualquier parte.
Por supuesto, hace falta algo más que potencia para triunfar en este mercado y Nintendo también acertó de pleno con su elegante y comodísimo diseño horizontal que situaba la pantalla en el centro, la cruceta en el lado izquierdo y los botones principales en el derecho al mismo tiempo que incluía un gatillo en la parte superior de cada uno de los laterales (L y R). Se trataba de una consola que se adaptaba a las mil maravillas a las manos y cuyos componentes respondían a la perfección, lo que conseguía que jugar con ella fuese una experiencia muy cómoda y satisfactoria.
Además, tenía el tamaño perfecto para transportarla (144,5mm x 24,5mm x 82mm), no pesaba casi nada (140 gramos) y con tan solo un par de buenas pilas alcalinas podíamos disfrutar de una autonomía de hasta 15 horas, lo que dejaba claro que la compañía había pensado en todo para que, efectivamente, fuese una consola diseñada por y para el juego portátil, algo que la mayoría de sus competidores no parecieron terminar de entender.
La pantalla de 2,9 pulgadas también experimentó considerables mejoras respecto a la de Game Boy Color al incluir más píxeles y colores, aunque al no disponer de un sistema de iluminación hacía que fuese algo difícil de ver, sobre todo al intentar jugar al aire libre o a títulos con colores muy oscuros como Castlevania: Circle of the Moon, un problemilla que se acabaría solucionando en modelos posteriores.
Pero, sin duda, uno de sus principales puntos fuertes lo tuvimos en su total y completa retrocompatibilidad con Game Boy y Game Boy Color, lo que le aseguraba de salida un catálogo gigantesco y repleto de joyas que nos permitió jubilar nuestras antiguas portátiles para dar el salto a la nueva generación de Game Boy sin dejar atrás nuestra colección. De hecho, sus títulos clásicos se veían mejor que nunca y la propia consola nos permitía ampliar la imagen o mantener su formato original, además de añadir diversas paletas de colores para los juegos monocromos. Todo un lujo.
Por último, no queremos olvidarnos de señalar que con la llegada a posteriori de GameCube, Nintendo lanzó un curioso accesorio a modo de cable que nos permitía conectar ambas consolas, algo que usaron algunos juegos del cubo de una manera bastante llamativa, como Final Fantasy: Crystal Chronicles o The Legend of Zelda: Four Swords Adventures.
Modelos y revisiones
Como ya era tradición en las portátiles de Nintendo, la consola estuvo disponible en infinidad de colores y ediciones limitadas distintas, aunque lo más interesante de todo fue el hecho de que contó con nuevos modelos que cambiaron por completo su diseño e introdujeron nuevas características.
La primera revisión en llegar fue Game Boy Advance SP y lo hizo en 2003, proponiéndonos una consola en dos piezas. La superior tenía la pantalla, mientras que la inferior todos los botones que necesitábamos para jugar. Gracias a esto, podíamos cerrar la consola (como si fuese una Nintendo DS) y así dejar la pantalla bien protegida, además de reducir su tamaño para hacerla más cómoda de transportar.
En términos generales, SP es una consola mucho más ligera que el modelo original de GBA, y si bien perdió la entrada jack para auriculares y no era tan cómoda a la hora de jugar, ganó muchísimos puntos gracias a que incluyó un sistema de iluminación frontal para la pantalla. Gracias a esto, se veía muchísimo mejor, se redujeron los reflejos y podíamos usarla incluso a oscuras. Además, la necesidad de pilas se sustituyó por una batería recargable.
Sin embargo, la joya de la corona llegaría con la revisión de la propia SP, un modelo conocido como AGS-101 (el anterior es conocido como AGS-001). A efectos prácticos era lo mismo, pero su pantalla apostó por un sistema de retroiluminación que consiguió que se viera de manera espectacular, como si fuese un televisor LCD, una auténtica maravilla para la época. A día de hoy, este modelo sigue siendo uno de los más recomendables para disfrutar de los juegos de GBA e incluso de GB y GBC, motivo por el que es muy codiciado entre los coleccionistas y los jugadores amantes de lo retro.
Por último, en 2005 se lanzaría Game Boy Micro, probablemente una de las portátiles más bonitas y llamativas que se han hecho nunca. Como su propio nombre indica, se trata de una consola de una sola pieza con un tamaño ridículamente pequeño que cabía perfectamente en la palma de una mano y que podíamos usar hasta de llavero. Evidentemente, no era tan cómoda como el resto de modelos, pero se jugaba en ella mucho mejor de lo que podría parecer y la pantalla de 2 pulgadas contaba con retroiluminación. Además, se mantuvo la batería recargable y se recuperó la entrada jack para auriculares. ¿El problema? Perdió la retrocompatibilidad con Game Boy y Game Boy Color.
Los juegos
Pero si por algo recordamos a esta consola es, sin duda alguna, por su impresionante catálogo de juegos. A lo largo de toda su vida comercial llegó a recibir más de 1.000 títulos entre los que encontramos auténticos juegazos por los que no ha pasado ni un solo día. Son tantos y tan buenos que estamos convencidos de que en este repaso que vamos a hacer se nos van a quedar muchos en el tintero, así que os animamos a que en los comentarios nos digáis cuáles fueron vuestros favoritos.
Resulta difícil decidir por dónde empezar, pero ya que estamos en el año en el que The Legend of Zelda celebra su 35º aniversario vamos a nombrar a The Legend of Zelda: Minish Cap, una auténtica joya desarrollada por Capcom que hacía gala de un pixel art precioso, un diseño de mazmorras a la altura de la saga y un desarrollo tan variado y ameno que lo sitúan entre las mejores entregas portátiles de la saga. Además, no queremos olvidarnos de recordar que el icónico The Legend of Zelda: A Link to the Past tuvo también una conversión para la plataforma y que, de hecho, es la única que cuenta a día de hoy con traducción al español.
Continuando con las sagas de Nintendo, F-Zero fue una de las que se atrevió a protagonizar su catálogo de lanzamiento con F-Zero: Maximum Velocity, un fantástico arcade de carreras que recuperaba la esencia de la entrega original de SNES. Posteriormente, también se lanzarían dos secuelas: F-Zero: GP Legend y F-Zero Climax, aunque este último nunca llegó a comercializarse en Occidente.
Mario tampoco faltó a la fiesta portátil y si bien todos sus juegos de plataformas para la máquina resultaron ser conversiones de sus aventuras más célebres, nos dejó con uno de sus mejores y más divertidos JRPG gracias al lanzamiento de Mario & Luigi: Superstar Saga, así como con una entrega de Mario Kart (Super Circuit) a la que no se le podía poner pega alguna. Y ya que hablamos del fontanero, no nos podemos olvidar de su avariciosa contrapartida, Wario, quien nos deleitó con el sobresaliente Wario Land 4 (cómo echamos de menos esta saga...) y con WarioWare, una de las mayores locuras y genialidades de todo el catálogo de la consola. Y si sois más de Sonic que de Mario, seguro que disfrutasteis las tres entregas de Sonic Advance tanto como nosotros, especialmente su segunda y tercera parte, unos juegazos de plataformas 2D que quizá pasaron más desapercibidos de lo que deberían.
Los amantes de los metroidvanias también tuvimos nuestra ración de joyas con los lanzamientos de Metroid Fusion y Metroid: Zero Mission por parte de Nintendo, mientras que Konami se ocupó de maravillarnos con Castlevania: Circle of the Moon, Castlevania: Harmony of Dissonance y el espectacular e inolvidable Castlevania: Aria of Sorrow. Hablando de metroidvanias, ¿os imagináis un juego de Kirby de este tipo? Pues eso fue justo lo que tuvimos con el desafiante Kirby y el Laberinto de los Espejos.
Cambiando un poco de tercio, no se puede hablar de los juegos de GBA sin mencionar a Golden Sun y Golden Sun: La Edad Perdida, dos de los mejores JRPG de toda la historia de Nintendo. Un par de joyas ocultas que conforman una gigantesca historia y por las que a día de hoy muchos siguen suspirando (y con razón). De hecho, en esta portátil no faltaron grandes propuestas de rol y gracias a ella descubrimos por primera vez Fire Emblem en Occidente con los lanzamientos de Fire Emblem: The Blazing Blade y Fire Emblem: The Sacred Stones. No solo eso, sino que Intelligent Systems también se sacó de la manga Advance Wars, un juegazo de estrategia por turnos de los que ya no se hacen, mientras que Square Enix nos sorprendió con el encantador Final Fantasy Tactics Advance.
Otra maravilla de la portátil fue Mother 3, uno de los JRPG más originales y únicos que se han hecho nunca y que, por desgracia, nunca ha llegado a nuestro territorio de manera oficial, un "crimen" contra nuestro mercado que esperamos que algún día se repare. Evidentemente, tampoco faltaron grandes juegos de Pokémon, como Pokémon Rubí/Zafiro/Esmeralda o Pokémon Rojo Fuego y Verde Hoja (unos estupendos remakes de la primera generación). Y sí, hasta Pokémon Pinball: Rubí y Zafiro fue un juegazo.
En cambio, si hablamos de Capcom no podemos olvidarnos de la saga Mega Man Zero ni de la trilogía original de Ace Attorney: Phoenix Wright, aunque esta última a Occidente no llegaría hasta sus conversiones para Nintendo DS. Como dijimos antes, hay tantísimos juegos que es imposible listar todos los que nos gustaron, ya que hasta Dragon Ball tuvo varios títulos tremendamente disfrutables (Advance Adventure, Supersonic Warriors y Legacy of Goku 2 y 3). Es más, ¡hasta las Tortugas Ninja nos dejaron aquí su última gran aventura con TMNT!
A modo de curiosidad, estos fueron los 15 juegos más vendidos de GBA:
1. Pokémon Rubí y Pokémon Zafiro: 16,22 millones
2. Pokémon Rojo Fuego y Pokémon Verde Hoja: 12 millones
3. Pokémon Edición Esmeralda: 7,06 millones
4. Mario Kart: Super Circuit: 5,91 millones
5. Super Mario World: Super Mario Advance 2: 5,69 millones
6. Super Mario Advance: 5,57 millones
7. Super Mario Advance 4: Super Mario Bros 3: 5,43 millones
8. Namco Museum: 2,96 millones
9. Pac-Man Collection: 2,94 millones
10. Yoshi's Island: Super Mario Advance 3: 2,83 millones
11. The Legend of Zelda: A Link to the Past: 2,82 millones
12. Pokémon Mundo Misterioso: Equipo de Rescate Rojo: 2,36 millones
13. NES Classics Series: Super Mario Bros.: 2,27 millones
14. Wario Land 4: 2,2 millones
15. Mario & Luigi: Superstar Saga: 2,15 millones
Una portátil que nunca olvidaremos
Resumiendo, una genial portátil con un fantástico catálogo que esperamos que Nintendo acabe recuperando de un modo u otro en Nintendo Switch, tal y como ya hiciera en Wii U. Mientras tanto, os invitamos a que compartáis con nosotros vuestros mejores recuerdos con ella.