Lo que empezó como un experimento llamativo en Twitch se ha convertido en una peligrosa deriva del espectáculo digital. El creador de contenido conocido como IZIDORE ha vuelto a ser noticia tras llevar al extremo el formato de los livestreams con una propuesta que, esta vez, recuerda directamente a un inquietante episodio de la nueva temporada de Black Mirror.
Entre el show y la tortura: el límite difuso del streaming
Ya antes había llamado la atención por encerrarse durante horas en un armario como parte de una mecánica de donaciones que rozaba la tortura psicológica —una práctica que fue ampliamente criticada por su falta de ética—, pero su última hazaña ha ido aún más lejos.
En esta ocasión, IZIDORE se sometió en directo al método de tortura conocido como la "gota china", que consiste en dejar caer de forma constante gotas de agua fría sobre la frente, generando un agotamiento mental progresivo. Cada una de estas gotas, sin embargo, estaba condicionada a las donaciones de los espectadores: por 3 bits (4 céntimos de dólar), una gota; por 50 bits, 20 gotas rápidas; y por 100 bits, 20 gotas lentas.
Aunque pueda parecer una simple broma interactiva, los efectos prolongados de esta práctica pueden ser tanto físicos como psicológicos, tal y como advierten expertos en salud mental. El impacto acumulativo de esta "tortura interactiva" es considerable: si un espectador dona apenas un dólar (alrededor de 75 bits), puede provocar cerca de 25 gotas en poco tiempo.
La gota china, históricamente utilizada como método de tortura, no produce daño físico inmediato, pero sí genera un deterioro psicológico progresivo. Estudios y relatos históricos documentan que tras varias horas —entre 3 y 6, dependiendo del estado mental del individuo— pueden aparecer efectos como ansiedad intensa, alucinaciones auditivas, cefaleas, insomnio e incluso crisis de pánico, debido a la combinación de privación sensorial, incomodidad constante y estrés prolongado. Si se extiende durante más de un día sin pausas, el daño puede llegar a ser traumático y duradero, afectando incluso el sueño y la capacidad de concentración a largo plazo.
Streamer lets his chat Chinese water torture him for donations 😭 pic.twitter.com/maHrlYSUzo
— FearBuck (@FearedBuck) April 14, 2025
¿Espectáculo o experimento social?
Lo inquietante de esta performance es su paralelismo con la distopía planteada por Black Mirror, en la que los streamers se convierten en marionetas de una audiencia anónima que paga para verlos someterse a castigos físicos. En el primer capítulo de la nueva temporada de la serie, los usuarios controlan a creadores de contenido mediante una plataforma ficticia llamada Descerebrados, una sátira demasiado cercana a lo que está ocurriendo en plataformas como Twitch. Donde el espectáculo cada vez se construye más en torno a la humillación o la resistencia física.
Aunque IZIDORE no llegó a experimentar la tortura real en sus niveles más extremos, su propuesta abre una peligrosa puerta para que otros creadores busquen la viralidad mediante formatos igual o más agresivos. El modelo de monetización por interacción directa con el sufrimiento del streamer plantea preguntas éticas cada vez más urgentes. ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar por audiencia y dinero? ¿Dónde deberían trazar los límites las plataformas como Twitch?