España ya no es un país de niños. Al menos, no si comparamos cifras puras: hoy hay más perros registrados que menores de 14 años, un dato que no solo asombra, sino que define con nitidez un cambio cultural, afectivo y hasta demográfico. Según la Red Española de Identificación de Animales de Compañía (REIAC), uno de cada tres hogares cuenta con al menos un perro.
No es casualidad. Es sintomático. En un país que envejece, que vive solo, que se desplaza en metros cuadrados reducidos y afectos escasos, los perros no acompañan: completan.
Pero ¿qué perros están moldeando esta nueva España de patas y correas? Las cifras existen, sí, pero entender por qué unas razas triunfan más que otras es mirar de cerca quiénes somos ahora. No se trata solo de tamaño, pelo o temperamento, sino de cómo cada raza encaja en un país que ya no vive como antes.
Ni el Bichón Maltés ni el Golden Retriever: esta es la raza de perro más querida por los españoles
Durante años, el Pastor Alemán fue el epítome del perro español: noble, vigilante, leal. El compañero ideal para una familia tradicional, en una casa de campo o con patio. Su presencia era constante en series, en cuerpos de seguridad y en los recuerdos de quienes crecieron en los 80 y 90.

Hoy, ese cetro simbólico lo empuña el Labrador Retriever, el perro perfecto para el presente: amable, adaptable, paciente con niños, incansable en el parque. No solo reina en hogares, también en labores de terapia, asistencia y rescate. Es el perro del ahora.

Pero mientras las ciudades se estrechan y los hogares se encogen, el mapa canino ha virado hacia lo pequeño. En esta miniaturización del afecto han brillado tres razas urbanas: el Yorkshire Terrier, valiente y vivaracho; el Bichón Maltés, adorable y mullido como un peluche; y el omnipresente Chihuahua, diminuto pero de ego titánico, que ha pasado de bolso a icono digital. Son perros que caben en un estudio, en una rutina acelerada y en un corazón que no quiere sentirse solo.

Y luego está él, el fenómeno: el Bulldog Francés. Raro hace una década, hoy es imposible no verlo en terrazas, redes sociales y selfies con filtro. Su cara chata y su aire cómico han conquistado generaciones. Pero no todo es idilio: veterinarios alertan de sus problemas respiratorios, consecuencia de una cría centrada más en la estética que en la salud. De hecho, la Ley de Bienestar Animal de 2023 busca precisamente frenar estas prácticas con controles más estrictos.

Tampoco han desaparecido viejos conocidos como el Golden Retriever o el Cocker Spaniel, que siguen latiendo en el imaginario colectivo con su dulzura y conexión con la infancia. Y por encima de todos, silencioso pero omnipresente, el perro mestizo. Más del 70 % de los nuevos registros. Resistentes, imprevisibles, irrepetibles. Son la verdad sin filtros del mundo perruno: mezcla, historia y carácter.

Al final, cada perro en España es más que un animal. Es síntoma de un estilo de vida, de una necesidad emocional, de un país que busca compañía, afecto y rutina compartida. Los tiempos cambian y en España parece que las razas de perro son el epítome perfecto a este hecho.