Desde que 'Dragon Ball Daima' inició su recorrido en el audiovisual, 'Dragon Ball GT' volvió a ponerse de moda, y la cosa aun fue a más cuando Selecta Visión anunció el estreno de la serie en su plataforma streaming, atrayendo a propios y extraños a esta secuela atada a la obra de Akira Toriyama. Con hasta una nueva colección de Funko anunciada, nos aventuramos a abordar el mayor problema de la ficción de Osamu Kasai, y no tiene nada que ver con la historia o la animación.
El mayor problema de 'Dragon Ball GT' sigue siendo el mismo 30 años después: es la serie más inestable de la obra de Akira Toriyama
Estrenada originalmente en 1996 con la intención de continuar expandiendo 'Dragon Ball' más allá del final de 'Z' y la Saga de Majin Buu, esta aventura espacial tuvo como finalidad desde el principio ofrecer algo diferente a la audiencia. Toei Animation se quedó sin material de Toriyama para adaptar y eso llevó a la compañía a explorar otros rincones del inmenso universo de Son Goku y compañía, llevando al público a una serie de viajes planetarios en busca de las Bolas de Dragón, descubriendo nuevas razas y enemigos.

Aunque es cierto que 'Dragon Ball GT' posee mucha riqueza visual y unos libretos singulares que se alejan de lo que fueron las viñetas de Akira Toriyama -en lo que respecta a narrativa-, la ficción lastra un problema que sigue vigente aun a día de hoy y no se trata de su calidad de animación: la controversia principal del anime son sus irregulares sagas y los constantes cambios de tono y ritmo.
'Dragon Ball GT' es sin duda la serie con más altibajos de la franquicia. Dejando a un lado si es canon o no dentro de lo que es la historia de Toriyama, la obra de Aya Matsui y Atsushi Maekawa es realmente inestable, con arcos que van directos al grano con muy pocos episodios y otros que se extienden con una ingente cantidad de relleno que no hacen más que tornar la trama un tanto soporífera.
La Saga del Gran Viaje, por ejemplo, tiene un arranque muy atractivo y potente, planteando el objetivo final de la serie y marcando las bases. Sin embargo, se extiende a lo largo de 21 episodios como una montaña rusa, sin acabar de acertar en lo que quiere abarcar. La Saga de Super A-17, por otro lado, se antoja demasiado corta y se desperdician un sinfín de elementos, como el regreso de los villanos y la exploración del infierno.

Por supuesto, hay otras sagas más estables como la de Baby, que sin duda es la más querida de 'Dragon Ball GT' con momentos tan emotivos como el nacimiento del Super Saiyan 4 y la invasión de la Tierra. La Saga de los Dragones Oscuros, la última, supo cerrar bien el círculo y aun mantiene muy bien el tipo, pero volvemos a lo mismo de antes: se desaprovecharon personajes tan espectaculares como Gogeta en Super Saiyan 4, ni más ni menos.
'Dragon Ball GT', con todo, sigue siendo un anime muy rescatable gracias a su valentía por querer sacar a la obra de Akira Toriyama de su zona de confort, abrazando la ciencia ficción y creando nuevo contenido que jamás existió en papel. Cuenta, además, con una puesta en escena deslumbrante y un diseño de personajes fantástico, pero esa irregularidad hace que a veces se haga un poco cuesta arriba. Y sus cambios de tono tampoco ayudan.