Mark Zuckerberg lo tiene claro: el futuro de la computación no se parecerá al presente y ha trazado un ambicioso plan. En una reciente entrada de blog, y aprovechando la presentación de resultados del segundo trimestre de Meta, el CEO de la compañía aseguró que quienes no utilicen gafas con inteligencia artificial en los próximos años estarán en desventaja frente a quienes sí adopten esta tecnología.
Una afirmación contundente que deja entrever no solo una visión a largo plazo, sino también una hoja de ruta clara: Meta quiere liderar el salto hacia una nueva forma de relacionarnos con la información.
Mark Zuckerberg lanza una advertencia sobre el dispositivo que hay que comprar: 'Sin él, sufrirás una desventaja mental real'
Para el fundador de Facebook, las gafas inteligentes representan el próximo gran paso en la evolución de los dispositivos personales. No se trata solo de añadir funciones útiles, como cámaras o asistentes virtuales, sino de ofrecer una simbiosis entre el usuario y la IA. Según sus propias palabras, estas gafas permitirán a la inteligencia artificial “ver lo que tú ves, oír lo que tú oyes y hablar contigo”. En otras palabras, serán una extensión natural de nuestros sentidos, un filtro inteligente que cambiará para siempre cómo interpretamos el mundo.
Meta no solo fantasea con este futuro: está invirtiendo enormes cantidades de dinero en hacerlo realidad. Las Ray-Ban Meta, desarrolladas junto a EssilorLuxottica, ya están en el mercado, y permiten tomar fotos, grabar vídeos, escuchar música o interactuar con Meta AI de manera fluida. Estas gafas no han pasado desapercibidas: según datos de la propia compañía óptica, sus ventas se han triplicado respecto al año anterior.
El otro gran motor detrás de esta visión es Reality Labs, la división de Meta centrada en diseñar experiencias inmersivas. Desde 2020, este departamento acumula unas pérdidas de más de 70.000 millones de dólares, pero Zuckerberg insiste: es una inversión estratégica. No es una cuestión de rentabilidad inmediata, sino de posicionarse en lo que él considera el nuevo ecosistema tecnológico que marcará las próximas décadas.
Una de las claves de esta apuesta es la familiaridad. Mientras otros dispositivos portables como pines o colgantes siguen pareciendo accesorios experimentales, las gafas —según Zuckerberg— tienen una ventaja natural: mucha gente ya las lleva puestas. Eso facilita su integración en la vida cotidiana y reduce la fricción a la hora de introducir nuevas funciones tecnológicas. Además, su ubicación en el rostro es ideal para captar datos visuales y sonoros en tiempo real, algo que potencia su valor como plataforma de IA contextual.
Pero la ambición de Meta no se queda ahí. En su visión, estas gafas no solo transformarán la manera en que accedemos a la información: también serán la puerta de entrada al metaverso. “Serán la forma ideal de fusionar los mundos físico y digital”, explica el directivo, convencido de que este tipo de dispositivos servirán como interfaz principal en un universo donde lo real y lo virtual estén cada vez más entrelazados.
La advertencia final de Zuckerberg es clara y directa: “Creo que en el futuro, si no tienes gafas con IA (o alguna forma de interactuar con la IA), probablemente sufrirás una desventaja cognitiva bastante importante frente a otras personas”. No se trata solo de una predicción tecnológica: es una declaración de intenciones de una empresa que, pese a los números en rojo, sigue empeñada en reinventar el futuro antes de que llegue.















